El precio justo

A diferencia de la desigualdad de talentos o de condiciones familiares, la desigualdad en la educación es una injusticia en tanto refleja una concepción de nuestra sociedad que obstruye tangiblemente el desarrollo humano de muchísimas personas. No está en nuestras manos distribuir los talentos naturales de forma equitativa, o prevenir una rara enfermedad. Tampoco está en nuestras manos reglamentar la forma en que padres deciden educar a sus hijos. Lo que sí está en nuestras manos, como ciudadanos en una sociedad democrática, es la distribución de recursos necesarios para asegurar que nuestros jóvenes reciban una buena educación.

Es a este nivel, el de la distribución de recursos para la promoción de las oportunidades de desarrollo personal, donde el libre mercado llega a sus límites. Una familia pobre no tiene nada que ofrecer a cambio de la educación de sus hijos. Una sociedad liberal justa, preocupada por el desarrollo de cada uno de sus miembros, debe hacer todo lo posible por financiar la educación de niños provenientes de familias pobres, ya sea para que estas puedan mandar a sus hijos a colegios privados, o para que los colegios estatales con enseñanza gratuita estén al nivel de los privados. Más arriba habíamos asumido que, en un mercado justo, todos los compradores tendrían cierto poder adquisitivo. Ello garantizaría que cada persona pueda satisfacer al menos sus preferencias más importantes. Esta misma idea, aplicada no a los consumidores, sino a los vendedores, nos ha conducido a defender la igualdad en la promoción de oportunidades de desarrollo personal a través de instituciones públicas. Es importante notar cómo una cosa lleva a la otra. Un ciudadano suficientemente capacitado para desempeñar un trabajo bien remunerado puede llegar a tener el poder adquisitivo necesario para satisfacer parte de su escala de preferencias.

Nuestra preocupación por el desarrollo de cada ciudadano tiene su base en el principio de que todo los seres humanos son iguales en al menos un sentido. A pesar de todas las desigualdades en procedencia, talentos, suerte, inteligencia y esfuerzo, todos los seres humanos tienen el mismo derecho de sacar el mejor provecho de su situación personal. Bajo esta premisa, ninguna institución pública que excluye o descuida el desarrollo de unos a favor de otros puede ser legítima.

Pero el asunto no termina a nivel de políticas públicas. Hemos visto que la calidad ética de las preferencias de los consumidores también define el carácter justo o injusto de un mercado libre. Un sistema económico justo es, entonces, aquel en el cual las preferencias de los consumidores no son el reflejo de impulsos destructivos o prejuicios irracionales contra otros, sino de los valores que constituyen la concepción de una buena vida. Hemos visto que tal posición lleva a algunos a defender un Estado paternalista que prohíbe o dificulta la satisfacción de este tipo de preferencias. La alternativa defendida en este artículo aboga, más bien, por la responsabilidad de cada uno de nosotros. Como seres adultos y autónomos somos nosotros, y no el Estado, los que tenemos la obligación de evitar que nuestras preferencias económicas opriman a otras personas.

El otro aspecto que hemos considerado es el institucional. Un sistema económico justo debe ser complementado por un diseño de instituciones públicas que busque preservas las oportunidades de desarrollo personal de todos los participantes, sus capacidades de destacar en lo que mejor saben hacer. En este contexto, el precio justo merece tal calificativo en tanto posibilita, primero, el reconocimiento a la labor de cada uno a través de aquel comprador que esté dispuesto a pagar más y, segundo, la realización de los valores en los que uno cree gracias a la eficiencia del mercado libre para satisfacer preferencias.

4 thoughts on “El precio justo

  1. me gustaria que ustedes definieran lo que entienden bajo egoismo (y si es que hay que calificarlo moralmente y en que medida), para que quede mas claro el parrafo que sigue luego de la cita de Adam Smith, que me parece interesante . por ejemplo, para algunos existe la buena envidia y la mala envidia y la buena envidia te permite ver tus carencias y/o darte cuenta de cosas que uno quisiera tener o llevar a cabo y la mala es cuando uno empieza a hacerle danio a otra persona por las propias carencias. Para otros la envidia es puro mal… De la misma manera algunos diferencian entre el buen egoismo y el egoismo malo, y otros que no hacen diferencia. Porque resulta evidente que si el panadero trata bien a su clientela y se entrega a ella es por su propio interes, y quizas seria tonto para el no hacerlo puesto que asi correria el peligro de perder clientes (al menos que el tuviera la unica panaderia de la ciudad y asi su clientela estaria asegurada). Y si es que el panadero no se entregase a su clientela por propio interes sino por otros motivos, este motivo tendría que ser el tipo de caracter que tiene, que lo llevaria a ser una persona conversadora, amigable, jovial, con “actitud de entrega”, etc.. en este ultimo caso su buena relacion con la clientela se basaria practicamente en la suerte y en la coincidencia de que el posee una panaderia y de que tiene buen caracter, y no en la reflexion ” que es lo mejor para que mi negocio ande bien”. Es decir la actitud de entrega se puede basar en el interes de llevar su negocio de la mejor manera posible puesto que es SU negocio y repercute en su vida O en el tipo de caracter que lo lleva a desarrollar interes y hasta carinio por las personas que ingresan en su panaderia con tanta frecuencia. Es decir no entiendo, por que el hecho de que un empresario viva “de la dedicación a sus clientes y sus preferencias” no pueda ser consecuenia de una decision egoista.
    Pregunto porque me da la impresion de que el parrafo hablase del egoismo desde un punto de vista moral en el que el egoismo es algo puramente malo, lo cual puede ser así, pero entonces será necesario definirlo.

  2. Muy buen artículo, la verdad que define claramente la posición librecambista tan vituperada en nuestros días. Sin embargo creo que se te olvidó mencionar que existen otras perspectivas: El free trade evolucionó como lógica extensión de la mentalidad mercantilista de las sociedades grecorromanas y sus descendientes europeos. Otras civilizaciones existieron y progresaron sin haber descubierto la moneda, adaptándose a las presiones de su entorno: es el caso de las altas culturas americanas, Egipto hasta el reino nuevo, China pre Song, etc. Ciertamente, la moneda facilitó el intercambio de bienes y servicios en un entorno caracterizado por poca población y muchos recursos, condiciones en la que vivían las culturas indoeuropeas antiguas. Sin embargo en las condiciones contrarias como las de la América precolombina (quiero decir muchos habitantes y pocos recursos), la economía se decantó en proto-estados centralistas que debían administrar eficientemente estos recursos o extinguirse, todo esto acompañado con las manifestaciones culturales y éticas correspondientes. Yo creo que el estado actual de las cosas en el mundo poco a poco se empieza a parecer más a la América precolombina que al Imperio Romano, de tal suerte que los pensadores modernos cada vez le ven más peros al modelo librecambista – eso sin contar con los peros de los ciudadanos de a pie -. Considero que si no desarrollamos nuevos modelos económicos nos veremos enfrentados a la encrucijada de cambiar o extinguirnos, como le pasó a tantas culturas en la antigüedad.

  3. El ambito de eleccion del consumidor sea esta acertada o esquivocada no tiene mayor importancia en la dinamica del mercado, ya que responde a un ambito interno de cada comprador o vendedor; por lo que me parece ocioso pero no innecesario hacer referencia de este tema (el de la eleccion). Por lo demas hay que indicar que los mercados libres son en sobremanera beneficiosos desde el punto de vista de consumidor, ya que de existir un monopolio (cual sea su origen) el que se vera beneficiado es el empresario aplicando sus precios monopolicos; definitivamente un libre mercado se da en un ambiente de competencia. Espero profundicen el tema de la competencia y la ficcion economica del monopolio natural.

  4. No olvidemos que cuando el producto o servicio disminuye, ingresamos al campo del Monopolio. Caso Telefónica, Repsol etc.
    Pero cuando el mercado se satura, el desarrollo se detiene porque los precios caen y las reinversiones se paralizan.
    Entonces, los excesos por deficiencia o abundancia son perjudiciales para un desarrollo sostenido. Naturalmente que la competencia beneficia al comprador pero a costa del desarrollo de un País. El monopolio beneficia a los productores y si las ganancias son bien reinvertidas, el País se beneficia a costa de los compradores.
    En todo esto tiene que ver la calidad y la productividad sobre todo cuando producimos hacia afuera. Las maquinarias que representan la tecnología de punta y que ingresan a los países tercermundistas, son manejadas a precios antojadizos. Porque no hay competencia desmedida, requisito indispensable que manejan las transnacionales.
    Manejar estos criterios no es tan fácil por más Macro y microeconomía que usted estudie. Si así fuera, todos los países estarían en el paraíso del equilibrio y el desarrollo económico. No olvidemos tampoco y mucho menos cuando hablamos de economía que: “El más fuerte siempre gana y el más débil, siempre pierde”…

Comments are closed.