¿Voto emotivo o estructural?

¿Existe en el Perú un voto estructural que refleje las preferencias de los diferentes grupos sociales? ¿O es que la volatilidad electoral está dada solamente por el “voto emotivo”? ¿Factores de corto plazo o factores estructurales? ¿Son ambos conceptos mutuamente excluyentes? Un análisis.

Debido en gran medida al sistema de elección a dos vueltas, desde 1980 el electorado peruano se ha aglutinado en las sucesivas elecciones presidenciales como máximo en torno a tres candidaturas. Como señalamos la semana pasada, esas tres candidaturas han representado tres grandes sectores de la sociedad peruana posterior a la reforma agraria: las clases medias-altas burguesas, urbanas y fundamentalmente limeñas; las clases medias de trabajadores urbanos y semiurbanos, gran parte de ellos sindicalizados; los sectores rurales y urbano-marginales, los estratos socioeconómicos D y E.

Ese análisis estructural de la sociedad del último cuarto de siglo resulta necesario para entender las motivaciones que conducen a los electores en el actual proceso electoral. Visto desde ese ángulo, se tiene la percepción de que el “voto emotivo”, que supuestamente ejerce la mayoría de peruanos, está sobredimensionado.

Los dotes de un político determinado, las repercusiones de una crisis internacional o la presencia de un fenómeno político sui generis son variables de corto plazo. Se trata de factores que pueden alterar repentinamente el resultado final de una elección.

En 1985, las cualidades de liderazgo del joven Alan García le permitieron al APRA concentrar el voto de gran parte de los sectores sociales que tradicionalmente habían votado por la centro-derecha. En esa ocasión, la centro-izquierda que representaba el partido de la estrella disputó la elección con la izquierda más radical y el voto por la centro-derecha disminuyó considerablemente.

Igualmente, en las elecciones del año 2000, la polarización del voto por Fujimori y Toledo se debió a un factor coyuntural: la crisis del sistema democrático. En ese contexto, las tradicionales fracturas sociales pasaron a un segundo plano y primó la lógica de apoyo o rechazo a las posturas autoritarias.

En los dos casos citados, factores coyunturales alteraron el resultado electoral. Sin embargo, en ambos casos sucedió que en las elecciones siguientes se volvió a la dinámica electoral normal.

Ahora bien, el hecho de que un análisis de largo plazo en el que se observa el comportamiento del electorado en un espacio prolongado, nos permita sacar conclusiones sobre el funcionamiento de las estructuras y de las identidades políticas, no significa que no exista el voto emotivo. De esa manera puede explicarse el hecho de que la Izquierda Unida (IU), Fujimori y Toledo hayan tenido una base de apoyo similar, la misma que ahora se inclina por Humala. Puede además suceder que factores inicialmente coyunturales luego se conviertan en estructurales. Ese podría ser en el futuro el tema de la etnia.

Si el voto estructural es tan sólido, ¿cómo se explica el alto grado de volatilidad? Sucede que, si bien las estructuras sociales que marcan ciertas tendencias políticas han sido relativamente estables, las organizaciones políticas no lo han sido del todo. Algunas de ellas han sucumbido luego del retiro de su líder histórico o, simplemente se han desconectado de la población. Por otro lado, el sector rural especialmente, no ha podido ser representado de manera constante por un partido político.

En conclusión, los factores de corto plazo y los factores estructurales no son mutuamente excluyentes. Sin embargo, el análisis de largos períodos suelen arrojar más luces sobre la manera en que se desarrollan los procesos políticos.

Ignazio De Ferrari

3 thoughts on “¿Voto emotivo o estructural?

  1. Saludos

    Me gusta el artículo ;)

    Inestabilidad Política sumado a necesidades “imperiosas” en cada periodo de tiempo han ocasionado verdaderos vaivenes en la intención de voto por cada partido, el UPP en los últimos tiempos y el APRA serían dos buenos ejemplos de esto (en el APRA aderezado por un nefasto gobierno que hizo perder la confianza en este partido salvo a los más “fieles”).

    Otro lado en que podemos ver la “inconsistencia” del voto es en el claro divorcio entre el candidato a Presidente frente al voto para el Congreso, el primero está teñido de “voto útil” que se relaja en el Congreso, donde el voto es más “consciente” (o coherente).

    Por otro lado, desde el 90 existe una campaña “contra las ideologías” y contra los “partidos tradicionales” y todos se presentan como partidos transversales, fuera de la idea de “partido de clase” y fuera de la idea de derechas o izquierda (salvo que sirva como pose), todo ello con matices de partido a partido, o mejor, de coalición a coalición, que duran más bien poco y se desintegran sin mucho problema.

    Pocos partidos tienen un electorado estable, más allá de la amplitud del mismo. Incluso algunos líderes que atraían votos hasta por gusto pasaron por varias formaciones políticas, cuyos nombres responden más a eslóganes que otra cosa (existe un buen puñado de voto por “un líder”, más allá de quien se haga con ese título).

    El porcentaje de gente dispuesta a cambiar su voto de una legislatura a otra es lo suficientemente alto como para que cualquier candidato que sepa decir lo que necesitan oír (quienes sean) vayan corriendo hacia él, y siempre habrá algo en la realidad peruana de ese momento para usarlo como palanca “coyuntural” para mover todo el voto a su favor.

    Hasta Luego ;)

  2. Me parece que la tipica escala sociodemografica de la A hasta la E no refleja totalmente nuestra realidad correspondiente a un tejido social muy fragmentado, como que las barreras entre sectores no son unicamente socio-económicas. Hay “ricos” que van a votar por Humala, como “pobres” que votarán por Lourdes. Los estudiantes clásicamente votan por izquierdas porque son muy sensibles al discurso “anti” de porte intelectual que se manejan los colorados. He visto gente que no se cansa de despotricar contra el sistema y no para hasta que suena su celular, o le toca su turno en la cola del super.
    La emotividad del voto en estas elecciones es evidente en extremo. La batalla por el voto se esta dando en lo superficialmente ideológico: la derecha conservadora de los ricos vs. los revolucionarios portadores del cambio. La mayoria esta votando no por una opcion politica, sino por un fetiche.

  3. Como siempre, en Perú nace el heroé de última hora sin jerarquia politica y salvador de masas, pero nos olvidamos, que en nuestra historia, ningún politico ú partido politico, nos han administrado con categoria, es tremendamente frustante, pensar, el Perú es rico, pero solo somos primarios, no creamos nada, ni mucho menos algo manufacturado, estamos creciendo a indices históricos, 5%, 6%…., pero solo hasta, llenar los almacenes, de paises industrializados, después nuestros productos tendran unos precios de mercado; tenemos unas reservas de divisas históricas, ahora los inversionistas estan nerviosos, quizas el calmante surja efecto si va bién, 12 meses, sino, como buen pais católico que somos, solo nos queda rezar, así nuestros corazones soportaria mejor a la nueva administración, señores politicos, ya es hora de educar a todos los peruanos, para que se enteren de una vez por todas, que elegir, es un derecho, pero tener conciencia y razonamiento a quién elegir, y eso solo nos dá la educación, así nos enteramos qúién manipula a toda una población, he aprendido la lección, me equivoque, ahora será diferente, y los peruanos creemos, por favor, educación para todos, así nunca más, ecucharemos politiqueros.

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