Multiculturalismo, indigenismo y derechos indígenas

Justicia y derechos básicos

Pero, para comenzar, cabe preguntarse qué es la justicia a nivel político. A nivel formal, la justicia política se expresa en derechos y obligaciones correspondientes. En lo sustantivo hablamos de razones morales. La razón por la cual uno está obligado, por ejemplo, a respetar la integridad física de los demás, es en última instancia una razón moral. Thomas Hobbes, en cambio, pensaba que la concesión de derechos no necesita pasar por consideraciones morales.

Para Hobbes, el contrato social deriva en primera línea del miedo a una muerte violenta. Para evitar tal muerte, cada uno asume la obligación de no matar al otro con la condición de que el otro haga lo mismo. Para evitar violaciones unilaterales de este derecho se instaura el Estado que tiene la facultad de intervenir por la fuerza cuando sea necesario. Hobbes pensaba que, de esta manera, la justicia política sería posible en base al interés propio, es decir, sin necesidad de recurrir a consideraciones morales.

La estrategia de Hobbes ha sido ampliamente criticada y pienso que con razón. El contrato social solamente establece derechos y obligaciones entre las partes del contrato. Por lo mismo, los ciudadanos de un país X no tendrían ningún tipo de obligaciones respecto a los ciudadanos de una población alejada e inofensiva aunque estos se se mueran de hambre. Es más, los signatarios de un contrato social podrían decidirse por excluir, por ejemplo, aquellos con constumbres culturales que no son del agrado del resto, o aquellos discapacitados que no tienen los medios para causar daño a los demás.

Dados estos problemas, el establecimiento de derechos y obligaciones necesita fundarse en el principio de que nosotros, como seres humanos, tenemos obligaciones morales con los demás seres humanos, obligaciones que se fundan en el valor de los demás independientemente de nuestros intereses. Este principio es simple y complicado a la vez. Simple porque es asumido en el discurso público como algo natural, casi incontestable. Complicado porque necesita responder a una pregunta más básica aún: ¿Por qué hemos de actuar moralmente? No puedo seguir esta discusión aquí, me limitaré a especificar las implicaciones de tales obligaciones.

Es plausible entender derechos como limitaciones y protecciones de intereses. El derecho a la integridad física protege el interés de actuar sin impedimentos por parte de otros y restringe el interés de causar daño a otras personas. El derecho a la integridad física es un derecho básico porque protege un interés que todo ser humano tiene en tanto es ser humano y cuya restricción afectaría su desenvolvimiento como tal.

Podemos llamarlos “intereses trascendentales” (Höffe 2002, 62-66) en tanto se trata de intereses sin los cuales no sería posible desenvolverse de forma humana. Toda persona tiene, por ejemplo, un interés en desarrollar sus capacidades intelectuales, el habla y el pensamiento, y en la integridad física y psíquica. Estos son intereses trascendentales que están a un nivel superior a los demás intereses, puesto que los últimos pueden ser entendidos como parte de los primeros. Para dar un ejemplo, el interés no trascendental que una persona puede tener en practicar la danza es una instancia del interés trascendental por la integridad física (junto con una infinidad de otras instancias como practicar el deporte, la vida sexual, etc.).

Los intereses no trascendentales varían de acuerdo a las preferencias personales y culturales mientras que los intereses trascendentales son universales. Es decir, son intereses de todo ser humano. Por ello, la justicia, y los derechos, se basan en estos intereses trascendentales y universales. Siendo universales trascienden fronteras y se convierten en derechos que el ser humano tiene en virtud de su humanidad, independientemente de sus particularidades individuales o colectivas. Por ello podemos llamarlos derechos humanos.

El derecho a vivir en una cultura responde a intereses trascendentales puesto que una vida con calidad humana presupone el aprendizaje de una lengua y, en general, el crecer dentro de una sociedad con valores e instituciones establecidas. Aristóteles decía, con razón, que aquel que vive fuera de la sociedad es un animal o un dios, pero no un ser humano (Aristóteles, La Política, 1253 a).

Kymlicka también busca fundamentar los derechos especiales en intereses trascendentales. Según Kymlicka, la pertenencia a una cultura pone a disposición del individuo todo un mundo social sin el cual el individuo no podría formar valores y tomar decisiones que tengan un significado, un sentido. Sin cultura, la vida nos parecería absurda. En esta línea, Kymlicka habla de la cultura como un “context of choice” (Kymlicka 1989, 164-165).

6 thoughts on “Multiculturalismo, indigenismo y derechos indígenas

  1. El articulo esta chevere, solo que parece bien limeno, en otras palabras el seguir viendo al “indigena” de la manera que ves animales cuadno vas al zoologico, osea protegidos con sus 3 comidas diarias detras de las rejas y que te sonrian cuando les digas ver una fotito pa llevarme a mi casa y decir que yo tambien me mesclo con los indigenas, soy un liberal, que tipaso soy.
    El indigena no es un disminuido mental, yo me considero indigena y eso es el Peru, si tienes 3 generaciones viviendo en un Pais, DE HECHO ERES INDIGENA, cual fuera tu color piel, ya es tu cultura, asi te laves con lejia o te compres cremas Maikol jackson , eres indigena, lo indigena es cultural, no racial.
    Ahora depsues de vivir varios anos en el extranjero note algo, lo unico que me hace diferente con los del norte, no llega ni al 1% de mi concepcion moral e intelectual del mundo en otras palabras solo el 1%(y eso exagerando) de mi me hace indigena, EL OTRO 99% ES IGUALITO a un chino un gringo un europeo un indu, etc.
    Aqui hay un tufo segregacional de un grupo de personas que nunca aceptaran que no son europeos olvidades en el ande y que un dia llegara la UE a rescatarlos y con que felicidad se iran de regreso asi les den estatus de segunda clase. no mi gente linda, si ya estas un par de genraciones en un lugar ya eres INDIGENA, asi de simple es, ya si eres huachafo y quieres basar tu vida en ese 1% que te hace diferente (por que te locopias de otra sociedad) que ni si quiera es tu 1% local, ya es cosa tuya.
    El Peru es CHOLASO, cholo blanco, cholo marron, cholo negro, cholo amarillo, cholo violeta, cholo verde, el colro que quieras , pero todititos son cholitos, ES CULTURAL Y ESO NOS HACE INDIGENAS, si, A TODOS.
    El dia que te mires al espejo y digas hoy la haces cholito, ese dia tu sociedad progresa, todo basado en ti, en la unidad, el cambio empieza en la unidad y luego se trasmite al conjunto.

  2. Yo creo que el problema del “indígena andino” y de sus derechos tiene un origen económico e histórico: la destrucción del poder económico y social de las élites quechuas y aymaras luego de las reformas borbónicas de mediados del siglo XVIII y particularmente por las fallidas rebeliones de Condorcanqui y los Angulo, hizo que los indígenas no gozaran de la representación que sí tuvieron los comerciantes criollos luego de la independencia. En otras palabras: ser indígena se convirtió en lo mismo que ser pobre. Ambos factores -pobreza y falta de representación- hicieron que su producción económica y cultural no tuviera el prestigio social que sí acompañó al producto “occidental”: Usar ponchos y bailar huaynos no es lo mismo que comprar jeans y consumir rock’n’roll. Por otra parte, la fragmentación del territorio de la homogénea población andina en 5 estados distintos (Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina) sólo hizo empeorar el panorama: cualquier proyecto andino tiene que facturar la inopia de estos estados: basta recordar lo que sucedió con el proyecto de La Mar y sobre todo con el de Santa Cruz y la Confederación.
    Yo considero que la solución al problema del indio empieza con devolverle su poder económico fortaleciendo la tradicional actividad agrícola. Con la producción se obtiene poder económico, con éste la representación y el prestigio social perdido. Quizá sea esta la vía por la que nuestros logren la tan ansiada como esquiva integración.

  3. El tema de la pluriculturalidad y el reconocimiento de la población índigena, que es la gran mayoría de la población en el Perú, pasa en primer lugar por la valoración social que el Estado debe inferirles en la práctica, pues en la teoría si está estipulado dentro de nuestra Constitución política, y de tratarlos como lo que son: ciudadanos peruanos con todos los derechos cívicos como los tiene una familia de clase media o alta limeña.

    Pues la gran mayoría de los grupos indígenas se sienten excluidos por parte del Estado y la sociedad en su conjunto, lo que genera resentimiento y un afán reinvindicador de la raza índigena peruana.

    Algunos científicos sociales esgrimen que el gran problema social del Perú es el ser un país pluricultural, creo que en el análisis el tema va mucho más alla; alguna vez oí al periodista Cesar Hildebrant decir que, el gran problema del Perú como nación era el no reconocernos como país mestizo, y puso como ejemplo el caso de México, que siempre ha hecho alabanza de ser un país de raza indígena y que gracias a ese espíritu de estirpe luchadora han avanzado económica y socialmente, a comparación de otros países de America Latina como el Perú.

    En términos generales considero que, mientras la sociedad peruana siga conservando ese racismo social que data de la época colonial, y el Estado no reconozca como ciudadanos y les brinde derechos legítimos a los grupos indígenas y reafirme al Perú como sociedad pluricultural, seguiremos teniendo una sociedad excluyente, ahondando mas el resentimiento contra el Estado y los grupos económicos que vienen trabajando en el crecimiento económico del país .

  4. Estoy en desacuerdo con algunas de las opiniones expresadas en este artículo. No sé, por ejemplo, hasta que punto Kymlicka propone los derechos especiales para las minorías culturales como vehículos para la perpetuación de elementos culturales por su valor propio; más bien, creo que se trata de un modo de garantizar igualdad de condiciones en el contexto de la necesidad humana de la pertenencia cultural. Muchos de los seres humanos estamos interesados en mantener nuestra cultura. Para algunos, como los que pertenecemos a una cultura dominante dentro de un país, esto no demanda de mayor esfuerzo. En los casos de las culturas minoritarías, en cambio, sí requiere de recursos. El esfuerzo de Kymlicka, entonces, se trata de garantizar igualdad de condiciones para permanecer a una cultura.
    El tema de la fluidez de las culturas sí representa un problema complejo. Es cierto que las culturas se influyen mutuamente y que no hay cosa como una cultura estática. Sin embargo, esta noción puede ser abusada para cubrir injusticias, como en el caso de personas que “deciden libremente” abandonar su cultura y prioriar la cultura dominante. En casos de adopción de la cultura dominante por cuestiones económicas (por ejemplo, adoptar el idioma dominante para acceder a empleos), ¿podemos hablar de una “libre elección”, especialmente en un contexto histórico de discriminación? No es tan sencillo como que se “elige libremente” a qué cultura pertenecer; en muchos casos, la elección obedece a motivos económicos o políticos.
    De todos modos, es un buen artículo para introducir el tema y las distintas perspectivas; para tratar el tema a profundidad se requeriría de un blog entero. Sería interesante, no obstante, ver cómo se podrían aplicar las teorías de Kymlicka a un país como el Perú. Hace meses, por ejemplo, se discutió el uso del quechua para las intervenciones de congresistas quechuahablantes en el hemiciclo del congreso; no estoy informado si ahora deben hacer sus intervenciones en español o en quechua. Es, creo, un ejemplo que ilustra bien el problema. ¿Los congresistas quechuahablantes tienen que utilizar el español, o pueden usar su lengua materna como todos los demás?

  5. Diego, gracias por el excelente comentario. Permíteme hacer algunas anotaciones.

    1) Entiendo tu preocupación con respecto a mi interpretación de Kymlicka. Ciertamente, Kymlicka no quiere perpetuar todos los rasgos de una cultura, pero sí lo que él considera sus propiedades “esenciales” (esto lo puedes encontrar a partir de la página 166 de su “Liberalism, Community, and Culture”). Pero ¿cuáles son estos rasgos esenciales, cómo separarlos de los no-esenciales? El carácter dinámico de toda cultura, su proceso constante de redefinición y su pluralismo interno hacen que esta separación sea muy difícil de trazar.

    2) Totalmente de acuerdo en que injusticias pueden distorsionar las preferencias culturales a favor de la cultura dominante. En estos casos, las culturas minoritarias merecen compensaciones – no para volver al status quo, pero sí para afirmar y promover valores bajo condiciones actuales.

    En el artículo he defendido una posición a favor de la diversidad de oportunidades. La educación bilingüe es un buen ejemplo. En vez de confrontar una cultura con la otra, los alumnos que aprenden dos idiomas (castellano, quechua) por igual tienen la oportunidad de moverse en ambos mundos y esto los pone en una excelente situación para decidir qué camino seguir.

    Muchos saludos,
    Bernd

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