La pérdida de aprobación que ha sufrido el Presidente Alan García en la últimas encuestas de CPI es un resultado de la tensiones entre el gobierno central y las regiones. Según el analista de DESCO Eduardo Ballón la actitud del gobierno frente a los conflictos en el interior del país así como la desatención a muchas regiones en extrema pobreza han atomizado las relaciones.
En el oriente del país Alan García cuenta con tan sólo 7.5% de aprobación mientras que en la costa sur y la sierra centro sur estas cifras no superan los 14 puntos. Es en estas regiones también, la población no se siente partícipe del crecimiento económico.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática evidencian, según Ballón, el empeoramiento de la situación en Ayacucho, Pasco y Huancavelica. Especialmente la actitud confrontacional del Presidente frente a las demandas de las regiones azuzan aún más esta tensa relación.
La últimas declaraciones de Alan García recalcando que tiene el derecho de “poner en su sitio” a quienes desconozcan los dictámentes nacionales han creado una ola de protestas entre los presidentes regionales. El Presidente se refería a la reciente ordenanza promulgada por Puno en relación a la hoja de coca. Frente a estas declaraciones Yehude Simon, coordinador de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, sostuvo:
Que el presidente recuerde que nosotros somos respetuosos. Sus declaraciones no ayudan en nada y generan un clima de enfrentamiento. Esto ya es una constante.
Es evidente que el proceso de descentralización iniciado por el gobierno de transición para promover el desarrollo del interior del país impone muchos retos. Hay que recordar que durante el gobierno de Fujimori la extrema centralización de poder y de recursos asfixiaba cualquiera iniciativa regional de desarrollo. De la misma manera esta larga tradición presidencialista y centralista que se remonta también a gobiernos anteriores a los de Fujimori no ha permitido desarrollar una cultura de gestión descentralizada.
Por estas razones es que los nuevos presidentes regionales se enfrentan al desafío de demostrar sus capacidades administrativas para no ser disminuídos a ineficientes feudos como los ha calificado Alan García.. Por su lado el gobierno central debe poner de manifiesto una voluntad concertadora para hacer de la descentralización una realidad concreta.
El intento del Premier Jorge del Castillo de desestimar el valor de las últimas encuestas apelando a la intención del gobierno central de realizar una buena gestión independientemente de las mismas resulta peligroso. Vivir a las espaldas de las demandas sociales es una decisión equivocada si se tiene la verdadera intención de favorecer a todos los peruanas y peruanos a lo largo y ancho del Perú de la bonanza económica que estamos viviendo.
Por María Ana Rodriguez
Como mencione en un articulo que publique en la bitacora “SI YO FUERA PRESIDENTE”, el problema fundamental radica en la equivocada mania politica de definir como “descentralizacion” lo que solo son timidos intentos de apaciguar a la regiones en lugar de brindar a estas una autentica autonomia politica y economica para la solucion de sus problemas.
El termino “descentralizacion”, por definicion, contempla la subsistencia de la “centralizacion” como concepto y lo que es peor “praxis”.
En el Peru hay que dejar de hablar de “descentralizacion” y empezar a identificar este proceso con las espectativas reales y justas que tienen las regiones. Esto es, identificarlo como un proceso de “Autonomia Regional”.
Un proceso muy dificil que va requerir de gran imaginacion y habilidad politica para crear las condiciones y requisitos que permitan a las regiones optar por una autentica autonomia y al mismo tiempo mantener unido a un pais invertebrado que no se distingue por la unidad.
Un proceso de “Autonomia” que no consiste en solo elejir caciques en cada region sino en crear territorios politica, economica y legalmente autonomos. Regiones con su propio documento constitutivo, Presidente, poder legislativo y poder judicial. Por supuesto, regiones con sus propios recursos economicos.