Conflictos sociales: perspectivas para el 2008


Una economía estable no es garantía de una sociedad estable. Sino pregúntenle a Alejandro Toledo. En 2002, el P.B.I. peruano creció en 5%. Pero el intento de privatizar las centrales eléctricas de Egasa y Egesur, en Arequipa, lleva a violentas protestas en junio de ese año. Además de dejar muertos y heridos, las movilizaciones ponen en jaque al gobierno. Toledo declara estado de emergencia en Arequipa y manda a las Fuerzas Armadas a intervenir en la Ciudad Blanca. El entonces Ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, es obligado a renunciar.

El ‘Arequipazo’ es sólo un punto en el amplio mapa de conflictos en el Perú. Ahí están las grandes movilizaciones del SUTEP, las protestas de los cocaleros, de los trabajadores mineros, de las enfermeras, los médicos… la lista podría continuar. A continuación, una breve reseña de lo que se podría venir este año.

Narcotráfico

El Perú es el principal productor de hojas de coca del mundo. Si bien un porcentaje de esta producción es destinado al uso tradicional, más del 90% se va a la producción de cocaína (fuente: DEVIDA). En la selva peruana existen pozas de maceración que convierten a la coca en pasta básica de cocaína. Pero ahí no está el gran negocio. Es generalmente en Colombia donde la pasta básica es procesada y convertida en cocaína. Luego, la droga suele pasar por México y otros países centroamericanos antes de ser distribuida y vendida en los EE.UU. y Europa. Los grandes narcotraficantes están sentados sobre el negocio de las exportaciones (un gramo de cocaína se vende entre 50 y 75 dólares en los EE.UU.).

México ha emprendido una lucha frontal contra los narcotraficantes desplegando al ejército en gran escala. Los logros son notables, pero al mismo tiempo revelan la magnitud del problema. En octubre pasado se decomisaron 23,5 toneladas de cocaína, la mayor cantidad jamás decomisada en México. Sin embargo, se calcula que México exporta entre 500 y 700 toneladas anuales a los EE.UU. (fuente: The Economist).

En el Perú aún no tenemos tales problemas, aunque en el largo plazo nada está claro. Ahí está el conflicto latente con los cocaleros. La estrategia del gobierno ha sido una mezcla entre represión blanda (erradicación manual de cultivos ilegales) y tibias propuestas de cultivos alternativos. Hasta ahora, sin embargo, no hemos visto una reducción significativa de los cultivos de coca.

Todos conocemos la palabra ‘narcosenderismo’ y cada cierto tiempo nos llegan las noticias de asesinatos en Aucayacu. El surgimiento de una clase narcotraficante rica e inescrupulosa, dispuesta a aliarse con elementos terroristas para proteger su negocio, es una posibilidad real que necesita ser tomada en serio.

Autonomismo

El presupuesto nacional para el 2008 asigna el 17% de los recursos a los gobiernos regionales. La cifra es aún baja, pero a largo plazo la tendencia apunta hacia la descentralización económica y administrativa. Se trata, sin duda, de un paso necesario. Pero será interesante observar la reacción de estas regiones, especialmente Puno, conforme vayan ganando autonomía presupuestaria y política.

A diferencia de Bolivia y Ecuador, el Perú no cuenta con un movimiento étnico con fuerza política. Pero lo que no existe hoy puede darse mañana. El Presidente Regional de Puno, David Jiménez Sardón, se ha pronunciado repetidamente a favor de la “autonomía” puneña, haciendo hincapié en las culturas aimara y quechua como universos propios.

La región Puno se encuentra estrechamente ligada a Bolivia, no solamente en términos económicos. En un excelente artículo publicado en El Comercio, Nelly Luna Amancio da cuenta de los movimientos autonómicos en Puno, algunos de los cuales no descartan el uso de violencia (presione acá para leer el artículo).

Mineras y Medio Ambiente

No hace falta leer el informe del Blacksmith Institute, el cual incluye a La Oroya en la lista de las diez ciudades más contaminadas del mundo, para saber que la minería es también un problema. Gran parte de los ingresos por exportaciones se deben a productos mineros tales como el cobre, plata, oro, zinc y estaño. Pero la construcción de una mina suele ser motivo de conflictos con las comunidades adyacentes.

En el pasado, las empresas mineras causaron grandes daños ambientales (siendo La Oroya el caso paradigmático, pero no el único ni mucho menos). En el presente, imperan la desconfianza y la falta de comunicación, junto a un Estado que aún no asume el rol de fiscalizador. El Primer Ministro, Jorge del Castillo ha hecho un gran trabajo como mediador, acudiendo a los lugares de conflicto y juntando a empresarios y residentes para dialogar y negociar pacíficamente. Al mismo tiempo, el gobierno parece estar más interesado en atraer inversión que en proteger al Medio Ambiente. Doe Run, la empresa que opera en La Oroya, no ha cumplido con los estándares ambientales requeridos por el gobierno. Sin embargo, sigue operando sin problemas.

Además de la protección del Medio Ambiente está el problema del subdesarrollo. Una empresa que genera cientos de millones dólares en ganancias delante de las narices de campesinos pobres no puede esperar ser recibida con los brazos abiertos. Es necesario que las empresas se involucren en el desarrollo de la región ayudando, por ejemplo, con la construcción de carreteras o el establecimiento de postas médicas y colegios. Pero mientras que esta medidas son sobre todo simbólicas, el gobierno sí está en la obligación de ponerse la camiseta por el bienestar de estas regiones. El canon minero es un bueno paso, pero de nada sirven los millones si nadie sabe cómo invertirlos de forma eficiente.

Sin duda, la lista de posibles conflictos no termina acá. El boletín semanal de la Defensoría del Pueblo, que da cuenta de los conflictos latentes en el Perú, muestra la amplia gama de problemas. Por supuesto, no todos los conflictos van a desembocar en grandes choques. Pero la experiencia nos muestra que cada cierto tiempo el país se paraliza por movilizaciones, huelgas y disturbios. La tarea del gobierno, de las empresas y de la sociedad civil es mantener un ojo vigilante, reconocer los síntomas a tiempo y enfrentarlos de forma abierta antes de que la primera piedra vuele o que la primera bala suene.

Por Bernd Krehoff

Imagen tomada de: http://www.presencia.confiep.org.pe/

3 thoughts on “Conflictos sociales: perspectivas para el 2008

  1. Considerar el año 2002 como símbolo de bonanza económica es un error de enfoque. En ese año se inició una ruptura con una recesión que tenía 5 años de duración. Por otro lado alrededor del “Arequipazo” se conjugaron una serie de errores políticos, una oposición inclemente y medios de comunicación que, a diferencia de la actualidad que hay un silencio mediático complasciente, fueron muy exigentes en la satisfacción de demandas insatisfechas durante años, a pesar que el gobierno de Alejandro Toledo recién se iniciaba y fue un gobierno de Transición.
    En el 2002 las exportaciones y el PBI eran de 9,000 y 65,000 millones de dólares respectivamente. Ahora son de 27,000 y 95,000 millones de dólares. Y a pesar del dinero y de 75 meses en crecimiento continuo el gobierno del presidente García no ha hecho nada importante por disminuir la insatisfacción social.

  2. Señor Sheput, gracias por su comentario. Tiene razón, en el 2002 aún no se vivía un clima de optimismo económico. Por lo tanto, la primera oración de mi artículo es inexacta.

    Lo que sí se tenía era cierta esperanza en la democracia y en la posibilidad de una transición política al estilo español o chileno, sobre todo con la experiencia fujimorista aún fresca (prueba de ello son, por ejemplo, los indicadores del Latinobarómetro). Es en medio de este clima de optimismo que los conflictos sociales caen como baldazos de agua fría que nos devuelven a otra realidad.

    Gracias nuevamente.

    Saludos,
    Bernd

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