¿Debemos alegrarnos por la reducción de las tarifas de telefonía?

La re-negociación del contrato con Telefónica llegó a su fin hace algunas semanas, con el resultado global de tener una reducción en las tarifas de telefonía fija. Esto, según la ministra Zavala, llevaría además a la ampliación de la red a más usuarios. El 24 de diciembre esto fue anunciado en la sección “Economía y Negocios” del diario El Comercio con el titular “De la reducción tarifaria a la expansión de la telefonía” y subtitulado “La competencia será nuevo factor que impulsará a extender el servicio”. ¿Realmente?

El mensaje parece ser claro: la reducción de las tarifas (vía negociación) llevaría a un aumento de la cobertura (es decir, Telefónica invertiría más) y de la competencia (es decir, Telmex tendría mayores incentivos para competir contra Telefónica y esto, a su vez, reduciría más las tarifas). Este “mensaje navideño” parece haber sido muy bien acogido por todos, ya que no se han hecho oír críticas a esta nueva “maniobra” del Gobierno, sino todo lo contrario.

Esto, sin duda, es extraño y preocupante para los que entendemos que el mensaje antes descrito es contradictorio y, por tanto, falaz. En efecto, es completamente contradictorio sostener que una reducción del precio va a incentivar la inversión. La ministra Zavala nos quiere hacer creer que Telefónica intentará “cubrir” sus pérdidas vendiendo más teléfonos, pero “el mundo”, fuera de lo que ella nos quiera hacer pensar, funciona así: ante una reducción de las ganancias lo que típicamente ocurrirá es una reducción de la inversión. Es decir, congruentemente con lo que nos dice la intuición: cuando alguien recibe menos recompensa por hacer algo, lo hace menos.

Esto, fuera de que, en la misma negociación, Telefónica se haya comprometido a realizar un determinado aumento de la inversión. Más bien, este hecho es congruente con nuestra predicción: si la “teoría” de la ministra fuese cierta no hubiese existido necesidad de establecerlo en el contrato, ya que Telefónica lo hubiese hecho espontáneamente. Por otro lado, así como Telefónica tendrá incentivos para invertir menos; Telmex tampoco invertirá en el mismo grado como lo hubiera hecho sin la reducción de tarifas, en un escenario donde la recompensa por la inversión se ha reducido. En otras palabras, la “medida” adoptada por el Gobierno reducirá la competencia, en lugar de aumentarla.

Precisamente la competencia, en lugar del intervensionismo velado (1), es lo que llevaría al establecimiento de las condiciones más beneficiosas para el usuario (aumento de la publicidad e información (2), competencia por precios, promociones, etcétera) y la expansión del servicio, tal como, por lo menos discursivamente, parecen entenderlo los mismos funcionarios del Gobierno.

Y todo lo anterior, que por sí mismo ya es bastante malo, sin considerar que empresas como Telefónica, que tienen gran poder económico e información tenderán a “autorregularse” en un escenario de intervencionismo estatal (probablemente, contradictoriamente a las predicciones de la ministra, generando escasez: es decir, contratando menos, y haciendo mercados negros) (3). Esto último nos lleva a predecir que, más allá del efecto de estancamiento del mercado y desincentivo a la competencia, tendremos que estar atentos a medidas autorregulatorias que tome Telefónica en el futuro (y que probablemente expliquen por qué han aceptado medidas tan poco convenientes en primero lugar).

Como reflexiones finales, y tratando de escapar un poco al caso concreto, tenemos las siguientes: este hecho ha demostrado la poca confianza que tiene el Gobierno y la sociedad en general en los mecanismos de competencia. Nosotros creemos que si se incentiva la competencia se generarán reducciones aún más amplias de los precios (auque este proceso tome un poco más de tiempo) y una real ampliación del mercado (tomemos como ejemplo el efecto de la competencia en el mercado de celulares).

Es paradójico, por tanto, que el Gobierno que fracasó al manejar su propia empresa de telefonía (¿se acuerda cuando los teléfonos costaban igual que un carro?) le pretenda dar ahora “lecciones” acerca de cómo ser competitivos a Telefónica.

Por otro lado, es una lástima que ninguna editorial ni artículo haya salido a dar una respuesta crítica a esta medida del Gobierno (salvo algún desinformado amigo diciendo que debieron adoptar la tarifa plana, que es mucho más cara, por cierto). Claro, y es que nada parece más impopular que criticar una reducción de precios que supuestamente “nos beneficia a todos” (es paradigmático que hasta el “pro mercado” Aldo Mariátegui haya titulado “Buena faena” su columna en el diario Correo el 23 de diciembre de 2006; y ni qué decir de Cecilia Blume alabando el poder de negociación del Gobierno en el mismo diario).

Ya para finalizar, sostenemos que, igual como ocurre con nuestra escasa fe en la democracia (el índice de popularidad de ex dictadores es una muestra de esto), nuestras “idas y vueltas” respecto a acoger posturas intervencionistas o populistas, sólo nos harán dar vueltas en un círculo vicioso que nos mantendrá asentados en la pobreza.

No negamos que la regulación sea necesaria en algunos casos, pero dicha regulación, al igual que todo en la vida, tiene un costo; y debemos estar dispuestos a pagarlo “conscientemente”, no dejarnos engañar por supuestos “almuerzos gratis”. En conclusión, y para responder la pregunta que le da título al presente artículo, no debemos alegrarnos, sino más bien entristecernos por la reducción de las tarifas de telefonía, tal como han sido conseguidas.


Oscar Súmar es bachiller en Derecho por la PUCP, ex director de THEMIS-Revista de Derecho (la revista de derecho más prestigiosa de Perú), adjunto de docencia del curso Sociología del Derecho en la PUCP y actualmente realizando prácticas en el Tribunal Constitucional.

(1) El economista David Tuesta lo ha puesto de manifiesto, refiriéndose también al caso de Telefónica, de manera brillante en un artículo publicado en El Comercio el 8 de octubre de 2006. “Intervención estatal y control de precios”. p. b3.

(2) Esto probablemente llevará también a una mayor equiparación entre las necesidades de los usuarios y los “planes” que ofrece Telefónica. La falta de correlación entre los planes ofrecidos y las necesidades ha sido puesta en manifiesto por El Comercio el 8 de octubre de 2006. p. b1.

(3) Esto ha sido resaltado por mí en otro artículo, publicado en Enfoque 53 (revista de actualidad jurídica). En este artículo se puede ver una comparación con el caso que involucró a Luz del Sur contra Electro Perú, en la que esta última empresa realizó una suerte de autorregulación, ante la escasez que generó un desbalance entre las tarifas reguladas y sus costos de producción.

Imagen tomada de: http://www.microcool.it

9 thoughts on “¿Debemos alegrarnos por la reducción de las tarifas de telefonía?

  1. Hola Oscar:

    Creo que tu artículo trae a la luz una perspectiva valida que ha sido dejada de lado por la mayoría de los medios de comunicación tras esta noticia. Sin embargo, me parece que también peca de ser sesgado al no reconocer los beneficios concretos que esta reducción de tarifas traerá a muchas familias peruanas. Además, considerando que Telefónica ha tenido un monopolio por muchos años, que le ha permitido hacer ganancias extraordinarias, ya es una corporación millonaria y no me atrevería a predecir que la consecuencia de esta reducción de tarifas se traducirá en una menor inversión.

    Por lo demás, felicitaciones por el artículo en Perú Político

    Saludos,

    Mariana

  2. Estoy de acuerdo con el articulo, y sobre que la reduccion de los precios es beneficiosa, en si no lo es ya que son unos soles lo reducido.

    El intervencionismo no es nada bueno, cuanto no se reducicira en un mercado de competencias telefonicas; el problema radica aca en el gobierno de fujimori, el mismo presidente tiene la culpa y como cualquier empresa, telefonica accedio a los beneficios , el problema no esta en telefonica esta en el mal contrato pactado, seria mucho mejor tratar de crear una libre competencia entre empresas que intervenir en una.

  3. Hola Oscar,

    Interesante perspectiva. La verdad es que yo también me había tragado el discurso mayoritario, pues una rebaja de tarifas siempre suena bien.

    Tus argumentos me parecen convincentes y dejan en claro que una intervención del Estado puede distorsionar los mecanismos económicos produciendo un resultado desfavorable desde una perspectiva más amplia.

    Me habría gustado escuchar bajo qué circunstancias la regulación estatal es necesaria. Pero supongo que eso ya es materia para otro artículo.

    Muchos saludos
    Evaristo

  4. Hola Oscar:

    Gracias por el interesante artículo con un enfoque distinto al discurso predominante. Tu argumentación creo que es válida. La regulación no siempre es beneficiosa y, en casos como este, parece más necesario que se promueva más la competencia, como dices en el artículo.

    Saludos
    Ignazio

  5. Hola, (espero disculpen que yo mismo comente el artículo, pero me parecen interesantes sus apreciaciones)

    respecto al comentario de Mariana: de hecho reconozco que hay un beneficio, eso es claro, pero no hay que perder de vista que es eso tan cierto como decir que si mañana el Gobierno establece que “la gasolina es gratis”, eso nos “beneficiaría” a todos. Claro que lo haría, pero en el largo plazo nos tendríamos que ir en bicicleta a chambear porque nadie produciría más gasolina. Por otro lado, es discutible que Telefónica haya tenido un monopolio. Gracias por tu comentario.

    Evaristo e Ignazio: gracias por sus comentarios también. Evaristo: yo estoy igual de interesado que tú en averiguar los casos en los que la regulación es eficiente. Te recomiendo un libro excelente de Stephen Breyer (Juez de la Corte Suprema de EE.UU.) titulado “Regulation and Its Reform” acerca de alternativas a la regulación, que estoy leyendo. Bueno, los casos donde habitualmente se ha dicho que es conveniente regular son cuando hay fallas de mercado (cuando falta información o hay monopolios, por ejemplo), pero Breyer pone de manifiesto que aun en estos casos no es tan claro que la regulación sea la solución eficiente (hay alternativas como los tributos, por ejemplo). Además, de algún modo, hice una generalización que puede ser confusa, ya que “regular” no es necesariamente fijar precios, sino que hay muchos grados de regulación (por ejemplo: fijar estándares de calidad). Es un tema amplio sin duda.

    Respondiendo a Richard, yo diría que la regulación (entendida en el sentido más “duro”, porque en realidad todo es “regulación” al fin y al cabo) efectivamente es pocas veces una buena alternativa, pero se tiene que ver caso por caso. Las soluciones automáticas o “dogmáticas” son habitualmente equivocadas. Gracias.

    Pd: tomen en cuenta que dentro de unos años nadie va a usar teléfonos fijos… jajaja…. le dicen Skype… así que esta discusión tiene menos importancia por Telefónica que por delimitar que queremos ser “como país”.

  6. Hola Oscar:
    Me parecio muy interesante tu articulo y comparto tu visión, aunque creo que sí se puede llegar a dar un escenario donde a largo plazo se beneficie realmente la gente.

    Evidentemente, Telefonica no va a estar interesado en invertir más como lo señala la Minsitra Zavala, sin embargo, tengo una teoría que creo podría demostrar un beneficio. Telefonica no va a invertir más y aun así va a seguir siendo rentable, si no, se retiraría del mercado. Ahora, al no invertir, otra empresa podría interesarse y cubrir esa parte del mercado descuidada por Telefonica, creando una pequeña competencia que se podría agrandar y ahí si llevar a, talvez no una reducción de precios, pero sí a un mejor servicio, beneficiando a los Peruanos.

  7. La reducción de las tarifas de telefonía fija como medida destinada tanto al incremento de la inversión en este sector de la industria de telecomunicaciones por parte de la empresa que ostenta el monopolio en él, así como a incentivar la entrada de competidores que le hagan frente, todo esto en beneficio de los consumidores, carece de todo sentido. En primer lugar, los costos de fijos de instalación de las redes son muy elevados, de ahí la característica de monopolio inherente a esta industria. Es imposible que un potencial competidor se decida a entrar a este mercado si las tarifas son lo sufiecientemente bajas como para no asegurar un determinado nivel de beneficio “contable”. Es más, en una indsutria de este tipo, justamente la empresa monópolica recurre a la redución de tarifas para desalentar la entrada a ella y la consecuente competencia que se daría. Es decir, es el propio Gobierno el que le está haciendo el juego a Telefónica al sacar a flote un acuerdo de este tipo. Ahora bien, muchos se preguntarán, porque una reducción de tarifas no perjudicaría a la empresa monopólica en cuestión y sí a los potenciales competidores. Pues simplemente porque Telefónica, para poder entrar a este mercado no tuvo que tender ninguna red ni nada por el estilo. Simplemente adquirió toda la tecnología en un proceso de de privatización. Y es esta la única manera de que el sector privado ingrese a este tipo de industria. Resulta por demás gracioso que personajes como Aldo Mariátegui y Cecilia Blume alaben un acuerdo de este tipo. Y ni que decir de la ministra Zavala.

    Esto no significa que no deba haber regulación en este tipo de industria. Al contrario, justamente su naturaleza monopólica es lo que hace necesario la presencia de un organismo regualdor. Pero es inverosímil pensar que va a entrar una o más empresas a competir en el sector, tendiendo ellas mismas sus propias redes. Eso es imposible . La única manera de entrar a competir a este sector es que la empresa monópolica le ceda el uso de sus redes a los potenciales competidores y solo la presencia de un ente regulador “puede” incentivar un escenario como éste. ¿Cómo? El OSIPTEL tiene la palabra.

Comments are closed.