La Iniciativa de Mérida (o el Plan de México)

Hace poco más de dos semanas, el 22 de octubre, el presidente George W. Bush hizo el pedido al Congreso estadounidense de autorizar un paquete de ayuda de $ 1,400 millones para México a ser entregados durante los próximos dos años, con el objetivo de combatir el narcotráfico. Los primeros $550 millones serán entregados en los próximos doce meses. Las similitudes con el Plan Colombia son evidentes, tanto así que el gobierno de Bush ha llamado “Iniciativa de Mérida” a este plan de ayuda, para evitar el rechazo que podría generar un “Plan de México”.

La “Iniciativa de Mérida” nace del encuentro entre el presidente Bush y el presidente de México Felipe Calderón en marzo de este año en la ciudad del mismo nombre. La reunión estuvo acompañada de declaraciones por parte del presidente Calderón respecto a las insuficientes acciones de los Estados Unidos para reducir la demanda de drogas y el flujo de armas y dinero hacia México. El resultado es el acuerdo por parte de los Estados Unidos de contener ambos frentes y el pedido de Bush al Congreso estadounidense para dar lugar a lo que ha sido denominado como una “iniciativa de cooperación en seguridad”. Cabe resaltar que la Iniciativa de Mérida incluye $50 millones destinados al combate contra el narcotráfico en Centroamérica.

La ayuda proveniente de la Iniciativa de Mérida no será distribuida en efectivo, sostuvo la Ministra de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa. Asimismo, el sub-secretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, aseguró que la Iniciativa no significará que efectivos militares ni policiales tomarán parte en operativos en territorio mexicano, como sí lo hacen en Colombia. La ayuda será entregada en forma de entrenamiento tanto para las fuerzas armadas como para la policía, equipos, y tecnología de avanzada para el control de las fronteras. A pesar de consistir en un paquete programado para los próximos dos años, esta iniciativa abre la posibilidad de que la ayuda se mantenga en el tiempo, como ocurre actualmente con el Plan Colombia, que hasta el momento cuenta con ocho años desde su inicio entre el presidente Bill Clinton y el presidente Andres Pastrana.

Es comprensible que el gobierno de George W. Bush y el gobierno de Felipe Calderón intenten hacer todo lo posible para distinguir la Iniciativa de Mérida del Plan Colombia ante las críticas cada vez más patentes sobre la poca efectividad de la ayuda estadounidense para el combate al narcotráfico en Colombia. La militarización de la estrategia para combatir el narcotráfico ha sido la respuesta auspiciada por el gobierno de los Estados Unidos, y los resultados no han sido tan radicalmente positivos como se esperaba después de una inversión estadounidense de aproximadamente $4,200 millones -de un total de $10,000 millones-.

Según la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional del gobierno de Colombia, al 1 de noviembre de este año se ha superado la meta de erradicación manual de cultivos de hoja de coca al llegar 50,077 hectáreas, cuando la meta original era de 50,000. Sin embargo, la crítica más importante consiste en que la estrategia se ha basado en poca inteligencia y pocos programas sociales, y más en la erradicación y en la fuerza militar. El presidente colombiano Álvaro Uribe resalta el fortalecimiento de las fuerzas armadas, al mismo tiempo que resulta inobjetable la presencia de la guerrilla y los grupos paramilitares que controlan los cultivos de coca, sobre todo después de los asesinatos de más de 20 candidatos a las elecciones locales colombianas. Esto es, por supuesto, aparte de los escándalos relacionados a los vínculos de políticos colombianos con los grupos paramilitares de derecha.

La noticia del descubrimiento de aproximadamente 23,5 toneladas de cocaína –cantidad que podría seguir aumentando conforme se sigue revisando la embarcación que la transportaba- el jueves 1 de noviembre en el puerto de Manzanillo, en la costa mexicana del Pacífico, ha caído como anillo al dedo a los intentos de los gobiernos de Bush y de Calderón de lograr la aprobación congresal de la financiación de la Iniciativa de Mérida. Son casi $400 millones en cocaína que pueden terminar por favorecer al gobierno mexicano, sobre todo si se considera que el cargamento llegó a México desde Colombia.

El gobierno mexicano ha respondido a la violencia proveniente desde el narcotráfico con el envío de fuerzas armadas, lo que a su vez ha generado mayor violencia. La Iniciativa de Mérida no parece ser una alternativa clara al uso de la fuerza bruta para la lucha contra el narcotráfico. Como sostiene el escritor mexicano Carlos Monsiváis en una entrevista con BBC Mundo,

“Así como se ha presentado, no veo yo la óptica bondadosa que se aplique. Ya en principio no ponerle Plan México para que no cargue el desprestigio del Plan Colombia es un juego semántico bastante pobre… Y me parece lamentable también que no se explica. Ese dinero que se le da al ejército, cómo se va a repartir, hasta qué punto las armas son necesarias, cuál es el nivel de enfrentamiento, no lo veo con claridad”.

Mariana Olcese