Crónica Semanal (8 al 14 de abril)

En esta crónica semanal de Perú Político del 8 al 14 de abril del 2009, tenemos como noticia principal las emboscadas terroristas en Ayacucho.

Entre Jueves Santo y Viernes Santo se reportó una violenta embestida senderista. Se presumía que constituyó uno de los atentados más graves perpetrados por Sendero Luminoso en los últimos meses. Fueron en realidad dos los ataques, aunque el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas inicialmente solo reportó uno. Esta emboscada fue cometida a las 3:50 p.m. del jueves, cuando los soldados realizaban un patrullaje de reconocimiento en los alrededores del cerro Ccompata, en un paraje de Sanabamba. Durante varias horas, esa parecía ser la información completa sobre el caso, pero en el transcurso de la tarde aparecieron nuevas versiones. Lo que ocurrió en la zona todavía no se sabía con certeza, pero se confirmó que hubo dos emboscadas. El ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, admitió a El Comercio que, por tratarse de una zona remota, la información “es variable y confusa”, y dejó entrever que habría más víctimas entre las filas del Ejército. Según el ministro, los terroristas los emboscaron y después fueron tras el otro grupo, que se encontraba kilómetros adelante. En base al testimonio que dio a su comando un soldado que sobrevivió al segundo ataque, se cree que otros militares podrían haber muerto y que se habría perdido una importante cantidad de armas que portaban. Algunos de los integrantes de esta segunda patrulla, además, habrían resbalado a un precipicio, aparentemente en un intento por esquivar las balas. El último atentado de esta naturaleza se llevó a cabo en Tintay Puncu, localidad de la provincia de Tayacaja (Huancavelica), donde una emboscada a una patrulla militar causó la muerte de 14 efectivos en octubre pasado. Como en aquella oportunidad, los altos mandos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y el propio Flores-Aráoz se reunieron de emergencia para evaluar la situación y esperar la información completa sobre lo ocurrido. La incertidumbre, en estos casos, es un ingrediente más de la tragedia.

Entre julio de 2003 y marzo de 2008, en el VRAE se han registrado ataques y emboscadas narcoterroristas que han dejado 32 víctimas (siete civiles, cinco militares y 20 policías). Desde abril del año pasado y hasta antes de la emboscada del Jueves Santo, el número de muertos llegaba a 27 (cuatro civiles, 20 militares y tres policías). Según Antezana, los ataques de las columnas de narcoterroristas cobraron mayor fuerza y frecuencia después de la instalación del Comando Especial de las Fuerzas Armadas en el VRAE, en marzo del año pasado.

Fueron 13 los miembros del Ejército que fallecieron en la emboscada narcoterrorista a dos patrullas militares, en los alrededores del centro poblado menor de Sanabamba. Así lo confirmó el propio ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, quien también informó que un soldado aún se encuentraba desaparecido. De acuerdo con el jefe del Comando Conjunto de las FF.AA., general Francisco Contreras, el 9 de abril, a las 10 de la mañana, dos patrullas militares salieron de la Base Militar de Sanabamba –como parte del Plan Tormenta– para tomar control de los pasajes sobre el río Mantaro, cerca del centro poblado menor de Sumishi papa, que son empleados por los narcoterroristas como rutas para llevar la droga. Sin embargo alrededor de las cuatro de la tarde, las dos patrullas del Ejército sufrieron un atentando narcoterrorista, con cargas explosivas que fueron sembradas en una trocha de la ladera del cerro Ccompata, en un paraje cerca al centro poblado menor de Sanabamba. En el primer ataque murió un militar y, en el segundo, fallecieron 12, entre oficiales y soldados del Ejército. El total de víctimas reportadas es el peor desde octubre del año pasado, cuando murieron 12 militares y dos civiles en otra emboscada en el VRAE. Luego, Flores-Aráoz dejó abierta la posibilidad de que la emboscada tenga relación con las siete personas que fueron intervenidas en el Vizcatán, el 15 de marzo pasado. Incluso, resaltó que uno de ellos, identificado como Sergio Velásquez Santos, aceptó su participación en el atentado donde falleció el infante de marina David Farfán Arias.

Édgar Núñez, presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, lamentó que no se haya hecho un seguimiento adecuado de las rutas de escape de los narcoterroristas que abandonaron el Vizcatán. Además, cuestionó que las tropas militares, como las que fueron emboscadas el jueves 9, no cuenten con los equipos de comunicación de última generación necesarios para patrullar las zonas peligrosas en el VRAE.

El especialista en temas de narcotráfico, Hugo Cabieses, dijo que la muerte de los soldados ocurrida en Ayacucho es el lamentable resultado de la improvisación militar en el enfrentamiento del problema de los remanentes subversivos en la zona del VRAE. Para Cabieses, las fuerzas especiales están concentradas en el Alto Huallaga donde están goleando a senderistas y narcotraficantes y, como las Fuerzas Armadas no tienen más fuerzas especiales para el VRAE, envían a soldados inexpertos a la zona del VRAE, que es igual de peligrosa.

Después de haber evaluado los recientes ataques narcoterroristas junto a los responsables del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa, Ántero Flores Aráoz, reconoció que se cometieron yerros estratégicos en las acciones militares que se desarrollan en la zona en la que conviven terroristas y narcotraficantes. En el caso concreto de las emboscadas registradas el jueves 9, Flores Aráoz señaló que habría sido un error que los militares hayan salido a patrullar a la zona de Sanabamba durante el día, cuando ese tipo de reconocimientos debe efectuarse en la noche o en la madrugada. La versión de que los oficiales que conducían las patrullas militares podrían no haber cumplido con la “Cartilla de Seguridad” para desplazamientos en el VRAE fue confirmada por fuentes del Comando Conjunto. “Más allá de los nombres que se le dé, hay una política fijada para recuperar toda la zona y luchar contra el narcoterrorismo. Antes, cuando no se hacía nada, obviamente no se tenía información sobre bajas ni heridos. Si no hubiéramos hecho nada, los narcoterroristas seguirían avanzando y tomando mas territorios”, dijo, Florez Aráoz defendiendo lo hecho por su gestión en materia de lucha antisubversiva, además de reiterar que los narcoterroristas esconden a sus muertos y heridos, por lo que no es posible determinar cuántas bajas tendrían hasta el momento.

Una ex profesora ayacuchana, de estatura pequeña, robusta y con gran don de mando, a la que solo se conoce como “Olga”, habría dirigido el ataque contra las dos patrullas del Ejército en el VRAE. “Olga”, según los informantes, sería una amiga muy cercana de Víctor Quispe Palomino “José”, jefe político del llamado comité regional centro (CRC) de Sendero Luminoso. Este último y el comité regional Huallaga, liderado por “Artemio”, centralizan la mayor cantidad de acciones terroristas en el país. La instalación de la base militar EP de Sanabamba, en setiembre del 2008 —la cual fue retomada por el Ejército tras haberse retirado del lugar en el 2001—, habría caído muy mal a los terroristas que operaban libremente en la zona, entre ellos “Olga”. “Esta senderista hacía mucha labor en esa zona antes de que la base militar se volviera a ocupar. “Mochileros” del VRAE y de Vizcatán pasaban por allí todo el tiempo con droga y se abastecían de bebida y comida para seguir su paso hacia Huancavelica”, señaló una de las fuentes. También agregó que “Olga” realizaba acciones “cívicas” entre la población de la zona para ganar su confianza. Entre estas se contaban llevar odontólogos y peluqueros, repartir alimentos (comprados con el dinero del narcotráfico) y enseñar manualidades a las mujeres para que pudieran ayudar a sus esposos con los gastos en el hogar. “Ella representaba el modelo de cambio de la estrategia senderista con la gente. Ellos ya no imponían sus convicciones con métodos de terror, sino ayudándolos a resolver sus problemas o apoyándolos con alimentos o acciones cívicas”, explicó la misma fuente de inteligencia. Cuando el Ejército se instaló en Sanabamba, refiere, todo cambió. Las tiendas cerraron y “Olga” no apareció otra vez por el lugar para apoyar a la población.

El comandante general del Ejército, general Otto Guibovich, admitió que la desactivación del Servicio de Inteligencia Nacional, en 2001, perjudicó las acciones de Inteligencia en zonas donde operan focos subversivos y hay presencia de narcosenderistas. “La Inteligencia en la zona desapareció”, acotó. Sin embargo, anunció que en los próximos días se creará un batallón de Inteligencia especializado para el VRAE, el mismo que contará con un presupuesto de nueve millones de soles. Durante una entrevista en el programa La Hora N, el jefe militar rechazó las críticas respecto a la falta de una estrategia militar en dicha área. Guibovich reconoció que ello fue producto de un “error humano” y que será la Inspectoría del Ejército la que determinará las “fallas tácticas”. No obstante, indicó que los terroristas han reportado heridos, según los informes radiales interceptados. Manifestó que recién en los próximos dos meses estarán operativos dos helicópteros blindados MI-15, que se sumarán a los cuatro MI-17 que operan en el lugar.

Finalmente, una nueva víctima se sumó a los 13 miembros del Ejército caídos en la emboscada terrorista del pasado fin de semana, en el sector de Sanabamba, ubicado en pleno valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Se trata del cabo Ney Mozombite Arimuya, quien se encontraba desaparecido, cuyo cuerpo fue hallado a ocho kilómetros de donde ocurrió el feroz ataque. Las operaciones para recuperar los cadáveres fueron muy duras y demoraron casi dos días. Algunos senderistas se habían apostado en las partes altas de Sanabamba para disparar a los soldados que iban por los cuerpos de los caídos. De hecho, los primeros en llegar dispararon contra helicópteros de la Fuerza Aérea. Por otro lado, fuentes de inteligencia del Ejército señalaron que el ataque se habría producido en protesta por la instalación de la base militar EP de Sanabamba en setiembre del año pasado, ya que obstaculiza el paso de los “mochileros” que llevan droga del VRAE hacia Huancavelica y Ayacucho. Los informantes agregaron que parte de la población asentada en los alrededores de Sanabamba vive de alguna manera de las actividades del narcoterrorismo y por eso no avisó sobre la presencia de desconocidos días antes de la emboscada.

El terrorista “José”, ejecutor en 1983 de una de las matanzas más crueles de esta organización terrorista, la de Lucanamarca, asumió a nombre de la facción de Sendero Luminoso que él dirige la autoría de las dos emboscadas. En una nueva comunicación telefónica con la redacción del diario Jornada de Huamanga, en Ayacucho, precisó que el atentado terrorista fue realizado por un pelotón subversivo aprovechando que las patrullas militares se desplazaban. El terrorista informó que en las emboscadas capturaron armamento y municiones del Ejército. “José”, el heredero del capturado “Feliciano” en el VRAE –y de quien hoy reniega al igual que de Abimael Guzmán–, también se dio tiempo de lanzar amenazas directas a quienes apoyen a las Fuerzas Armadas que operan en el Vizcatán y en el VRAE. Agregó que las acciones militares continuarían, y adelantó que no atacarán a civiles sino a los militares y a quienes trabajan con ellos.

Mirko Lauer, opina: “Las dos emboscadas en el VRAE esta semana constituyen otra sangrienta nota a pie de página a la derrota de Sendero Luminoso en los años 90. Es verdad que el SL con enorme capacidad de fuego y de desarticulación de los años 80 desapareció con la captura de Abimael Guzmán y buena parte de su plana mayor en 1992. Pero 17 años después SL sigue siendo una presencia en la política peruana. Asesina en la zona del narcotráfico. Gana elecciones en importantes universidades peruanas. Hace esporádicas apariciones en las que se consideran antiguas zonas de influencia. Que no parezca a punto de tomar el poder del Estado no lo hace menos presente. Cuando en su primera campaña reeleccionista Alberto Fujimori ofreció terminar con los remanentes de SL para 1995, sabía de lo que estaba hablando: el capítulo de esa violencia en el país no estaba cerrado, y el fenómeno todavía justificaba una promesa electoral. Promesa que, hoy lo sabemos, no era nada fácil de cumplir… En dos palabras, con Fujimori pasamos de exportar pasta básica a exportar cocaína. Ese fue uno de los salvavidas de SL. A primera vista no es lo mismo un SL dedicado al terrorismo de alta intensidad ideológica por todo el país que un SL asociado a un negocio pragmático en zonas alejadas de las capitales del país…hay algo llamable un segundo SL, que es hijo del encuentro del primero con la llegada de los cárteles de la droga… De modo que la idea de que fuimos librados del terrorismo en los años 90 tiene que ser tomada con algo de pinzas. Se resolvió la amenaza inmediata, es cierto. Pero una parte importante del problema fue potenciada y pateada hacia adelante.”

Mariana Olcese