La batalla electoral aprista

El último domingo, el partido más antiguo y de mayor trayectoria en el Perú, el APRA, inició un proceso de elecciones internas que culminará en julio con la elección de la nueva secretaría general. En la convocatoria del domingo se eligieron secretarios departamentales en cada región, y secretarios distritales en la capital.

Los estatutos del partido señalan que para obtener una de las secretarías en disputa, se debe superar la mitad de los votos válidos. Por esa razón, no todos los cargos que estaban en juego fueron adjudicados en la elección del domingo pasado.

Si bien la elección se llevó a cabo con asistencia técnica de la ONPE, la desorganización fue el denominador común en casi todos los centros de votación. Según un informe del diario La República (22/05/09), dos días antes de la elección, los padrones con los votantes aptos no habían sido publicados. El día de la elección se produjeron denuncias de fraude en varias localidades, así como enfrentamientos entre militantes y hasta toma de locales partidarios, lo que llevó a la suspensión de los comicios en varios centros. Pese a las dificultades, el secretario general, Mauricio Mulder, calificó de “satisfactorio” el proceso (El Comercio, 25/05/09).

Sin embargo, la desorganización no se redujo al ambito de la preparación y al día de los comicios pues, tras una semana, aún se desconocen los resultados oficiales de las elecciones. En la página web del partido (apra.org.pe), por ejemplo, la información sobre los comicios es practicamente inexistente. Mientras tanto, las dos principales facciones en disputa, la que lidera el ex premier y secretario general, Jorge Del Castillo, y la de los “cuarentones”, encabezada por el jefe de COFOPRI y ex presidente regional de Ayacucho, Omar Quezada, reclaman para su bando a algunos de los secretarios cuya elección se da por descontada.

En efecto, esta primera jornada electoral ha significado solamente un primer paso hacia la elección del secretario general en julio próximo. Tanto Quezada como Del Castillo no han ocultado sus intenciones de postular a ese cargo. Lo que aún falta dilucidar es con cuántos apoyos cuenta cada tendencia. Por el momento, ambos dirigentes aseguran liderar tendencias mayoritarias dentro del partido. Los “cuarentones”, facción con la que también se identifica la ministra Nidia Vilchez, aseguran que 13 de los 22 secretarios electos en Lima Metropolitana pertenecen a su bando y que al menos 13 de los 15 dirigentes regionales elegidos el domingo pasado se identifican con la renovación (Peru 21, 26/05/09). El sector de Del Castillo, por supuesto, rechaza esa versión.

Pese a estas primeras pulseadas, las diferencias entre ambas tendencias no parecen ser irreconciliables. En realidad, más allá de las adhesiones a los liderazgos de Del Castillo y Quezada, se desconocen las verdaderas diferencias entre ambas facciones (se desconocen las diferencias porque no se sabe lo que proponen). Los “cuarentones” hablan de recambio generacional y de no mucho más. Sin embargo, algunos de los secretarios elegidos en Lima que se han tomado fotos con Del Castillo pertenecen a los cuadros mas jóvenes del partido, como Rolando Jiménez, hijo de la ex ministra Virginia Borra, triunfador en Surquillo. El propio Del Castillo ha dicho que “a nadie le debería extrañar que hasta terminemos juntos en una lista”, refiriéndose a una posible lista única con Quezada (El Comercio, 26/05/09).

Más claro que la definición de la próxima secretaría general parece ser el panorama electoral del partido en el futuro cercano. La ausencia de líderes con viabilidad electoral es preocupante y, hasta cierto punto, sorprendente en un partido que fue una cantera política importante en otras epocas. Durante mucho tiempo, la juventud de Alan García aplacó el debate sucesorio, pero ahora que el presidente del partido ha cumplido 60 años, la pregunta debería ser planteada con un mayor sentido del apremio.

Por lo pronto, a nadie se le ocurre que Del Castillo o Quezada estén en condiciones de alcanzar una segunda vuelta presidencial. La única elección directa que ha ganado el actual jefe de COFOPRI, fue la presidencia regional de Ayacucho en 2002, para luego perder la reelección contra un candidato independiente y tras una gestión, cuanto menos, polémica. Del Castillo, a su vez, se coronó en 1986 en Lima, pero solamente tras un balconazo del joven García, que en el cenit de su popularidad le puso en bandeja la elección a su mano derecha.

Aun así, Del Castillo ha recalcado esta semana que el APRA está en condiciones de llegar a la segunda vuelta en 2011 con candidato propio. No es del todo claro si lo del candidato propio está dirigido a la batalla interna o si se trata de ir tanteando una candidatura propia. En el fondo, Del Castillo y la mayoría de apristas saben que la única manera de ser actores relevantes en dos años es participando en la arena de las alianzas, en donde no han incursionado desde la infausta experiencia con el odríismo en los sesenta. Las verdaderas esperanzas están puestas, una vez más, en un nuevo retorno del presidente García al ruedo electoral en el 2016, cuando a los 67 años, vaya en busca del tercer mandato.

Ignazio De Ferrari