Crónica Semanal (19 al 25 de abril)

La crisis económica mundial aterrizó en el Perú.

Las cifras para el primer trimestre del 2009 aún no han sido publicadas, pero el crecimiento de apenas 0,19% del P.B.I. en febrero no augura nada bueno. Los economistas del instituto Centrum de la Universidad Católica pronostican no un crecimiento, sino una reducción del P.B.I. entre -1,5% y -5% en el 2009. El Banco Central y el Ministerio de Economía y Finanzas son bastante más optimistas, pues calculan un crecimiento de 3% para este año (fuente: La República). Hasta hace algunas semanas, sin embargo, el pronóstico oficial aún era de 5%.

Si bien el Perú es considerado uno de los países mejor posicionados para afrontar la crisis, la magnitud de los sucesos tendrá repercusiones tanto en las empresas como en el panorama social. La SUNAT ha reportado para el mes de marzo una reducción del 20% en la importación de materiales de construcción y bienes de capital en comparación con el mismo mes del año anterior, lo cual indica que las inversiones están en franco retroceso (fuente: Perú21).

Los rubros económicos ligados a la exportación han experimentado fuertes caídas en febrero. El sector textil decreció en 31% y el sector agroindustrial en 12%. El precio de metales como el cobre, el zinc y el plomo se han desplomado hacia finales del año pasado, afectando de esta manera la minería. El sector construcción aún crece, en parte gracias a proyectos de inversión del gobierno. Pero un estudio del banco BBVA (fuente: presione aquí) constata una desaceleración de la demanda interna, la cual jugó un papel importante en el crecimiento espectacular que vimos el 2008 (9,84%).

Son pocos los que se atreven a pronosticar el fin de la crisis, pero casi todos coinciden en señalar que el 2009 seguirá siendo difícil. Una contracción prolongada de la economía sería especialmente dolorosa en una sociedad joven como la peruana. En tiempos de vacas flacas, las empresas suelen reducir las contrataciones nuevas o incluso cortar el número de empleados. El Perú necesita una economía dinámica, capaz de emplear a los miles de jóvenes que cada año se suman a la Población Económicamente Activa (personas en edad de trabajar).

Además, está el tema de la pobreza. El gobierno de Alan García se propuso reducir la pobreza al 30% hasta el año 2011. Pero para la Corporación Andina de Fomento (CAF), esta meta solamente se logrará con un crecimiento anual promedio del 6% (fuente: presione aquí).

Tratándose de una crisis global, es obvio que el Perú no tiene la solución en sus manos. Pero sí puede tomar medidas para paliar los efectos. El Plan de Estímulo Económico asciende a tres mil 200 millones de dólares, los cuales están destinados sobre todo a obras de infraestructura.

Sin embargo, hasta el momento sólo se ha gastado un 12% de este monto, lo cual revela los problemas del gobierno en fijar prioridades y desarrollar proyectos en el corto plazo. Alejandro Narváez de la organización “Propuesta Ciudadana” critica que el Plan de Estímulo Económico concentre la ejecución en el gobierno central y no en los gobiernos regionales y municipales (fuente: La Primera).

Por otro lado, urge reflotar los programas sociales para proteger a los ciudadanos más vulnerables frente a la crisis. Los problemas son conocidos: falta de coordinación y cooperación entre los ministerios, implementación inadecuada y falta de capacitación a nivel regional.

Ahora, más que nunca, debemos hacer un gran esfuerzo para que la gestión pública sea eficiente y sabia.

Por Bernd Krehoff