Crónica semanal (15 al 21 de octubre)

La crisis financiera está empezando a sentirse también en Latinoamérica.

El precio del petróleo ha caído a la mitad desde julio, poniendo en aprietos al gobierno de Hugo Chávez. Con una inflación galopante, y una industria exportadora casi enteramente dependiente del petróleo, la situación en Venezuela se está poniendo color de hormiga.

Otro país con una fuerte inflación es Argentina. La semana pasada, la presidenta Cristina Kirchner sorprendió a medio mundo anunciando el embargo de los depósitos de todos los fondos de pensiones privados, medida que fue calificada por el diario La Nación como un robo. El gobierno justificó su actuar con la protección de los intereses de los pensionistas, pero la medida no hace otra cosa que poner en evidencia la desesparada situación financiera del Estado argentino.

En el Perú, la situación es, felizmente, menos dramática. La inflación ha estado entre las más bajas de Latinoamérica. La bonanza económica fue bien aprovechada para doblar las reservas internacionales en los últimos cinco años. La fuerte demanda interna, especialmente en el sector construcción, sigue empujando a la economía peruana.

A pesar de las tempestades internacionales, el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento de 9,2% para este año, con lo cual el Perú superaría a todas las demás economías de Latinoamérica. Para el próximo año, el Fondo Monetario estima que el Perú seguirá entre los países con mayor crecimiento, pero éste sería de solamente 7%.

Durante buen tiempo, se esperaba que la crisis económica en EE.UU. se vería compensada por la demanda de los nuevos gigantes, especialmente la China. Pero las últimas cifras indican que la ecomomía china también se encuentra en un proceso de desaceleración luego de varios años de crecimiento frenético.

El precio del cobre, el plomo y el zinc – todo estos metales exportados por el Perú – ha caído fuertemente, lo cual indica una caída en las actividades industriales en China y alrededor del mundo. Con el mundo preparándose para una recesión a nivel global, el Perú ya no puede contar con una continuación del boom exportador en los tres sectores fuertes: el minero, el textil, y el agroindustrial.

En una reciente entrevista con el semanario Somos, el ex Ministro de Economía, Fernando Zavala, se mostró cautelosamente optimista para el futuro. Él también prognostica una continuación del crecimiento a niveles sólidos, pero menores a los de los últimos años. El gobierno dispone de reservas suficientes para estimular la economía a través de tasas de interés más bajas y programas de inversión estatal. Felizmente, la caída en el precio del petróleo y de los alimentos ha espantado al fantasma de la inflación. Por otro lado, Zavala apuesta por la inversión privada en minería, gas y construcción:

Va a darse un costo mayor en el financiamiento, pero estos proyectos ya están en marcha y no creo que tengan problemas de financiamiento. Es más, van a a ser una de las consideraciones para que el Perú siga creciendo.

Más difícil resulta predecir el panorama político. Ya hemos visto que un boom económico no es garantía de paz social. Al contrario, el gobierno de Alan García se ha visto confrontado con tasas bajísimas de popularidad, además de duras protestas gremiales y regionales mientras la economía crecía en nueve porciento. Es posible que los tiempos de vacas flacas exasperen estas demandas, toda vez que las arcas fiscales se encuentran llenas.

Por Bernd Krehoff