Derechos humanos y sociedad

La reciente propuesta de conceder una amnistía a militares involucrados en violaciones de derechos humanos ha vuelto a poner el tema sobre el tapete: Mientras no pocos líderes políticos se mostraron a favor del borrón y cuenta nueva, otros abogaron por la validez incondicional de los derechos humanos. Para llegar a una conclusión propia debemos hacernos algunas preguntas básicas: ¿Qué nivel de importancia tienen los derechos humanos para nuestra sociedad? ¿Podemos permitir violaciones de derechos humanos por el bien del país?

El rasgo más distinctivo de los derechos humanos es su universalidad. Normalmente, los derechos tienen una circunscripción claramente definida y su validez depende de su concretización por un órgano autorizado. Así, el derecho a votar tiene su vigencia en la Constitución de 1993 (capítulo III) y vale solo para ciudadanos peruanos mayores de 18 años que no estén purgando penas privativas de libertad.

Los derechos humanos, en cambio, sobrepasan estas barreras, pues se trata de derechos correspondientes al hombre en su simple condición de hombre. Por tratarse de un derecho fundamental, algunos lo consideran un derecho natural. Los escritos sobre el derecho natural se remontan hasta los antiguos griegos, pero yo quiero concentrarme en un autor de la temprana edad moderna: el filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679).

Para entender a Hobbes es muy importante distinguir entre el derecho natural (ius naturale) y la ley de la naturaleza (lex naturalis). El derecho natural tiene su validez en el estado natural que se caracteriza por la ausencia total de cualquier orden. Como no hay reglas establecidas, el derecho natural es un derecho a todo en función de la principal meta del ser humano: asegurar su sobrevivencia (Leviatán, capítulo 14). Matar a otra persona no es delito dentro del estado natural dado que no hay ninguna regla que lo prohíba. Es más, ante la falta de reglas el acto de matar puede ser justificado como necesario para sobrevivir, pues nada impide que el otro haga lo mismo con uno.

Hobbes creía que el estado natural existía en algunas tribus indígenas de norteamérica (cap. 13). Sin embargo, resulta difícil imaginar a una comunidad que no se rija por un mínimo de reglas comúnmente aceptadas. Conviene, pues, concebir el estado natural como un experimento que nos ayuda a entender los elementos constitutivos de una sociedad. Para encontrarlos, debemos preguntarnos cuáles son las reglas fundamentales para toda sociedad – reglas sin las cuales una sociedad justa no es posible.

Es a estas alturas que Hobbes nos presenta la ley de la naturaleza. Hastiado por la guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes), por la soledad y la falta de cooperación, plagado por el temor constante a la muerte violenta, el hombre empieza a pensar en cómo acabar con el estado natural. La conclusión es simple y a la vez trascendental: Cada uno ha de buscar la paz mientras tenga esperanza de conseguirla (cap. 14). Ésa es la ley de la naturaleza. Tomándola como base, Hobbes deriva 18 leyes adicionales, todas medidas para facilitar la paz. Entre ellas, está la obligación de cumplir acuerdos (pacta sunt servanda), la de evitar malas actitudes como lo son la arrogancia y la venganza desmedida y también está el precepto de que el juez no puede ser parte (caps. 14-15).

El hombre tiene la elección entre guerra y paz, entre estado natural y ciudadanía, entre guerra de todos contra todos y cooperación, entre arbitrariedad y reglas iguales para todos. Viendo el asunto desde afuera, con objetividad, está claro qué alternativa es la deseable, está claro que el ser humano vive mejor en comunidad que en confrontación perpetua. Pero Hobbes no confiaba demasiado en la capacidad de razonar de los hombres. Según él, somos demasiado proclives a nuestras pasiones como para estar obedeciendo los dictados de nuestra razón (cap. 17, 14). Otros han planteado que lo más conveniente para uno mismo es defraudar al otro y que, por ello, los hombres siempre van a procurar que todos busquen la paz menos uno mismo (Höffe 2002³, 413). Sea como sea, la solución que Hobbes avizora es el Leviatán, el Estado.

Hobbes concibe al Leviatán como un monarca o una asamblea con poderes absolutos (cap. 17), pero ésto no ha de preocuparnos aquí. Para nuestros propósitos resulta más interesante que Hobbes plantee al Estado como resultado de un contrato: Todos los ciudadanos, interesados en la paz, buscan una instancia que dicte las reglas necesarias y se encargue de velar por su cumplimiento. Para este objetivo, contratan al Estado (cap. 17). El Estado es autoridad – explica Hobbes – en tanto que los autores (cada uno de los ciudadanos) han autorizado al Estado a ejercerla (cap. 16). Vemos, pues, que la razón de ser del Estado está subordinada a la voluntad de los ciudadanos.

Volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿Qué importancia tienen los derechos humanos para nuestra sociedad? Hobbes mismo no habla de “derechos humanos”, pero ahora está claro que la ley de la naturaleza y sus derivados son universales: Fijan las condiciones de una sociedad justa, y su validez persiste aun sin la incorporación de un Estado. Al mismo tiempo, solo una sociedad y un Estado respetuosos de los derechos humanos tienen autoridad legítima, pues solo ellos toman en serio los intereses más importantes de cada uno de sus ciudadanos (integridad y desarrollo físico y mental).

Regresando al contexto peruano: Hay una interpretación según la cual los derechos humanos son un estorbo impuesto por cortes internacionales o por ONGs en contra de los intereses peruanos. En 1999, el entonces presidente Alberto Fujimori rechazó el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que establecía que las sentencias dictadas por jueces militares contra acusados de terrorismo violaban la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Pero los derechos humanos solo se interponen a los intereses de Estado cuando éste no se define en función a los intereses de todos sus ciudadanos. Aquel que sostiene que para alcanzar la paz es necesario matar a inocentes o sentenciar a acusados sin darles derecho a defensa está implicando que el bienestar de una sociedad en conjunto está por encima del bienestar de sus ciudadanos. Según esta perspectiva, sería legitimo cometer injusticias contra individuos si con ello beneficiamos al colectivo.

Este tipo de argumentación solo tiene sentido si suponemos que algunos tienen más derechos que otros. El hecho de que el 75 % de las víctimas durante la época del terrorismo tuvieron quechua u otros idiomas nativos como lenguas maternas (Conclusiones del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación) y que, en su momento, el destino de aquellas víctimas apenas fue noticia en los medios de comunicación indica que, efectivamente, una parte significativa de la sociedad no está dispuesta a reconocer los derechos de todos por igual. La reciente propuesta de amnistía apunta hacia la misma dirección, pues implica que un militar acusado ante la justicia tiene privilegios frente a un acusado común y corriente.

Si, en cambio, concebimos al Perú como un proyecto común, capaz de abarcar las múltiples identidades y costumbres bajo un común denominador, entonces solo queda el camino de los derechos humanos. Derechos que, por su universalidad, corresponden a los intereses básicos de todos y cada uno. Ahí radica el verdadero reto y el fundamento de una sociedad civil.

Por Evaristo Pentierra

Haga click acá para acceder a la versión en inglés de este artículo.

    Bibliografía

– Thomas Hobbes: Leviathan. Edición de J.C.A. Gaskin. Oxford University Press 1996.
– Otfried Höffe: Politische Gerechtigkeit: Grundlegung einer kritischen Philosophie von Recht und Staat. Suhrkamp, Francfort 2002³.
Traducción parcial al español: Justicia Política. Paidós, Barcelona 2003.

Ver también en Perú Político:

La amnistía que condena

9 thoughts on “Derechos humanos y sociedad

  1. Saludos

    Un poco al hilo de esto, en clase comentábamos (hace un tiempillo) cómo desde los “medios” (tanto de comunicación como ciertas corrientes políticas) se intentaba conseguir el “olvido” (ejemplos claros son la trancisión Española, cómo se hizo en un primer momento la chilena y lo que pasa ahora en Argentina; o el referendo de Uruguay en este sentido), borrón y cuenta nueva y que el pasado se quede ahí, y todo orgulloso solté que en Perú estábamos persiguiendo a los militares y demás culpables, para que sean juzgados, que habíamos entendido que no hay conciliación si hay olvido, que no hay reparación si no se piden las responsabilidades…

    Y luego esa propuesta. ¡Vergüenza! No hemos aprendido nada. Bueno, no HAN aprendido nada.

    Me ha gustado mucho el último párrafo ;).

    Hasta Luego.

  2. Esto es un tema relativamente sensillo y se puede resumir de la siguiente manera; “El derecho del individuo termina donde se empieza a atentar encontra de los derechos de la mayoría” Lo que es intolerable es que exsistan personajes y organizaciones con ajendas politicas encubiertas que abogen por los derechos de los deliquentes con más pasión y determinación que los que sufren diariamente en silencio soportando mil injusticias sin hacerle nigún daño a nadie. Creo que esta muy claro a quien me estoy referiendo, a la “izquierda caviar” y sus ONG’s, que no son nada más que organizaciones financiadas por las grades potencias extranjeras como vehículos para la recopilación de información clasificada de las actividades más sensibles del estado Peruano. Através de estos grupos logran dos propósitos, uno; controlar los resultados de las contiendas electorales para favorecer a su candidato de elección, dos; através de este proceso manipular al estado Peruano restandole autonomía sobre sus derechos funcionales mediante infiltrados a sueldo, encajando al Estado en un ciclo repetitivo cuya constancia le permite una libre explotación a largo plazo que toma ventaja de las profundas divisiones políticas en el País que empiden su desarollo y lo hacen suceptible a ser explotado. Esta es una de las razones por la cual yo pienso que estas organizaciones insisten en protejer a los delincuentes y terroristas porque al lograr su liberación y en algunos casos su protección aseguran que esta gente siga actuando impunemente encontra del desarollo sostenido del país, pero cuando esta gente comienza a actuar en contra de los intereses de los que los financian. Es bajo estas circumstancias que las cosas cambian y son eliminados o capturados.

  3. Gracias por los comentarios.

    Señor Huamán: No comparto su opinión según la cual el derecho del individuo debe ceder a favor de los intereses de una mayoría. Esto atenta contra el principio de igualdad y, por lo tanto, me parece abiertamente injusto. Por otro lado, tampoco creo que las ONGs sean “espías del imperio” aunque sí creo que sería buena materia para una película.

    Atentamente
    Evaristo Pentierra

  4. Señor Pentierra,

    Agradezco la oportunidad que nos da este medio para dialogar e intercambiar ideas y pesamientos, es muy rescatable. También quisiera agregar que quisas tengas razón con respecto a los comentarios que hice acerca de las ONG’s ya que no tengo ninguna evidencia fulminante para respaldar esas acusaciones, son mis intuiciones y nada más, pero me gustaría que tengas en cuenta que la realidad es a veces más extraña que la fición es por eso que hay que dejar que la historía sea la que tenga palabra final en este asunto, a y otra cosa la CIA es solo un organismo que se encarga de recopilar información y nada más, poco o nada tiene que ver con Hollywood. Antes de despedirme me gustaría hacerte una pregunta, pero solo para que la utilizes como un argumento de reflexción, no teines que contestarla si no deseas; Como piensas administrar justicia contra aquellos que agreden y hacen daño a los miembros de una sociedad si abogas más por los derechos individuales de aquellos que delinquen? Como vas a poder superar este obstáculo ideológico sin caer en una profunda contradición que paraliza eternamente la administración de toda clase de justicia, mientras tanto la sed de justicia por parte de una sociedad que sufre las indolencias de un sistema jurídico apático explota y lo que una vez fue orden da lugar al caos. Ahora porfavor no mal interpretes lo que estoy diciendo, el individuo siendo acusado tiene derecho a un juicio justo, rapido y de ser debidamente representado haciendo uso de todas las armas legales a su disposición, pero una vez que haya sido encontrado culpable tiene que abstenerse a las consequencias que dictamina la ley sin lugar a reclamos por sus derechos individuales, porque si no ya no sería un castigo, todo el mundo haría lo que le diera la gana y la sociedad entraría en un estado de descomposición y anarquía.

    Attentamente Jorge

  5. Estimado señor Huamán:

    muchas gracias por su respuesta a mi comentario. Con respecto a las ONGs solamente quisiera rescatar que muchas cumplen una importante función social llegando allí donde el estado muchas veces no llega y abriendo nuevas perspectivas. Por supuesto, pueden haber algunas que fomenten la violencia y/o tengan posiciones políticas radicales, pero ese no es un argumento para tachar a todas.

    Con respecto a los derechos individuales y colectivos, estoy totalmente de acuerdo con usted. Aquel que agrede a los demás está violando los derechos de otros y, por lo tanto, cometiendo una injusticia.

    Quizá no me he expresado con claridad: Lo que quise decir es que los derechos de todos y cada uno deben valer por igual y que, por lo tanto, no puede haber una mayoría que esté por sobre los derechos de una minoría o un individuo. No pueden haben mayorías o grupos con privilegios en cuanto a sus derechos.

    Pero, claro, los derechos que el individuo tiene lo obligan a respetar esos mismos derechos frente a los demás. Si no, hoy hay igualdad y tampoco justicia.

    Atentamente
    Evaristo

  6. Estoy totalmente de acuerdo señor Evaristo con su noción de justicia, coincide con mi punto de vista. Ahora cambiando el tema, es cierto lo que usted dice también con respecto a las ONGs, no todas son iguales y definitivamente hay organizaciones que cumple una función positiva, especialmente en areas donde no existe presencia del estado, por lo tanto esta mal que generalice o discrimine en esta forma, sinembargo
    la pregunta es que hacemos con las ONGs que sabemos mantienen agendas ocultas o paralelas y que actuan directamente encontra del desarollo del Peru y los mejores intereses de sus ciudadanos.

  7. Felicito el articulo y aplaudo la desición de escribir sobre este tema tan amplio e importante. Bueno, mi comentario sobre el articulo leido me lleva ha decir que todo abuso contra los derechos humanos debe ser abolido. El caso de la guerra civil vivida en Perú, que dejo mucha muerte y destrucción al país, es una clara muestra de las consecuencias que todo esto atañe. El hecho de que hallan muchos militares implicados en este tema de abuso contra los derechos humanos, solo es la clara muestra de que justos pagan por pecadores (por tomar este refrán cristiano) y que ha este tiempo de pacificación, a mi parecer, es justificable las acciones tomadas. Con esto no quiero decir, el fin justifica los medio, pero si dejar opinion de que en una guerra el inocente puede parecer enemigo.

  8. ¿Qué nivel de importancia tienen los derechos humanos para nuestra sociedad? ¿Podemos permitir violaciones de derechos humanos por el bien del país?
    Los derechos humanos son fundamentales para la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad de nuestro querido país llamado PERU

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