Esta semana discutiremos el abierto enfrentamiento político que se ha dado entre el partido de gobierno y la oposición a raíz de que Lourdes Flores Nano, presidenta del Partido Popular Cristiano y ex candidata presidencial, hizo una evaluación de los dos primeros años del gobierno aprista y presentó el documento “Perú, un país, dos estrategias”, en el que propone un cambio de rumbo.

En su tesis, Flores Nano habla de la necesidad de que co-existan dos estrategias de gobierno: una orientada a los sectores económicos y sociales más modernos del país, que busque fortalecer un Estado promotor, y otra a los sectores más pobres, que busque fortalecer el carácter solidario del Estado. Como parte de la primera estrategia, señaló que es necesario romper radicalmente las trabas que pone el Estado con un legislación que dificulta al Estado promotor. Parte de ello, dijo, será lograr una flexibilidad laboral especialmente para la micro y pequeña empresa. Respecto a la segunda estrategia, indicó que es necesario devolver la razón de ser a los programas sociales, pues la administración aprista los ha desnaturalizado al no verificar que los beneficiarios cumplan con las condiciones establecidas.

Tomando un enfoque de izquierda, bastante alejado de la tradicional derecha de su partido, Flores sostiene que su bancada política no está satisfecha con la continuación de la política económica del “chorreo” y que la administración aprista mantiene un esquema económico que se concentra en mirar los efectos del crecimiento, pero que no se preocupa a fondo en la falta de distribución y la inequidad en el país. La lideresa de Unidad Nacional parece haber ubicado al presidente Alan García a la derecha de la derecha, al señalar que el Mandatario es “el líder del liberalismo”. Asimismo, Flores Nano critica la ley de tercerización laboral, que califica como “tremendamente ineficiente” porque pone rigidez en la legislación laboral y solo conduce a evitar el crecimiento de la pequeña empresa.

Entre sus críticas, uno de los pedidos principales de Flores fue que no se le venda gas a Chile. De acuerdo con los cálculos de los técnicos del PPC, para crecer al menos a un ritmo de 5% nuestro país requiere de todos los recursos de energía con los que hoy se cuenta. En sus palabras, “no habrá posibilidad de sostener un país con un crecimiento de 9% durante 30 ó 40 años si no pensamos en la energía del Perú. Por eso le decimos desde el PPC al presidente de la República: Señor, no venda usted el gas a Chile, porque hay que preservar la energía que el Perú demanda”.

Por su parte, el partido de gobierno no tardó en responder a las críticas, y Mauricio Mulder, Secretario General del Partido Aprista, acusó a la líder del PPC de ser la “vocera de la CONFIEP” por sus críticas a la ley de tercerización y añadió que mientras ella no tenga una visión de estadista “nunca va a poder ser presidenta”. Continuando la crítica, el vocero de la bancada aprista, Luis Negreiros, consideró que las expresiones de la ex candidata presidencial son alarmistas y desinformadas, debido a que “en ningún momento esta ley se opone a la pequeña empresa, sino que crea un marco adecuado para la formalidad laboral”. A la racha de acusaciones políticas se unió el Presidente García, que no tuvo “pelos en la lengua” al responder a las críticas respecto a la venta de gas a Chile, afirmando que solo un idiota no le vendería gas a ese país.

En el tenso ambiente entre la oposición y el partido aprista, Alan García salió a la defensa de sus logros, expresándose extremadamente positivo y aludiendo directamente a su ex contrincante. En sus palabras, “A veces salen ex candidatos a decir cosas que antes no decían… Lo que sí exijo es que se hagan críticas constructivas, en el sentido de decir ‘lo que propongo vale tanto y lo financio de esta manera’, y en ese caso convocamos a los técnicos de ese grupo político, y por si acaso tenemos varios ya incorporados”.

En esta ocasión, el único que pareció mantener la calma y no sucumbir ante la grosería política fue el primer ministro, Jorge del Castillo, quien manifestó que había recibido “bien” los comentarios de Flores Nano “porque no ha entrado en contradicción con el modelo económico del Gobierno, que es muy exitoso”. Después de los comentarios de Mulder -quien acusó a la ex candidata presidencial de hacer “politiquería barata” y de “recoger las banderas del humalismo para lograr que los medios de comunicación se ocupen de ella”-, el jefe del gabinete marcó su distancia destacando el hecho de que la presidenta del PPC “no se ha puesto del lado de aquellos que pretenden desconocer la reducción de la pobreza”. Asimismo, en respuesta a las críticas de Flores Nano a los programas sociales y a sus propuestas para mejorar la política social del Gobierno, el premier invitó a los técnicos y expertos del Partido Popular Cristiano “a que colaboren con nosotros”.

Con cierta ironía y después de una tormenta de críticas, Alan García descartó que exista un ‘encontrón’ con la lideresa de Unidad Nacional, Lourdes Flores Nano. Tratando de reivindicar la situación, dijo que encuentra “muy positivo que comiencen a expresarse otros partidos y grupos políticos. Lo que he reclamado siempre es una oposición consistente. Hay que decir qué gasto se deja de hacer para construir más carreteras o más escuelas”. Sin embargo, las palabras de García ya demostraron que el intento de Lourdes Flores de tomar distancia y ubicarse en el centro y a la izquierda del gobierno, buscando el espacio de una oposición, recibirá una respuesta intolerante del Ejecutivo, como les sucedió anteriormente al ex presidente Alejandro Toledo y a Ollanta Humala.

García repite que no hay una oposición verdadera, solo “personas que dan opiniones”. Es cierto que la oposición carece de cohesión organizativa y una estrategia para canalizar sus quejas y sugerencias políticas, pero el presidente debería ser más cuidadoso con su trato de la oposición que sí existe, si quiere aclamar, como lo hace, que su gobierno es “plural y abierto”. Si queremos hacer del Perú un país grande, la clase política de nuestro país debe empezar a pensar en progreso juntos y debate productivo antes que en su protagonismo personal y caer en la falta de profesionalismo.

Mariana Costa