Políticos sin política

El nivel de descrédito en el que se encuentran las instituciones de gobierno en el Perú tiene una consecuencia fundamental: todo intento de hacer reformas se ve frustrado. Los políticos, tanto en el Congreso como en el Ejecutivo, se ven imposibilitados de hacer política. Políticos sin política.

Los ejemplos son muchos, desde las privatizaciones frustradas al comienzo del período de gobierno, hasta el fracaso de la bicameralidad la semana pasada. Todo lo que sea hecho por políticos recibe el rechazo inmediato de la población.

En política, las percepciones tienen mucha importancia. Muchas veces se hace buena política, sin embargo la población la percibe como deficiente y contraria a sus intereses. Otras veces sucede todo lo contrario. Pese a que este gobierno ha cometido muchísimos errores, se lo considera peor de lo que ha sido. Durante la crisis económica del gobierno de Fujimori sucedió lo contrario, justamente porque en ese entonces el presidente y su entorno tenían cierta credibilidad.

La sensación que se tiene es que la gente no diferencia entre políticos y política. Mejor dicho, el ciudadano común siente que la política es lo mismo que los políticos. Entonces, como los políticos hacen la política, la rechazan sin vacilación. Ya no se toma en cuenta si la política que se está haciendo es buena o mala (la bicameralidad), se la condena inmediatamente por venir de quien viene. La política está manchada.

En ese contexto, como señala Pentierra en su último artículo, los que más ganan son los outsiders. Ellos no son políticos. Con su demagogia, saben sacar provecho de los miedos de la gente. Los chivos expiatorios son siempre los políticos. Y en realidad, ellos son en gran medida culpables de que así sea.

La fórmula del éxito en el Perú parece ser política sin políticos.

Ignazio De Ferrari

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