Estatismo en el Sur Chico

¿Por qué Pisco, Ica y Chincha todavía no se recuperan por completo del terremoto de 2007?, se preguntarán muchos peruanos. Apuesto a que pocos conocen la respuesta.

No es por el Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR), ese ente público asambleísta inútilmente creado por el Congreso para planear y dirigir las obras de reconstrucción. Por cierto, la idea era vieja: el gobierno de Alejandro Toledo creó el Organismo de Reconstrucción del Sur (ORDESUR) para atender la reconstrucción en Arequipa después del terremoto de 2001. Una entidad ineficiente que durante dos años dispendió recursos. Antes, la dictadura del general Juan Velasco Alvarado creó dos organismos para la reconstrucción de ciudades en Ancash después del terrible sismo de 1970. Ambos sirvieron para que varios militares llenaran sus bolsillos.

Tampoco por el viejo Sistema Nacional de Defensa Civil de 1972 que si centralizado funcionaba mal, desde 2003, con la participación de los gobiernos regionales y locales, funciona peor (¿Por qué no se descentralizó el sistema pasando el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) a complementar la defensa civil?).

Ni es culpa del voluntarioso Presidente de la República, que parece le faltaran brazos y manos para todo lo que desea hacer.

El problema es el estatismo. Lástima que en el APRA no entienden que otros procesos de reconstrucción fracasaron, porque el Estado intervino centralizando los recursos destinados a la reconstrucción y asumiendo la provisión de los bienes que los damnificados necesitaban. En el primer caso, por fortuna, gracias a la mayor actividad empresarial y apertura del mercado en el Perú, los damnificados que perdieron bienes como artefactos, muebles, enseres o ropa pueden recuperarlos pronto con algo de esfuerzo.

Sin embargo, sigue la centralización de recursos. El Ministerio de Economía y Finanzas transfirió dinero para la reconstrucción a las entidades involucradas (Fondo Mivivienda, Banco de Materiales, COFOPRI, ministerios de Educación y de Salud, gobiernos regionales y locales, etc.) y como todas las componen burócratas ignorantes e indiferentes a las necesidades de los damnificados, el resultado desilusiona.

Ese estatismo superviviente sólo sirvió al periodista estalinista César Lévano, a ciertos locutores de radio locales (farsantes que engañaron a la gente con la “indemnización por ley” a los damnificados si el sismo fue de ¡8.4 grados escala ritter! y no de 7.9 como señaló el Instituto Geofísico del Perú) y a algunos políticos para hacer demagogia.

¿Pudo haber sido distinto?. Sí. En los Estados Unidos han ocurrido terremotos más devastadores (como el fuerte sismo de 1906 que arrasó San Francisco), pero en poco más de un año ya no había huellas de la tragedia. ¿Por qué?, porque hay un fuerte tejido empresarial, redes sociales muy desarrolladas para ayudar y cada damnificado buscaba satisfacer lo que necesitaba. En el Perú los damnificados y el Presidente de la República querían que el Estado, al estilo cubano, realizara la reconstrucción y éste, simplemente, es incompetente para hacerlo.

Gian Carlo Orbezo Salas

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