YouTube es el fenómeno informativo del siglo XXI. La aparición y el crecimiento de este tipo de páginas significan un claro paso a favor de la democratización de la información. Ahora todos somos potenciales periodistas, basta con tener un teléfono móvil. Un breve análisis.

En la actualidad, los medios de comunicación pueden reclamar, con todo derecho, el título de “Cuarto Poder”. Ese poder, radica en su capacidad de alterar la agenda de los gobernantes. Creo que es especialmente en dos áreas en que los medios hacen sentir su presencia a los políticos: por un lado, el periodismo de investigación los pone a menudo en aprietos, al hacer público actos de corrupción o de negligencia. Por otro lado, los medios de comunicación independientes que logran alcanzar algún nivel de influencia, tienen la voluntad y la sensibilidad de percibir los temas que realmente interesan a la opinión pública. En función de eso, las clases dirigentes cambian, muchas veces forzosamente, la dirección de sus políticas.

Como nos recuerda Moises Naím en The YouTube Effect, hace 15 años se hablaba del efecto CNN. Las televisoras no censuradas contribuirían a ejercer un mejor control sobre la clase política. Esto ha sucedido sólo hasta cierto punto puesto que, en realidad, son muy pocos los medios de comunicación verdaderamente independientes. Incluso la BBC, tan estimada por su autonomía económica (se financia con los aportes de los televidentes británicos), habría cedido ante el poder político cuando el gobierno de Blair intentaba justificar el ataque a Irak.

Las páginas de vídeos y de audios como YouTube o Google Video, marcan una clara diferencia con respecto a los medios convencionales. A diferencia de gran parte de los medios de comunicación de todo el mundo, por el momento no han sucumbido ante las presiones políticas o de los grandes grupos económicos que podrían buscar censurar ciertas imágenes. Y quizá más importante aún, este tipo de páginas no están enfrascadas en una batalla ideológica porque carecen de una línea. En ellas, todos tienen cabida.

Cada día, 65000 vídeos son colgados y, cada día, 100 millones de clips son vistos en YouTube. Cada mes, la página de vídeos y audios, recibe a 20 millones de visitantes (ver Naím 2007: 104) Cada vez más, los políticos están tomando conciencia de la importancia que tienen páginas de internet de ese tipo como fuentes de información no convencionales. El impacto de YouTube se ha hecho sentir con más fuerza aún, luego de que las televisoras empezaran a reproducir sus vídeos. Por lo pronto, el gobierno norteamericano ha prohibido a sus soldados colgar vídeos en estas páginas.

Desde que emepzó a funcionar el Internet, se habló de cómo contribuiría a democratizar la información. La aparición de YouTube constituye un paso más en ese sentido. Esta página es un archivo inagotable de información sobre prácticamente cualquier tema. Es una enciclopedia de audio e imágenes y, como tal, el espectro de informaciones que ofrece es mucho más amplio que el de la mayoría de páginas temáticas. Con Wikipedia comparte el hecho de ser una fuente de información que se renueva con el aporte de sus usuarios.

En esto último radica justamente lo democrático de páginas como YouTube. Ahora todos somos potenciales periodistas. Basta con tener un teléfono móvil que permita hacer grabaciones. El registro de la noticia ya no está al alcance de unos pocos, sino de todos. Y el mercado al que se tiene acceso es gigantesco.

En el Perú sabemos muy bien lo que significa el registro en imágenes de sucesos políticos de relevancia. El efecto dominó que desencadenó la aparición del primer vladivideo terminó por resquebrajar los cimientos del régimen autoritario de los noventa. Como nunca antes en la historia de Latinoamérica, se pudo llevar a juicio a una red de corrupción tan extendida como la que se había formado en el Perú de fines de siglo.

Es un hecho que en el futuro el número de usuarios de YouTube seguirá creciendo. Es un hecho también, que páginas similares a YouTube aparecerán en casi todos los países. Se trata de una buena noticia. Los derechos humanos y la democracia saldrán favorecidos.

Ignazio De Ferrari

Bibliografía:

Naím, Moises (2007): “The YouTube Effect”. En: Foreign Policy 158, p. 103-104.