La Venezuela de Hugo Chávez: ni sol, ni sombra

Hugo Chávez es una figura política que se presta para la polarización como pocos. En una esquina están los detractores radicales, aquellos que no ven un solo aspecto positivo en la Venezuela de Hugo Chávez. En la otra esquina están los que defienden a Chávez como figura histórica, líder de un movimiento revolucionario. Es hora de dejar los extremos y buscar los matices.

No es un secreto que Venezuela está en problemas económicos. Para este año, el Fondo Monetario Internacional estima una contracción de la economía de -2,2% (fuente: Mercopress) y de -0,5% en el 2010. La inflación del año pasado fue de 30% (fuente: Miami Herald) y la proyección para el presente año es aún mayor, de 36% (fuente: SDP Noticias). Esto es especialmente nefasto para las personas con poco poder adquisitivo, pues el alza de precios dificulta el acceso a bienes y servicios básicos tales como alimentos y transporte.

Las olas de estatizaciones y las continuas intervenciones del Estado en casi todos los aspectos de la economía han hecho de Venezuela un país hostil a la inversión privada. El resultado es una economía monolítica, dominada por el Estado. Las exportaciones venezolanas dependen casi exclusivamente del petróleo, lo cual crea una enorme dependencia del volátil precio internacional del oro negro.

Chávez goza de una gran popularidad en Venezuela, pero los valores democráticos e institucionales no siempre son respetados. En tiempos de elecciones, Chávez utiliza el aparato estatal de forma descarada para hacer proselitismo. Abundan los testimonios de trabajadores de empresas estatales despedidos por manifestarse en contra de Chávez. El cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV) y la persecución política-judicial del opositor Manuel Rosales muestra la creciente impaciencia del gobierno venezolano con todo lo que se pone en su camino.

Por otro lado, el último reporte de las Naciones Unidas sobre desarrollo humano, el cual se basa en una serie de factores como expectativa de vida, educación y nivel de salud, sitúa a Venezuela en la categoría de países con un nivel “alto” de desarrollo humano. Venezuela está por encima de países como Brasil, Colombia o Perú (fuente: Naciones Unidas).

Finalmente, está el aspecto poco palpable del empoderamiento popular. Antes de la llegada al poder de Chávez (1998), el panorama político era dominado por los socialdemócratas del partido Acción Democrática y los cristianodemócratas del COPEI. Desde la década de los 70, ambos partidos habían establecido un acuerdo para alternar en el poder y excluir a competidores desde afuera. Chávez supo posicionarse como una alternativa radical frente a los partidos tradicionales y a lo que él sigue llamando la “oligarquía”.

Lo cierto es que Chávez es percibido como un gobernante cercano al pueblo. El elector simple y corriente se identifica con Chávez porque ve en él una persona de origen simple, lenguaje directo (lindando con lo chabacano), oposición a los “ricos” y un actuar solidario, orientado hacia las necesidades de las clases medias y bajas. En ese sentido, tanto Evo Morales en Bolivia como Ollanta Humala en el Perú pueden ser vistos como émulos de Chávez. Ambos han buscado posicionarse como alternativas radicales a los políticos tradicionales.

La concentración de la política en una sola persona merece ser criticada, pues fomenta el caudillismo (un mal histórico en Latinoamérica) a costa de la instituciones políticas. El caudillismo hace que las personas no se orienten por partidos, ni siquiera por programas de gobierno, sino por el cárisma de una sola persona.

Por otro lado, el surgimiento de una figura genuinamente popular como la de Chávez en Venzuela, o la de Morales en Bolivia, señala una inversión en las relaciones de poder. Aquellas personas que antes votaban por votar ahora lo hacen para expresar su auténtico respaldo a un líder que reconocen como suyo.

Este empoderamiento de las masas puede convertir al elector cautivo y desinteresado en un elector que se siente partícipe en la construcción política de su país. Se trata, pues, de un fenómeno de inclusión, de alta importancia en una región como Latinoamérica donde las mayorías aún no acceden a niveles de bienestar e integración social necesarios para tener sociedades cohesionadas y medianamente justas.

Por Bernd Krehoff

Imagen tomada de: http://nuncscio.com/

4 thoughts on “La Venezuela de Hugo Chávez: ni sol, ni sombra

  1. Me pone triste mirando al Señor Chavez. Con el todo se trata de Señor Chavez.

    Soy Americano retirado viviendo en Panama. Aqui se trata de negocios y somos felizes con nuestro presidente nuevo, Martinelli. Con mas personas trabajando son todos mas felizes.

    No necesitamos otro presidente quien no quiere salir.

    Jim Walker

  2. Sobre el futuro de América Latina

    Lamentablemente todos los análisis conocidos a través de la prensa no provienen realmente de mentes especializadas sino de periodistas o de gente que ve la fotografía del momento pero no apunta a la profundidad de los fenómenos.

    Para tener una idea de lo que está pasando hay que utilizar otra mirada, salir del contexto político en el que se encuentra actualmente el debate entre los chavistas y los antichavistas.

    Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿se trata de casualidades de la historia que existan tres gobiernos marcadamente antisistema en América Latina? ¿Se trata también de puro accidente que la mayoría de las otras naciones se hayan inclinado por opciones de izquierda, entre Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, El Salvador y otras más? ¿No parece acaso extraño que solo sean tres las naciones manifiestamente pro yanquis las que queden: México, con fraude electoral, Colombia, con medio país en posesión de la guerrilla y el narcotráfico, y el Perú, que cuelga de un hilo para no caer en manos de Humala? Los resultados de Panamá en verdad pueden ser engañosos, pues la crisis los desilusionará rápidamente al ver que la solución no es más de lo mismo.

    Entonces, si no es casualidad, porque en política no hay casualidades ¿cuál es la razón que aclare lo que está pasando en América Latina con su rechazo popular al sistema y a Washington? La explicación, a mi entender, pasa por dos fenómenos:

    1. El fracaso de las políticas capitalistas neoliberales para cumplir sus propias promesas. Los pueblos latinoamericanos se han dado cuenta, después de 50 años, que nada de lo prometido se ha cumplido; que las injusticias no se han superado sino que se han disfrazado de tecnología. Se ha llevado luz al pueblo, pero la explotación del hombre es más atroz que antes. Hay computadoras, teléfonos, pero la situación social no ha mejorado. Se ha dado gato por liebre, pues se pedía un mundo más justo y en vez de eso se invirtió en un mundo más comerciante, más capitalista, más neoliberal. Y eso no era lo prometido ni lo que esperaba la gente.

    2. El segundo tiene que ver con el primero, y es que, ante el fracaso de Occidente y sus promesas de una vida mejor (llevando solo una vida más tecnológica) es que han surgido posiciones internas, propias de los pueblos, que buscan la respuesta a lo que realmente anhelan. De ahí es que resurgen pensamientos tomados de las raíces de sus antepasados, con un marcado sabor localista o “nacionalista” como lo califican sus enemigos. Pero en verdad reflejan un rechazo a las teorías occidentales sobre la vida y la sociedad, sean de izquierda (marxismo) o de derecha (neoliberalismo).

    Este es el motor que está impulsando hoy a los pueblos a expresarse a través de las elecciones democráticas y, nos guste o no, hasta ahora no se ha demostrado su fracaso; más bien, existe en medio de todo una gran satisfacción en los pueblos de estas naciones porque son concientes que, quienes ahora los gobiernan, no son los hijos de los colonizadores extranjeros, sino son aquellos que buscan la opción local, la que se apega más a sus intereses que a los de las transnacionales o de los EEUU.

    Criticar a Chávez, a Morales o a Correa es desviar la atención del debate hacia un personalismo que sigue el clásico juego norteamericano de convertir a los líderes en los únicos enemigos de sus propios pueblos (a quienes se los plantea como víctimas de “dictadores”) maniobra que les permite luego invadirlos para “liberarlos” de esos malvados (al estilo Irak). En verdad ante lo que estamos no es ante unos cuantos hombres sino ante pueblos enteros que cada vez con más fuerza expresan su rechazo hacia el sistema.

    Puede que estos líderes no sean los mejores ni tampoco unos santos. La política no es un tema de santidad ni de limpieza: es un juego de poder. Nadie elige al más incorrupto, sino la madre Teresa hubiese sido presidenta. Además los incorruptibles terminan siendo los peores, como le pasó a Robespierre en la Francia revolucionaria. Lo importante es lo que los pueblos nos quieren decir.

    En el caso peruano, es obvio que la ola le tiene que llegar, quiera o no. La clase dominante no puede pretender ser una isla y no verse afectada por lo que ocurre en el exterior. El presidente García falsea las cosas cuando dice que “el Perú es el único país que no sufrirá por la crisis internacional” y hay mucha gente que lo cree (o lo quiere creer). Con esa misma soltura pretende decir que el fenómeno latinoamericano del antisistema tampoco llegará al Perú.

    Pero lo cierto es que, les guste o no, hay un proceso que es social, de mayorías, y son ellas quienes finalmente decidirán por lo que ahora creen que es lo mejor para ellas. Y lo mejor que ahora se piensa no es más de lo mismo, sino el cambio. Ya hemos dicho que la mejor forma de disfrazarlo es caricaturizando a sus líderes como dictadorzuelos y culpándolos de todo, como si los pueblos estuvieran pintados en la pared. Intentan decir que las elecciones democráticas son buenas cuando se eligen a los políticos de derecha, pero cuando ello no ocurre es que existe un “defecto” en el sistema y se culpa al pueblo de “ignorante”.

    No creo que el devenir de la historia sea producto de la ignorancia de las mayorías. Los pueblos latinoamericanos han tomado ya su decisión y es por un camino distinto al que quiere el Pentágono. La lucha, entonces, no está ahora en el plano político, como era antes, sino en el plano ideológico (y por qué no, filosófico). Allí es donde está el combate y, por ahora, los antisistema van ganando lejos, por cuanto quienes están en crisis no son los que lo atacan sino quienes lo defienden.

    El futuro del mundo se juega aquí, en Latinoamérica, y dependerá de los futuros líderes el que sepan interpretar correctamente las inquietudes de los pueblos que piden de ellos, no una limpieza inhumana de santos, sino solo coherencia con el legado que se les da; coherencia que no es otra cosa que reflejar los verdaderos intereses de las mayorías.

    Muchas gracias.

  3. El gobierno de Chávez es indefendible desde cualquier punto de vista.

    Alguien que se llena la boca con el ‘anticapitalismo imperialista’ y aloja las página oficiales de Venezuela en EEUU, no merece el menor respeto.

    Pero bueno, es discurso de izquierda. Nunca han dado un argumento válido (o lógico siquiera) para nada. Y la historia se ha encargado de demostrarlo.

    Saludos
    PLPLE

  4. EVO TUS PADRES FUERON TACAÑOS CONTIGO PORQUE NO TE AMARON, EN BOLIVIA LA GENTE QUE TE RODEA Y AZUSA LO HACE CON INTERESES MESQUINOS EVIDENTES NO HABLO DE IGNORANCIA PUES RESULTARIA SER UNA DISCULPA TU CREES QUE EL CHILENO QUE ES TAN RACISTA VA HA ACEPTARTE LA MINIMA SUGERENCIA O TU CRES QUE POR QUE LES MUEVES LA COLA Y ELLOS TE SONRIEN YA TE ACEPTARON TUS REQUERIMIENTOS NO, NO SEAS SOBERBIO RESPETA A TU PUEBLO Y RESPETANOS PORQUE NOSOTROS PUSIMOS EL PECHO Y PERDIMOS TACNA ,ARICA Y TARAPACA POR AYUDARLOS AUSTEDES LOS BOLIVIANOS.LEE LO QUE SIGNIFICA JOSE SANTOS CHOCANO EN SUS PAGINAS DE ORO O LEE A MANUEL GONZALES PRADA EN SUS PAGINAS LIBRES ASI APRENDERAS A RESPETAR AL PUEBLO PERUANO.SIN ODIO NI RENCOR TU AMIGO ALAMOR.

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