Plan Anticrisis, ¿éxito o fracaso?

Llegó la hora de hablar del Plan Anticrisis (ahora Plan de Estímulo Económico) creado por el gobierno nacional para que la economía peruana supere bien los efectos recesivos de la crisis financiera mundial y continúe creciendo.

A semejanza de Chile, Brasil, Colombia y Uruguay, el Perú tiene un plan mitad liberal y mitad keynesiano. El primer componente consiste en reducción de aranceles de importación, política monetaria restrictiva, simplificación administrativa, equilibrio fiscal y promoción de la inversión privada. El segundo consiste, esencialmente, en subsidios focalizados para estimular el consumo interno y un fuerte gasto de capital para inversión pública en infraestructura básica.

Al contrario del discurso demagógico, un plan totalmente liberal hubiese implicado reducciones de impuestos y aranceles de importación, austeridad fiscal, flexibilización del mercado laboral, desregulación administrativa, política monetaria restrictiva y fuerte promoción de la inversión privada. Sin embargo, en época de recesión, casi todos los economistas sugieren mucha obra pública, porque crea rápidamente empleos remunerados.

¿Cómo funciona? Aquí un ejemplo real: tras catorce intentos fallidos por concesionar al sector privado el Tren Eléctrico de Lima (METROLIMA), la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico declaró que el proyecto se ejecutaría como obra pública.

Después, el Ministro de Transportes y Comunicaciones dijo que el Estado se encargaría de la construcción de la infraestructura (parte keynesiana) para crear empleos remunerados y ProInversión concesionaría sólo el servicio de transporte (parte liberal) para su manejo eficiente.

Una lección histórica es que los estados no crean riqueza sino la toman de la sociedad. Si un estado se hace más rico, la sociedad se hace más pobre. Además, si un estado se hace más rico, se hace más despilfarrador (gastará en lo que sea) y obligará a la sociedad a transferirle más recursos para seguir gastando aumentando la pobreza.

No obstante, imitando los planes de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, aquí la izquierda radical exige un plan netamente keynesiano -subida de aranceles de importación, más impuestos a las ganancias, subsidios generalizados para estimular el consumo interno, política monetaria expansiva y muchísima inversión pública-, que al final traería corrupción, pobreza e inflación.

De otro lado, la parte liberal del plan implica tomar decisiones más técnicas y menos políticas, algo difícil de lograr. Por ejemplo, la concesión del Tren Eléctrico se frustró, porque ProInversión sobreestimó la demanda de pasajeros por día, subestimó los costos de obra, no reactualizó el diseño de los tramos de la ruta y distorsionó el esquema de subsidios anuales vía fideicomiso para tener tarifas bajísimas. Además, nadie sabía si la Municipalidad Metropolitana de Lima (entidad política) u OSITRAN (entidad técnica) regularían el servicio.

Recibiré críticas por decirlo, pero este plan tendrá éxito si es tan liberal como se pueda y tan keynesiano como la experiencia permita.

Por Gian Carlo Orbezo Salas, columnista invitado

Imagen tomada de: http://cienciaexin.wordpress.com/