Crónica semanal (30 de julio al 4 de agosto)

El proceso de elección de la Mesa Directiva del Congreso ha dejado severas secuelas en la composición de algunas bancadas legislativas. Las división del voto al interior de las bancadas de Unidad Nacional (UN), Unión por el Perú (UPP) y la Alianza Parlamentaria (AP) en la elección de Javier Velásquez como presidente del Congreso, tuvo como consecuencia el desmembramiento de los tres grupos esta semana.

Como se recuerda, la elección de Velásquez el 26 de julio se produjo con los votos de su partido (36), de los fujimoristas (13), del Grupo Parlamentario Especial Demócrata (GPED) (4), parte de UPP (8), parte de UN (4) y el voto solitario de Juan Perry de AP. En el caso de UN, dos de los desertores fueron los representantes de Solidaridad Nacional (SN), Walter Menchola y Fabiola Morales. Esta última alcanzó incluso un puesto en la Mesa. Según el diario La República (27/07/08), los otros dos desertores habrían sido el pepecista José Mallqui e Hildebrando Tapia. En UPP, habrían votado en favor del oficialismo Álvaro Gutiérrez, José Oriol, Carlos Cánepa, Karina Beteta, Antonio León, José Saldaña, Eduardo Espinoza y José Vega. Al final, la candidatura encabezada por Velásquez obtuvo 66 votos de los 116 legisladores que asistieron a la elección. Se ausentaron dos representantes de AP, entre ellos Hilda Lazo, uno de UN, Martín Pérez, y un miembro del GPED.

En los días posteriores a la elección arreciaron las acusaciones desde distintos bandos. “Tránsfuga”, “desleal”, “corrupto”, han sido sólo algunos de los calificativos que se han escuchado entre colegas de bancada. Según Víctor Andrés García Belaúnde de AP, quien encabezaba la lista de oposición, al menos 10 legisladores no honraron su compromiso de votar por la oposición y cambiaron su voto en las horas previas a la elección. Al final, la distribución del voto fue casi la misma que un año antes.

La primera bancada en desmembrarse fue la de Unidad Nacional. Tras más de siete años juntos, SN y el PPC decidieron suspender la alianza el 30 de julio, aunque anunciaron que mantenían la convivencia a nivel municipal. Pero la suspensión se convirtió en una separación definitiva cuando al día siguiente los dos miembros de SN decidieron unirse a los representantes de Restauración Nacional (ReN), el partido del pastor Lay, y de Renovación Nacional (RN), para formar una nueva bancada que recibió el nombre de Unión Nacional. Al nuevo grupo parlamentario lo conforman Perry y Lazo (ReN), Wilder Ruiz y Michael Urtecho (RN), y Morales y Menchola (SN). El legislador Martín Pérez, que había sido postulado por SN como invitado en la alianza de Lourdes Flores, decidió permanecer en UN. Como dijo Fabiola Morales, UN “se quedó con alguito”.

Más espectacular que el desmembramiento de UN fue la implosión de UPP. El bloque se dividió entre los que apoyaron la candidatura oficialista y los que prefirieron a la oposición. Los primeros son liderados por José Vega y tienen, en total ocho miembros: Francisco Escudero, José Vega, Freddy Serna, Karina Beteta, Eduardo Espinosa, Aldo Estrada y Carlos Cánepa. La facción opositora se ha autodenominado “Bloque Popular” y también está integrada por ocho legisladores, liderados por Edgar Raymundo. Aún se desconoce quienes son exactamente esos ocho legisladores. Algunas versiones de prensa sostienen, por ejemplo, que Álvaro Gutiérrez, que integra la nueva Mesa Directiva, pertenecería al Bloque Popular, lo que se trataría de une evidente incoherencia.

Por ahora, UPP no se ha dividido formalmente, pero las discrepancias entre ambas facciones han resaltado esta semana al momento de repartir las presidencias de las cuatro comisiones legislativas que le corresponden a UPP. Tanto el “Bloque Popular” como el sector más cercano al APRA se disputan la Comisión de Fiscalización.

Una vez más, el APRA ha salido victorioso de una contienda legislativa. Una vez más, la escasa cohesión de las demás bancadas le permite al partido de Alfonso Ugarte mantener su cuota de poder. Los voces más críticas de la oposición acusan al APRA de alentar el divisionismo. Tremenda ironía que el único partido peruano que ha hecho gala de disciplina en su historia, coseche de la fragmentación ajena.

El segundo gran triunfador de la semana legislativa ha sido el fujimorismo. Una vez más han podido vender caros sus 13 votos. La cohesión de los fujimoristas es su mejor arma, ya que, a diferencia de las demás bancadas, pueden poner en aprietos al APRA, si en votaciones legislativas que se esperan cerradas, se unen a la oposición. Con el fujimorismo, el partido de gobierno no puede aplicar la vieja táctica del divide y vencerás. En esta ocasión, el fujimorismo no anunció sino hasta último momento que votaría por Velásquez. Se especula que los nuevos beneficios carcelarios para Fujimori habrían sido parte del trato. La visita del ministro Alva Castro a la sede de la Diroes resulta realmente sospechosa.

Las fracturas de las demás bancadas, en especial la de UN, significan un sinceramiento en el juego entre el gobierno y la oposición. La alianza abierta entre Rey y García, por un lado, y el pacto tácito entre García y Castañeda por el otro, se reflejan ahora en una bancada legislativa. Que se sincere el juego político no significa que, una vez más, el votante no sea el principal engañado.

En resumen, las escaramuzas intrapartidarias de esta semana nos han recordado que la principal apuesta para estabilizar el sistema político y para profundizar la democracia peruana sigue pasando por el fortalecimiento de las organizaciones partidarias. Se trata de una tarea harto compleja, en las que juegan un papel importante cuestiones culturales que no cambian de la noche a la mañana. Aún así, la dificultad de la tarea no debería paralizarnos.

Ignazio De Ferrari