Asambleas Constituyentes y polarización en América Latina

En los últimos 16 años, se han llevado a cabo Asambleas Constituyentes en siete países de América Latina. El contexto en que han sido planteadas no ha sido siempre el ideal. Basadas en mayorías coyunutrales y proyectos políticos polarizadores, las Asambleas Constituyentes pueden acabar reforzando el conflicto.

La primera de estas convocatorias sucedió en 1991, en Colombia. En ese entonces, la Constitución de ese país era una de las más antiguas de Latinoamérica, ya que databa de 1886. La convocatoria prosperó luego de contactos fallidos entre la guerrilla y el gobierno, que debían reintegrar a los primeros a la vida legal. En 1990, la presión de un movimiento estudiantil surgió efecto, y en 1991 entró en sesiones la Asamblea que en cinco meses redactó una nueva Carta Magna.

Una de las principales novedades de la nueva Constitución fue la eliminación de la reelección presidencial alternada. Curiosamente, unos años después, en 2004, el presidente Uribe logró aprobar la reelección inmediata tras un referendo. Fue reelegido por una abrumadora mayoría en 2006, tras un primer mandato en el que la ciudadanía percibió avances en la lucha contra la subversión.

En 1992, el presidente peruano Alberto Fujimori disolvió el Congreso de manera anticonstitucional. El autogolpe, que además preveía la reestructuración del Poder Judicial, obtuvo el respaldo de la gran mayoría del país. Eventualmente, Fujimori obtuvo también el amparo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la comunidad internacional en general.

Fujimori aducía que el Congreso, en el que estaba en clara minoría le impedía gobernar y mantenía un discurso de confrontación con “la clase política tradicional”, a la que identificaba como la culpable de todos los males del Perú. Sin embargo, cuando Fujimori dió el golpe, acababa de recibir facultades del Parlamento para legislar en materia económica y de terrorismo.

Luego de gobernar por decreto durante unos meses, el gobierno convocó a elecciones para el Congreso Constituyente Democrático, que estaría compuesto por 80 miembros. La coalición oficialista obtuvo la mayoría absoluta de los escaños al elegir a 44 constituyentes. Los principales partidos de la década anterior, el APRA y Acción Popular (AP), no presentaron candidatos por considerar ilegítimo el proceso.

La nueva Constitución fue aprobada por referendo popular en octubre de 1993 con una esacasa mayoría. El principal cambio que aportaba la nueva ley, era la reelección inmediata por un período, reforma institucional que sería determinante el resto de la década y que sería el orígen de vicios políticos lamentables por parte del fujimorismo. En el plano económico, la nueva Constitución incluía reformas radicales en favor de la liberalización.

El siguiente país en reformar su Constitución por el camino de una Asamblea separada fue Argentina. El nuevo texto fue aprobado gracias a los acuerdos alcanzados entre el presidente Menem y el líder del principal partido de la oposición, Raúl Alfonsín. El pacto, a través del cual sectores del Partido Radical (PR) de Alfonsín se comprometían a trabajar junto al oficialista Partido Justicialista en la asamblea. La foto en la que Alfonsín y Menem se dan la mano quedará para la posteridad.

Al igual que Fujimori, con la nueva Constitución, Menem logró institucionalizar la reelección presidencial inmediata, y en 1995 hizo uso de ella. Además, se reformó el Poder Ejecutivo con la creación de la figura de un Jefe de Gabinete que fuera responsable ante el Legislativo.

En Ecuador se convocó a una Constituyente en 1997, luego de que el Congreso declarara al presidente Abdalá Bucaram en incapacidad mental para gobernar. Los 70 constituyentes redactaron una nueva Carta Magna, que sin embargo no logró dar más estabilidad al sistema político. El entrampamiento continúa en un país con movimientos sociales con altos niveles de movilización. En enero de 2000, una revuelta indígena forzó la renuncia del presidente Jamil Mahuad. El líder de la revuelta, el coronel Lucio Gutiérrez alcanzó posteriormente la presidencia, de la que también fue desalojado por presiones populares.

Ecuador acaba de iniciar un nuevo proceso de reforma constitucional. Siguiendo una de sus promesas de campaña, el presidente Correa convocó a un referendo para consultar a la ciudadanía si estaba de acuerdo con la instalación de una Asamblea Constituyente. Más del 80% de los ecuatorianos se pronunciaron a favor. Sin embargo, el proceso no ha estado exento de dudas con respecto al procedimiento. Se espera que, apoyado en sus altos índices de popularidad, Correa obtenga una cómoda mayoría en la Asamblea.

En Venezuela, el ex militar golpista Hugo Chávez, que en 1998 había llegado al poder a través de las urnas, convocó a una Constituyente en 1999. La nueva Constitución, redactada por 131 asambleístas, fue aprobada vía referendo popular, pero con una abstención del 55%. Con el nuevo texto, se convirtió al Parlamento en unicameral, se estableció la revocatoria de los cargos electivos en todos los niveles y se aumentó el poder presidencial. El mandato presidencial se amplió de cinco a seis años y aún así, se estableció la reelección inmediata. Por último, se rebautizó al país como República Bolivariana de Venezuela, en honor al libertador que, supuestamente, guía la acción y el pensamiento de Chávez.

Finalmente, Bolivia inició un nuevo proceso Constituyente el año pasado. La Asamblea, que sesiona en Sucre, está conformada por una mayoría oficialista, ya que el Movimiento al Socialismo (MAS) cuenta con 137 de 255 escaños. Sin embargo, se ha acordado una mayoría de dos tercios para aprobar los artículos del nuevo texto, de modo que se deberá llegar a acuerdos con la oposición. El presidente Evo Morales no ha ocultado su intención de instalar la reelección presidencial inmediata. La nueva Constitución deberá, además, reformular las relaciones entre los diversos actores sociales para lograr una mejor convivencia, sobre todo entre las regiones del altiplano y las del llano. El manejo de los recursos naturales es el principal tema de la agenda del gobierno de Morales y está en el centro del debate autonómico.

Similitudes y diferencias

La cuestión que se ha repetido en todas las Asambleas Constituyentes reseñadas, es el de la reelección inmediata. Hasta finales de la década de 1980, ésta no estaba contemplada en la mayoría de las Constituciones latinoamericanas con el fin de aminorar los efectos del caudillismo. Los gobernantes de la década siguiente y subsiguiente, han logrado instrumentalizar al máximo su popularidad inicial, y en esos primeros tramos de sus gobiernos han utilizado la opción de las Asambleas Constituyentes para establecer la reelección inmediata. Y en todos los casos han logrado reelegirse.

Una dinámica en la que han habido tanto similitudes como diferencias, ha sido en el tema ideológico. Las Asambleas Constituyentes de comienzos de la década de 1990 (Perú y Argentina), plantearon reformas económicas liberales. Las de finales de esa década, y las actuales (Venezuela, Bolivia, Ecuador), han buscado y buscan revertir los modelos liberalizadores, y darle un nuevo protagonismo al Estado como gestor en la economía.

Lo último está relacionado con los tiempos en que se dieron las reformas del viejo modelo económico de Industrialización por Substitución de Importaciones (ISI) de las décadas de 1960 y 1970. En el Perú, por ejemplo, la Constitución de 1979 no planteaba grandes cambios económicos (en la Constituyente había una fuerte presencia de la izquierda). Estos cambios se empezaron a dar con la llegada de Fujimori. En la Argentina, de manera similar, recién en tiempos de Menem se realizaron las reformas más profundas.

Bolivia, en cambio, fue uno de los primeros países de la región en liberalizarse, a inicios de la década de 1980. Morales y los movimientos indígenas, centraron luego su reivindicaciones políticas en la crítica al modelo económico.

Polarización y expectativas

Existe entre algunos políticos la tendencia a creer que la política es mejor mientras más grandioso sea el proyecto que se pretende poner en marcha. Esos políticos suelen pronunciar encendidos discursos en los que se habla de cortes abruptos con pasados vergonzantes. Bajo ciertas circunstancias, esa retórica tiene un gran atractivo político.

Esa dinámica se ha repetido en los últimos años. Con excepción de Argentina y Colombia, en los otros cuatro países, las convocatorias de Asambleas Constituyentes han coincidido con el debilitamiento institucional de los sistemas de partidos y la llegada al poder de outsiders. Estos últimos han perseguido una estrategia de todo o nada, y su éxito político se ha basado en la polarización en dicotomías como vieja y nueva política, o ricos y pobres.

Queda claro entonces que el problema no son las Asambleas Constituyentes en sí, sino el contexto en que han sido planteadas en los últimos años. Las proyectos polarizadoras están por lo general acompañados de fases iniciales de efusivos apoyos. Pero éstos, suelen desvanecerse más temprano que tarde, ya que las mayorías que los sostienen suelen ser coyunturales y estar basadas en falsas ilusiones de refundaciones ficticias.

Ignazio De Ferrari

4 thoughts on “Asambleas Constituyentes y polarización en América Latina

  1. Ineresante el artículo de Ignazio de Ferrari, porque, a mi parecer, pone el énfasis donde corresponde, a saber: una cultura política gravemente deficitaria, que da en ver en una Constitución la solución para todos los males que aquejan a la sociedad.

    Y eso es confundir las palabras con las cosas, o el tocino con la velocidad. Tanto Octavio Paz como Uslar Pietri han escrito sobre eso, y nosotros lo hemos desarrollado, en un artículo publicado en SAFE DEMOCRACY.
    La dirección es:

    http://spanish.safe-democracy.org/2007/03/27/la-cultura-politica-latinoamericana-/

    Y otro en la revista “Nueva Sociedad”, de la Friedrich Ebert Stiftung. La dirección es:

    http://www.nuso.org/upload/articulos/3437_1.pdf

    Y aquí lo consigno por si a alguien pudiera interesarle.

    Prof. Javier del Rey Morató
    Universidad Complutense
    MADRID – ESPAÑA
    UNIÓN EUROPEA

  2. Muchas gracias por su comentario, Prof. del Rey Morató.

    Me quedo con una frase de su artículo que me parece clave para entender lo que ha sucedido en los últimos 16 años (por lo menos) en América Latina:

    “La cultura política latinoamericana confundió –desde la primera hora– efectos con causas, y se extravió en la dirección de la causalidad: esperó que las constituciones y las grandes palabras actuaran sobre la realidad, modificándola, ignorando que en el Norte, las constituciones eran efecto –no causa–, de la cultura, y del impresionante éxito obtenido en todos los órdenes”.

    Si bien el orden institucional bajo el que se conduce el Estado es importante para entender su funcionamiento, es cierto también que los principales problemas de América Latina trascienden el marco legal de cada caso concreto. Vivimos en un estado de informalidad en el que la ley no es acatada y que, en consecuencia, impide que las instituciones tengan esa capacidad predictoria del comportamiento de los actores sociales y políticos tan necesaria. Parte del problema es un diseño de las normas deficiente que alienta la informailidad. Pero el problema fundamental es cultural y educativo. Y para abordar esos problemas no hace falta hacer grandes transformaciones constitucionales.

    Saludos
    Ignazio De Ferrari

  3. NO he visto hasta hoy -5 de febrero de 2008- el comentario, tan generoso, de Ignazio De Ferrari. Y lo que dice es cierto. Lamentable pero cierto.
    Describe bien, creo, una de las lacras más arraigadas de la cultura política latinoamericana, no demasiado distinta de la cultura política española del siglo XIX.
    Cuando digo siglo XIX, en España, hablo de un período que empezó en 1812 y teminó en 1981, una noche de febrero en la que unos iluminados creyeron que estaban legitimados para salvar a España, dieron un golpe de Estado, y todo lo que consiguieron fue cerrar con siete llaves el siglo XIX español.

    Un saludo

  4. hello, buenos dias a todos,

    mi nombre es top athis fritz,

    tengo 28 años ,

    soy del caribe,

    yo hablo mas de 7 idiomas,

    mi sueño es ver el mundo feliz, que tenga la paz siempre,

    yo vi por internet una pagina donde veo su correo, me gusto todo lo que dice alli por eso les escribio, me gustaria ofrecer mis servicios no importa que no somos del mismo pais, yo en todo que tiene que ver con la paz, amor, respeto, derechos humanos, etc… me gusta dar mi apoyo

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    gracias espero pronto su respuesta

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