Todavía no termina la segunda semana de enero y ya podemos ver que la campaña electoral de este año va a estar muy brava. Ha habido de todo y habrá de todo. Uno de los líos más sonados en estos días ha sido, sin duda, el conflicto entre Mercedes Aráoz y Jorge del Castillo. Al respecto del mismo se ha dicho todo, pero me han quedado algunas ideas sueltas respecto a dos puntos: 1. Las ventajas de este lío (si las hubiera) y 2. La Meche post-mecha.

1. Día D: domingo
Este domingo se publicará la nueva encuesta de intención de voto. Aunque no sabemos las cifras podemos prever algunas reacciones. Quienes se encuentren en los últimos lugares dirán que es muy pronto para medir sus posibilidades reales o, incluso, que no han empezado a hacer campaña (¿acaso no han empezado todos?). Quienes se encuentren en los primeros lugares agradecerán el apoyo de los peruanos a sus candidaturas y algunos se animarán a lanzar una que otra provocación.

Me pregunto, sin embargo, ¿cuál será la reacción de Mercedes Aráoz? O, mejor dicho, “qué tan favorable podría ser para ella esta próxima encuesta”. OJO, favorable no quiere decir que logre posicionarse entre los primeros lugares, lo cual está casi imposible, sino que logre subir algunos puntos respecto a las últimas encuestas.

Varios amigos que siguen la campaña durante los últimos días coinciden en que luego de la disputa en el APRA por la conformación de la lista parlamentaria (que es en realidad una disputa por mostrar quién manda), Mercedes Aráoz quedará mal parada y eso se notará en la encuesta dominical. La mayoría cree que esta candidatura no subirá ni un cachito porcentual pues la pelea electoral en los partidos políticos es justo aquello que el elector detesta.

Honestamente, me queda la duda. Creo que la disputa en el APRA se salió de control casi al inicio de la misma, pero que ya estallado el problema el APRA siguió apostando por la sobreexposición mediática como estrategia política a favor de sí mismos. Premeditada o no, esta jugada no colocará a Aráoz en los primeros lugares de la encuesta dominical, pero podría traerle algún rédito que, aunque mínimo, evidenciaría que eso de “no nos gusta la bronca” no es tan exacto. El golpe a Del Castillo, ese sí es bravo.

2. La meche post-mecha
Las campañas electorales en general, y la que se viene en particular, son muy intensas y como consecuencia notamos diferencias notables en los candidatos cuando estas llegan a su fin. Recuerdo que en las últimas elecciones Susana Villarán seguía mostrando una gran sonrisa hacia el final de la campaña, pero tenía un rostro de cansancio impresionante. Alan García empezó a subir de peso durante la campaña; Lourdes Flores, en cambio, bajó más de un par de kilos.

Mercedes Aráoz recién empieza la carrera y ya se le ve desgastada como candidata. Esta sobreexposición mediática ha sido conflictiva y habrá que ver si podrá mantener el ritmo los meses que quedan, si es que ella se mantuviera a la cabeza de la plancha. Como afirma Augusto Álvarez Rodrich en su columna de hoy: “Por último –y no menos importante-, están las ganas que, después de lo ocurrido, le queden a Aráoz de seguir en la brega. Una campaña electoral demanda, desde el punto de vista humano, un esfuerzo extraordinario para repetir discursos, bailar todo, comer lo que te pongan, disfrazarse para cada ocasión, dormir poco y mal, poner cara cuando se cae en las encuestas, cambiar de clima de un día para otro, recibir agravios de los rivales, y ser invadido en la intimidad por la prensa.”

¿Qué Mercedes Aráoz queda para este trote? Aún si Del Castillo es retirado de la lista parlamentaria podría darse por satisfecho al ver cómo la candidata por la cual perdió la inmunidad que tanto desea, no jala hasta el 10 de abril. Una mini-venganza que, tal vez, no le baste al ex Premier.