Los cambios en el gabinete y la paridad de género

Géneros

La prometida paridad de género en el primer gabinete del presidente Alan García debe haber causado más de un dolor de cabeza entre quienes buscaban posibles candidatas a ceñirse el fajín. De 16 ministerios –incluyendo a la Presidencia del Consejo de Ministros-, sólo 6 estuvieron encabezados por mujeres, y después de la salida de Pilar Mazzetti del Ministerio del Interior en circunstancias escandalosas, la presencia femenina en el gabinete se redujo aún más. Los cambios en el gabinete son parte de la agenda pública, anunciados para después de la ratificación del TLC por el Congreso de Estados Unidos. La búsqueda de posibles ministras –independientes- ya debe haber comenzado, pero todavía queda por verse cuántas querrán subirse al carro del gobierno.

Es lugar común hablar del avance de la mujer en la esfera política y de la elección de jefas de gobierno y de mujeres en puestos de representación en todo el mundo. Actualmente, ya tenemos en Sudamérica una presidenta –Michelle Bachelet-, y otra potencial jefe de Estado en Argentina –Cristina Fernández-, y por supuesto no olvidemos a Hillary Clinton en Estados Unidos. Sin embargo, resulta más importante preguntarse cuánto tiempo pasará hasta que las mujeres involucradas en política logren distanciarse de los estereotipos que se asumen, y puedan insertarse en condiciones de verdadera igualdad.

Hagamos un recuento de algunas de estos posibles estereotipos. En primer lugar, tenemos la idea de que las mujeres tienen más capacidad para la cooperación mientras que los hombres tienden hacia la competencia, o que las mujeres tienden a preferir las condiciones pacíficas frente a los hombres y su tendencia hacia la violencia. En esta misma línea, podríamos incluir la necesidad de un supuesto rol de mujeres como “cuidadoras” del ámbito doméstico para verlas como ciudadanas completas. Por otro lado, tenemos la imagen de la mujer como incorruptible, o al menos, como muy poco propensa a dejarse tentar por la corrupción (ver el artículo de enero del 2006 de Bernd Krehoff, “Mujeres y política: hacia la perfecta normalidad”).

Por lo tanto, las mujeres no son vistas como iguales al ingresar a la escena política. Esto no significa que las mujeres no tengan los mismos derechos y obligaciones como cualquier otro ciudadano común y corriente en lo referente a su posibilidad de involucrarse en política. Pero no podemos ignorar que el campo de acción de una mujer en política está bastante restringido por las expectativas que tenemos y resultados que esperamos de su gestión, limitando el abanico de posibilidades –y de posibles puestos de trabajo- que se reservan para ellas. Es decir, no bajemos nuestras expectativas de lo que queremos observar en la esfera política y de los resultados que esperamos de los procesos que se llevan a cabo en ella, pero apliquemos los mismos altos estándares para todos aquellos que ocupan puestos en la administración pública.

En la revista Foreign Affairs de mayo/junio del 2007, Swanee Hunt escribe un artículo llamado “Let Women Rule” (“Dejen que las mujeres gobiernen”), que evidencia esta estereotipización que hemos descrito, aunque echa algo de luz sobre la participación política femenina. Hunt inicia su artículo con el resultado de cientos de entrevistas realizadas por ella en más de 30 países, que la han llevado a la conclusión de que en los lugares donde las mujeres han asumido roles de liderazgo, lo hacen como reformistas sociales o empresarias, pero no como políticas o funcionarias públicas. Hunt sostiene que las mujeres están más dispuestas a impulsar cambios desde organizaciones no gubernamentales (ONG) que desde la administración pública. Este dato puede resultarnos interesante para comprender por qué le resulta tan difícil al gobierno cumplir con la paridad en el gabinete –obviamente dejando de lado por un momento las presiones de los “compañeros” para ser parte del gabinete del gobierno aprista-.

Hunt cae en el estereotipo político femenino cuando describe las situaciones en las que un mayor número de mujeres en los parlamentos significa un menor nivel de corrupción, según una investigación auspiciada por el Banco Mundial. También resalta que la participación femenina en los gobiernos es positiva para la competitividad de las economías, al “renovar la confianza pública en los gobiernos” según una encuesta de la Unión Interparlamentaria en 65 países. Asimismo, según Hunt, las mujeres en los parlamentos tienden a concentrarse en legislación “socialmente consciente”, tal vez por su relación previa con ONG. Finalmente, podemos mencionar que Hunt plantea que estas cualidades facilitarían la disposición a solucionar conflictos y a plantear un concepto de seguridad más amplio, que incluya tanto el bienestar social como económico.

¿Y por qué las mujeres quedan fuera? Hunt enumera una serie de razones que no nos causan sorpresa, aunque sí caen en más de una imagen preconcebida de la mujer en política. Por ejemplo, una de las razones fundamentales sería que las mujeres ven a la política como “un juego sucio”, o que la esfera política es vista como un mundo esencialmente masculino, y muchos hombres y mujeres prefieren que se mantenga así. Otra razón que se incorporó a la campaña electoral del año pasado es el rol tradicional que se espera que cumplan las mujeres, el cual no se reconciliaría con la participación en política, al considerar que el cuidado de la familia es incompatible con ocupar los puestos más altos en el Estado. Finalmente, cabe resaltar una razón que sí nos afecta directamente y de forma concreta: la voluntad de los partidos políticos (o la falta de ella) de incorporar la presencia femenina. Existen cuotas de género (30%) –“género” de forma indefinida, sin especificar si se trata de hombres o mujeres-, pero ninguna legislación exige que el orden en las listas de candidatos también permita que las mujeres puedan alcanzar los primeros lugares en el orden determinado por el partido. Por lo tanto, ese 30% puede ir fácilmente al final de la lista de 120 candidatos.

Una nota respecto a la cuota de género: los resultados no presentan cambios radicales en la composición del Congreso, aunque sí se han dado claros avances. La importancia de esta cuota no radicaría tanto en favorecer (indebidamente) el acceso de mujeres a puestos de representación, sino que una mayor visibilidad de funcionarias públicas impulsará a generaciones venideras para la incursión en política, generando cambios incrementales.

Entonces, ¿qué podemos esperar de los futuros cambios en el gabinete? No es cuestión de encontrar mujeres capacitadas; el problema es encontrar mujeres capacitadas que estén dispuestas a ingresar a puestos tan altos y que generalmente traen consigo una “cola” demasiado larga. La paridad en el gabinete permitirá la visibilidad de mujeres en puestos de poder que hemos mencionado anteriormente, de forma que en un futuro –no tan lejano, esperemos- el estereotipo se rompa y se reconozcan la capacidad independientemente de si se es mujer u hombre, y podamos descartar la necesidad de la cuota de género o de la paridad en sí misma. Pero por ahora, vayamos paso por paso, aunque sin perder la posibilidad de observar los constantes estereotipos sujetos al género en lo que sucede en nuestra sociedad.

Mariana Olcese

12 thoughts on “Los cambios en el gabinete y la paridad de género

  1. Escuche decir a una mujer muy capaz e inteligente que ella detestaba que la felicitaran por el dia de la mujer, que haya ministerio de la mujer y la famosa paridad de genero, decia que ella se sentia tan capaz como cualquier hombre que no necesitaba de “dias de la mujer” ni “ministerios de la mujer” para que se pueda sentir igual que el hombre. Yo de doy la razon, la inferioridad de las mujeres esta solo en la mente de ellas, ACASO NO SON LAS MUJERES LAS QUE SE ENCARGARON DE CRIAR HOMBRES MACHISTAS POR SIGLOS ?

  2. Mariana, interesante artículo.

    La emancipación de las mujeres pasa, seguramente, por un cambio de actitud de las mujeres mismas. Otra cosa es afirmar, como lo hace Gonzalo en su comentario, que la opresión social de las mujeres es culpa de ellas mismas. Es tan absurdo como decir que la esclavitud fue culpa de los esclavos. Necesitamos pensar con más ciudado, evitando interpretaciones demasiado simples.

    Saludos
    Bernd

  3. Amigo Bernd, las grandes cosas en este mundo siempre han partido de razonaminentos simples, en cambio la inaccion siempre esta de la mano con los razonamientos complejos, bizantinos, inutiles, si supieras cuantos congresos, analisis, razonamientos se han realizado en la decada de los 70s, y 80s, sobre como se debe combatir la subersion, pobresa etc. y siempre quedo en eso , PURA TEORIA. nadie de los” grandes pensadores” o “ilustres teoricos” tuvo las agallas para pasar de la teoria a la practica.

    En las elecciones pasadas se tuvo una oportunidad unica, de poder elegir a una mujer como presidente del peru, te has dado del trabajo de averiguar cuantas mujeres PREFIRIERON a un inepto y ladron como presidente?
    A menudo se escuchaba decir de las propias mujeres que lordes era machona, y demas adjetivos? Yo vote por Lourdes pero muchas mujeres no querian que ella fuera presidenta.

    Te has puesto a observar a quien elige una mujer a una doctora o doctor, a un conductor o conductura, a un ingeniero o ingeniera?

    Dejemos de victimizar a las personas, por que les hace sentirse inutiles, la esclavitud, la pobresa, y demas debilidades humanas esta solo en la mente de las mismas personas que lo padecen.

  4. PD. si las mujeres efectivamente desean reivindicarse, “librase de la esclavitud” porque no forman un partido politico y se presentan en las elecciones y las ganan? no creo que el jurado les niegue la inscripcion, porque esperan que todavia sean los hombres quienen tengan que formar el partido politico y una vez formado reclamar la cuota femenina?

  5. Soy una mujer pero no me creo mejor ni peor que los hombres por tener una vagina y no un pene. Las diferencias entre hombres y mujeres son biológicas, sí. Pero también son culturales. Las mujeres tenemos que esforzarnos el doble y hasta el triple para lograr lo mismo que los hombres hacen sin mayor esfuerzo. La sociedad espera que las mujeres seamos triunfadoras y, a la vez, bellas y dóciles. En el vestir, en el comportamiento, en el habla, allí están muchas de las diferencias entre hombres y mujeres que, en buena medida, son deplorables.

    Las mujeres no necesitamos un Ministerio de la Mujer ni que hayan siete u ocho ministras en el gabinete ministerial. Necesitamos las oportunidades de demostrarle a todos que somos capaces de hacer las cosas tan bien -o quizá, mejor- que los hombres.

  6. Buen artículo, Mariana!

    Kerstin, estoy de acuerdo contigo en que las mujeres no necesitan que les den siete u ocho ministerios porque son mujeres (es decir, no debe haber una cuota femenina) sino por hacer las cosas bien. Y las ministras actuales han probado ser más populares y más efectivas en gestión y gasto que sus compañeros masculinos. Creo que, de esa manera, están sentando un buen ejemplo para las mujeres en el Perú.

  7. Muchas gracias por sus comentarios.

    Considero que tanto la cuota de género (no es una cuota específicamente femenina) como la paridad de género no tienen como función proveer “facilidades” a las mujeres para fomentar su participación en la esfera política. Como menciono en el artículo, su función pasa por la visibilidad de figuras femeninas, que en un futuro impulsen a las generaciones venideras a dejar de ver como un evento fuera de lo común que una mujer postule a la presidencia. En un futuro -como sería en un mundo ideal-, estas dos figuras serán totalmente obsoletas e inútiles.

    Coincido con Bernd en el hecho de que atribuir a las propias mujeres la situación en la que se encuentran respecto a su participación en la esfera política es obviar el papel que tiene un determinado tipo de relaciones de poder en una sociedad como la nuestra, que va muchísimo más allá de que las mujeres hayan criado o no a hombres machistas. Es más, creo que considerar a las mujeres como causantes de esta situación dado su papel de “cuidadoras” de la familia, es caer en un estereotipo más.

    Un comentario final: ¿formar un partido sólo de mujeres no sería hacer exactamente lo mismo que el artículo busca criticar? ¿No sería caer en un “hembrismo” (en oposición al “machismo”)?

    Muchas gracias de nuevo por sus comentarios.

    Saludos,
    Mariana

  8. Catalina 15 de Abril 2008.
    es muy interesante de la participación de las mujeres a nivel de gobierno, considero que conocen los problemas de casa más de cerca , y pueden hacer algo para cambiar.
    yo vivo en España y estoy haciendo una investigación sobre la mujer peruana como participa en politica y gobierno .si conoces algun tema específico de alguna , por favor enviarmelo , que estoy escribiendo un boletin . gracias , tambien les cuento que un colectivo de mujeres peruanas estaremos haciendo un encuentro en mayo les comunicaré a continuación gracias

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