México, espejo de Latinoamérica

Más de 71 millones de mexicanos se disponen hoy a elegir un nuevo presidente. Los favoritos son el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y el oficialista Felipe Calderón. Hoy en el centro de la atención pública, México es uno de los casos paradigmáticos de clientelismo político y favoritismo en Latinoamérica.

Hace seis años, Vicente Fox, el candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), logró una hazaña de dimensiones mayúsculas. Destronó del poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que llevaba 71 años aferrado obstinadamente al poder. Fox (como parte de la rutina que acompaña a toda candidatura presidencial) prometió en ese entonces un gran cambio, que estaría sustentado en un crecimiento anual del 7% y un millón de empleos.

Seis años después, los grandes problemas que aquejan a la sociedad mexicana continúan irresueltos. Durante el mandato de Fox la economía no ha despegado, el crecimiento anual se ha mantenido alrededor del 3%. Y peor aún, no se ha abordado el tema de la desigualdad de los ingresos. Latinoamérica es la región más desigual del mundo y México está a la vanguardia en desigualdad en América Latina. El coeficiente de Gini, cálculo que se utiliza para medir la disparidad, arroja en el caso mexicano 0,546*, solamente superado en América Latina por Brasil, Paraguay, Colombia y Chile (CEPAL 2005).

Durante su gestión, Fox tampoco ha emprendido algunas reformas necesarias. Así lo señala Joaquín Estefeanía en la edición del diario El País de Madrid de hoy. Según Estefanía, habían al menos dos reformas indispensables que el gobierno no supo realizar: la tributaria (la presión tributaria se sitúa solamente alrededor del 10% del Producto Bruto Interno (PBI)) y la energética (pese a ser el sétimo productor mundial de crudo bruto, la empresa estatal de energía PEMEX es sumamente ineficiente).

Sin embargo, la gestión de gobierno panista arroja resultados deficitarios también en otras áreas. La inseguridad ciudadana ha aumentado considerablemente en los últimos años. En Nuevo Laredo, localidad fronteriza con Estados Unidos, las mafias del narcotráfico se han apoderado de las calles. En 2004 se contabilizaron 63 homicidios, un año después, 183 y en los primeros cinco meses del 2006 la policía ha registrado 111 muertes.

El reto de la modernidad

La sociedad mexicana parece debatirse entre la modernidad y la tradición, tal como sucede en otros países de la región con una fuerte población indígena y mestiza.

Cada año, miles de mexicanos cruzan la frontera para entrar en la primera potencia del mundo y acceder a beneficios económicos en los Estados Unidos. Las remesas que envían los mexicanos radicados en el poderoso vecino del norte constituyen la segunda fuente de ingresos del país, después de la renta percibida por las exportaciones de petróleo. Pero mientras esos miles de mexicanos se forjan un futuro más o menos digno en Norteamérica, millones de compatriotas suyos permanecen postergados, lidiando con estructuras obsoletas.

Entre esas estructuras obsoletas, destaca la pobreza de un sistema educativo que no ha sabido contrarestar valores tan primitivos como el machismo. En México, como en casi todos los países latinoamericanos, el machismo es una de las mayores lacras sociales. La violencia contra las mujeres arroja estadísticas para el espanto. Desde 1993 hasta la fecha han sido asesinadas más de 400 mujeres en Ciudad Juárez, la mayoría provincianas que llegaron a esa localidad con la intención de cruzar la frontera. En el 2005, sólo en Cancún murieron 73 mujeres víctimas de violencia doméstica (ver El País Semanal 02/07/06).

En un país que intenta consolidar su democracia luego de más de 70 años de autocracia monopartidista, cualquier observador externo no puede evitar cuestionarse si es que en una sociedad tan compleja, en la que prácticas tan atroces pasan más o menos inadvertidas, se puede desarrollar un marco de consensos mínimos. Este cuestionamiento es igualmente válido para casi toda Latinoamérica y, en especial, para los países andinos.

La tendencia a analizar la consolidación de la democracia considerando solamente el funcionamiento de las instituciones formales puede conducirnos a obviar aspectos sociales importantes. El de la violencia misógina es sólo un ejemplo de prácticas informales violentas que se desarrollan paralelamente al funcionamiento de las instituciones de la democracia formal y que, obviamente, se contradicen con ésta última. En la misma línea se encuentran vicios como el clientelismo, el nepotismo o, en general, cualquier forma de favoritismo. En México, ese andamiaje fue construído finamente por el PRI durante 70 años. En otros países de la región, fueron las élites oligarcas en combinación con los militares las encargadas de impulsar los sistemas de repartición de favores.

Entonces, el gran reto del próximo gobernante mexicano será el de hacer una verdadera revolución educativa. Ese será el reto de López Obrador o de Felipe Calderón, pero también es el de Alan García en el Perú y será el del sandinista Ortega en Nicaragua si es que, como parece, gana este año las elecciones. Para que la democracia funcione, la sociedad debe reconocerla formalmente como sistema legal de regulación del poder político. Pero, sobre todo, deben asumirla como una forma de relacionarse con los demás ciudadanos en la que cada uno de ellos sea respetado por sus iguales.

Cuando tomemos conciencia de que estas prácticas injustas son las que rigen la vida de la mayoría de los habitantes de esta región es que entenderemos por qué la presión tributaria mexicana es solamente de 10%, por qué la PEMEX es tan ineficiente y por qué la desigualdad económica azota con tanta potencia a los Estados latinoamericanos. Y también entenderemos por qué, a la larga o a la corta, las democracias formales acaban sucumbiendo ante los políticos populistas como Chávez, encargados ellos de cerrar el círculo vicioso.

Ignazio De Ferrari

* En el coeficiente de Gini, cero representa igualdad total y uno desigualdad extrema.

One thought on “México, espejo de Latinoamérica

  1. Ups. Creí que era un blog sobre Perú y su realidad política. México es una de las principales economías de Latinoamérica junto con Argentina y Brasil y Chile, además es uno los líderes culturales de nuestra América. ¿No debería ser este un espacio para el análisis de la realidad política de nuestro Perú? ¿Ganamos algo con reconocer los problemas que otros países en mejor situación que la nuestra tienen? ¿Nos acompleja ser pequeños y necesitamos denigrar a otros países que sentimos mas grandes? ¿No debería servir este foro para la mejora de nuestro amado Perú? Perú, un país con un rico pasado cultural, del que debemos aprender para ser mejores. Perú merece un rico destino como lo fué su pasado. Dejemos de lado las críticas y hagámosle lugar a las comparaciones que nos permitan ver nuestra realidad para poder alcanzar la gloria que merece nuestro Perú.
    Viva Perú.

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