Crónica semanal (5 al 11 de abril)

Tras 16 largos meses de juicio, el ex presidente de la República, Alberto Fujimori recibió el 7 de abril la sentencia que lo condena a 25 años de prisión. Si bien se esperaba una sentencia condenatoria, la severidad del fallo debió significar un duro golpe para el acusado que, como a lo largo de todo el proceso, recibió el veredicto haciendo apuntes en un pedazo de papel

Tras 161 audiencias, el tribunal que preside el juez César San Martín halló culpable a Fujimori como autor mediato de homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado. Las dos primeras condenas se refieren a los casos de Barrios Altos y La Cantuta, mientras que la sentencia por secuestro agravado corresponde a los casos en perjuicio del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer. Teniendo en cuenta el tiempo en que el ex presidente estuvo detenido o bajo arresto domiciliario en Chile, los 25 años impuestos se cumplirán el 10 de febrero de 2032, fecha en que Fujimori tendrá 94 años de edad.

Tal como sustentaba el pedido de la fiscalía, el tribunal basó su resolución en la figura jurídica de la autoría mediata. La resolución condenatoria establece que “será un autor mediato aquél que se aprovecha o utiliza la actuación de otra persona para alcanzar su objetivo delictivo” (p. 626). En el proceso por el que se condenó a Fujimori, el tribunal utilizó, concretamente, la figura de la “autoría mediata por dominio de la voluntad en aparatos de poder organizado” del jurista alemán Claus Roxin. Esta establece que “se trata de un dominio concreto [el] que ejerce el mandante sobre la organización y no […] un dominio directo o relación de persona a persona sobre el ejecutor inmediato” (630). Esto siginfica que el jefe de una organización estructurada que comete actos criminales se convierte en autor mediato en cuanto ejerce el dominio del aparato de la organización. La resolución señala que Fujimori tuvo mando y comando máximo a nivel político y también operativo, por lo que quedó probado que el ex mandatario estableció la política de defensa y que tuvo un rol de dirección y mando sobre las Fuerzas Armadas.

La reacción de los políticos, en especial de aquellos que fueron víctimas del autoritarismo de Fujimori fue de satisfacción. Para Mario Vargas Llosa, quien se enfrentó a Fujimori como candidato presidencial en 1990, la condena significa una señal de advertencia para todos los aprendices de dictadores en América Latina. El escritor se atrevió incluso a pronosticar que el fujimorismo había llegado a su fin como “opción seria en la vida política nacional”. El premier Yehude Simon destacó la independencia de los jueces y el periodista Gustavo Gorriti, personaje central en la sentencia, saludó la prolijidad del fallo.

La reacción del presidente García fue también de satisfacción, pero en una variante más contenida. García, quien ha gobernado desde 2006 con el apoyo de los cohesionados votos de la bancada fujimorista, indicó que confiaba en que ese sector político mantuviera el sentido de responsabilidad que ha venido mostrando en favor del país. Además, al presidente probablemente le asusta el hecho de que la sentencia a Fujimori por violar los derechos humanos haya abierto una caja de pandora y que el próximo en ser puesto en el banquillo de los acusados sea él, una vez venza su plazo en Palacio. En el ambiente político circula un rumor alarmante: García estaría dispuesto a indultar a Fujimori hacia el final de su mandato si es que la heredera política del ex mandatario gana la elección presidencial de 2011.

Por lo pronto, Keiko ha decidido tomarle el puslo político a la calle y se ha lanzado al ruedo electoral con un discurso de reivindicación al padre “injustamente” maltratado. En un mitin cargado de simbolismo llevado a cabo un día después de conocida la sentencia, la virtual candidata presidencial, a quien acompañaba su esposo y su hija en brazos, se mostró confiada en que su Fuerza 2011 ganaría las próximas elecciones. De llegar a la presidencia el paso siguiente sería indultar al padre.

Hasta ahora el fujimorismo ha centrado su estrategia política en apelar, a la memoria selectiva del peruano común. Hasta ahora, esa estrategia se ha visto beneficiada por el hecho de que el juicio al padre ha estado en el radar político. Si bien eso no va a cambiar en el futuro cercano, la sentencia condenatoria vuelve a poner en primer plano el lado más nefasto que tuvo la dictadura fujimorista. La imágen del Fujimori derrotado significa un duro golpe.

Sin embargo, hay quienes creen que, precisamente esa imágen de vulnerabilidad, hará sentir a un sector considerable del electorado que se ha cometido una injusticia con Fujimori y que sólo su hija puede reparar ese agravio. Frente a esa tesis no somos pocos los que creemos que el fujimorismo representa no solamente una forma arcaica de hacer política, sino que además, cuando empieze la verdadera campaña electoral, demostrará su orfandad de propuestas y su miope visión del país. El camino a Palacio es espinoso. Fujimori lo supo y su hija pronto también lo sabrá.

Ignazio De Ferrari