Estados Unidos y la seguridad internacional

“Estados Unidos es la única superpotencia mundial”: esta frase no resultaría sorprendente para nadie que vive en un mundo que cada vez se empequeñece por el desarrollo de las comunicaciones y el transporte. Sin embargo, es una idea que puede ocultar concepciones del sistema internacional que ponen en duda cada vez más si un país por si solo, aunque sea la economía más grande del mundo y tenga el ejército más poderoso, puede estar seguro. En el tema del mes de septiembre, un análisis de las perspectivas de la seguridad mundial y el papel de los Estados Unidos.

La seguridad durante la Guerra Fría

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial (II GM), el panorama internacional se perfiló según el bando ganador del conflicto, los aliados. La Liga de las Naciones, organización internacional impulsada por el presidente estadounidense Woodrow Wilson después de la Primera Guerra Mundial (I GM), había probado su incapacidad para evitar la II GM. ¿Por qué la Liga de las Naciones no logró mantenerse como lo ha hecho hasta el momento la Organización de las Naciones Unidas (ONU)? Porque entre los miembros de la ONU no existe la igualdad como sí existió en la Liga de las Naciones. Es decir, en la Liga de las Naciones el principio de igualdad entre Estados no podía impedir que las grandes potencias terminen “pateando el tablero” cuando sus intereses se vean obstaculizados, como en el caso de Alemania e Italia.

Mientras tanto, la ONU, mediante el Consejo de Seguridad, establece una clara diferenciación de estatus entre sus miembros (ver “El Perú en el Consejo de Seguridad”), lo que impediría que las potencias se retiren de la organización. Sin embargo, es claro que no ha impedido que se tomen acciones sin una resolución del Consejo, como en el caso de la invasión de Estados Unidos a Irak en el 2003.

En la flamante ONU, que reemplazó a la Liga de las Naciones, el mencionado Consejo de Seguridad se conformó por los ganadores del conflicto mundial: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia. El principio de la seguridad colectiva, que fue el sustento de la Liga de las Naciones, se mantuvo para la ONU. La seguridad colectiva estipula que los países se pongan de acuerdo respecto a reglas de juego con el fin de evitar que los conflictos se resuelvan por la vía militar. No obstante, en caso se violaran dichas reglas, el trasgresor sería sancionado en conjunto por el resto de miembros de la organización.

El período de la Guerra Fría se inicia después de la II GM, con el ascenso de una bipolaridad en el sistema internacional, a diferencia de una multipolaridad antes de la II GM. Estados Unidos y la Unión Soviética se convirtieron en las primeras potencias mundiales (primera y segunda potencia, respectivamente), lo que implicaba tener los ejércitos más poderosos del mundo. Además, durante un tiempo ambas potencias poseían los únicos arsenales nucleares del planeta. Esta fue la razón por la que a este período de tensa calma se le llamo guerra “fría”: la alternativa consistía en una guerra “caliente”, es decir, termonuclear.

Sin embargo, a pesar que no se dieron enfrentamientos directos entre ambas potencias, la Guerra Fría se peleó en la periferia del sistema internacional: los conflictos de “baja intensidad”. Un ejemplo bastante conocido es la guerra en Vietnam. El país fue dividido en Vietnam del Norte, apoyado por China y la URSS, y Vietnam del Sur, apoyado por los Estados Unidos. Fue en este contexto de post II GM que se inicia el período de descolonización de los países que pasarían a formar el llamado “Tercer Mundo” –salvo América Latina, que se mantenía independiente desde el siglo XIX-.

Por lo tanto, la búsqueda de aliados en la periferia del sistema internacional fue un interés constante de ambas potencias, convirtiendo este objetivo en una preocupación relacionada con la seguridad tanto de Estados Unidos como de la URSS. El principio de contención del comunismo fue central en la política exterior de los Estados Unidos, sin embargo, cabe resaltar que a partir de la década de 1970, la centralidad de la contención se vería desplazada por el retraimiento de la economía.

En 1962 se desarrolló lo que sería considerado como el único momento en el que la guerra nuclear fue vista como una posibilidad real, con el descubrimiento estadounidense de la instalación de misiles soviéticos en la isla de Cuba. Sin embargo, la negociación llevó a una distensión posterior, evitando así la tan temida guerra “caliente”.

Durante las décadas de 1970 y 1980, se debatió sobre una posible crisis de hegemonía de los Estados Unidos. Las supuestas evidencias de lo que parecería una pérdida de su poder fueron variadas: el embargo petrolero de 1973, la guerra perdida en Vietnam, el escándalo Watergate que causó la renuncia del presidente Richard Nixon, aliados estadounidenses derrotados, la invasión soviética a Afganistán, entre otros. Sin embargo, la década de 1990 probaría que los reveses sufridos por la primera potencia mundial no significarían el derrumbe de la superpotencia.

La seguridad hoy

Con la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos se perfila como la potencia hegemónica mundial. No obstante, según Joseph Nye, no se trataría de una hegemonía en todo sentido. Más bien se puede hablar de una hegemonía militar –los términos tradicionales de la hegemonía según el realismo, cuyo foco de atención se encuentra en el balance de poder y la capacidad militar de los Estados-. Estados Unidos es el único país actualmente que es autosuficiente en su industria militar, además de poseer la tecnología más avanzada y destinar la mayor cantidad de dinero a su defensa.

Por otro lado, para Nye,

“en el tablero intermedio, que incluye los asuntos económicos entre Estados, la distribución del poder ya es multipolar. Estados Unidos no puede obtener los resultados que quiere en términos de comercio, antimonopolio o regulación financiera sin acuerdos con la Unión Europea, Japón y otros…Asimismo, en el tablero inferior, el de los asuntos transnacionales, el poder está ampliamente repartido y organizado de manera caótica entre actores estatales y no estatales”.

Aunque la hegemonía estadounidense no sea total, el poderío de Estados Unidos y su posición como gran potencia mundial es indiscutida. Sin embargo, ¿qué sucede con un poder así, pero sin un objetivo claro como fue la contención del comunismo durante la Guerra Fría? Este es un debate que continúa entre los intelectuales, los políticos y los “think tanks” (según Xavier Batalla, un “think tank” es un laboratorio de ideas, “el negocio de estos gabinetes, independientes o con intereses ideológicos, es promover ideas…por su influencia sobre el poder y la opinión pública”), pero que algunos podrían responder mostrando las imágenes de la invasión a Irak.

El 11 de septiembre ya se ha convertido en un hito en la historia política mundial, ya que significaría un viraje en la política exterior de Estados Unidos, con sus respectivas repercusiones, ya sea para América Latina u Oriente Medio. Como se ha mencionado en un artículo anterior (ver “11 de septiembre: cinco años después”), América Latina pasó a un segundo plano, dado que la gran potencia no encontraba amenazas en el “patio trasero”. Según Farid Kahhat,

“Se suponía que América Latina sería una prioridad en la política exterior de Estados Unidos durante el nuevo siglo. Al menos esa fue la voluntad expresada por George W. Bush poco después de asumir la presidencia de su país. Nadie podía prever entonces que los atentados del 11-S pondrían de nuevo a la región en su lugar habitual dentro de la agenda exterior estadounidense”.

La “guerra contra el terrorismo” de Bush cambiaría asimismo el panorama en el Medio Oriente. La invasión a Afganistán, que traería abajo al gobierno talibán que albergó a miembros de Al Qaeda (que significa “la base”), ha requerido la presencia de mayores tropas, dando claras señales que la situación no se encuentra bajo control. En Irak, país invadido en el 2003, las posibilidades de vida de la tan esperada democracia prometida por Bush se diluyen entre los ataques hacia los miembros de las fuerzas armadas estadounidenses y sus aliados y la guerra civil entre grupos étnicos y religiosos.

Mientras tanto, el problema palestino se mantiene, articulando así el rechazo a Estados Unidos por su apoyo a Israel. La crisis que vive el pueblo palestino permite utilizar la causa como una “herida abierta”, como ha hecho Al Qaeda, aunque no necesariamente los países árabes vecinos tengan intenciones de solucionar la situación de Palestina de forma inmediata. Estados Unidos favorece a Israel en tanto permite un aliado incondicional en la región, buscando así proyectar el “poder blando” estadounidense (los valores y cultura estadounidenses) hacia los países vecinos. Algunos de estos países han sido calificados como “parias” al ser autoritarios, pero sobre todo hostiles hacia Estados Unidos, en un contexto de unilateralismo estadounidense.

En la Asamblea de las Naciones Unidas, el martes 19 de septiembre, George W. Bush defendió la posición de su gobierno respecto al Medio Oriente. Sin embargo, la invasión a Irak sería una causa principal del considerable descenso de la aprobación a su gobierno. La “guerra contra el terrorismo”, como describe Zbigniew Brzezinski,

“no apunta directamente al problema. Se refiere a un fenómeno mucho más extenso, el terrorismo, como el enemigo, soslayando el hecho de que éste es una técnica para matar gente. Y no nos dice quién es el enemigo. Es como si dijéramos que la Segunda Guerra mundial no era contra los nazis sino contra la blitzkrieg”.

¿Y en el futuro?

Para el gobierno de Estados Unidos, de seguir con la “doctrina Bush”, las principales amenazas a su seguridad vendrían de parte de Estados parias, que pueden facilitar la adquisición de armas de destrucción masiva a grupos terroristas. O, mejor dicho, a Al Qaeda, dado que es el único grupo terrorista de alcance global, que el gobierno de Bush ha jurado combatir. Por otro lado, los Estados del Tercer Mundo ya han dejado de tener la importancia que tuvieron durante la Guerra Fria. Ahora, se habla de Estados fallidos, que pueden implosionar, pero también trayendo abajo a sus vecinos en una onda de arrastre.

No obstante, el punto más importante sobre el futuro de la seguridad para Estados Unidos es el hecho de si los mismos ciudadanos estadounidenses quieren aceptar los planes de la administración Bush. En palabras de Nye,

“La expansión excesiva se verá en tener que realizar tareas de mantenimiento de orden público en países periféricos más allá de lo que la opinión pública esté dispuesta a aceptar”.

Mariana Olcese

Bibliografía

Batalla, Xavier. “El paradigma de Bush”. En Política Exterior, No. 97, Enero-Febrero 2004.

Brzezinski, Zbigniew. “La seguridad de Estados Unidos en un mundo unipolar”. En Política Exterior, No. 97, Enero-Febrero 2004.

Kahhat, Farid. “América Latina, Medio Oriente y Estados Unidos”.

Nye, Joseph S. “Poder y estrategia de Estados Unidos después de Irak”. En Foreign Affairs en Español, Julio-Septiembre 2003.

5 thoughts on “Estados Unidos y la seguridad internacional

  1. Muy interesante análisis. Algo que sería bueno tomar en cuenta respecto al rol de América Latina en la política exterior norteamericana, es que éste se entiende únicamente desde el tema del narcotráfico. La guerra contra el terrorismo vino a reemplazar a la guerra contra las drogas, que a su vez reemplazó a la guerra fría. Cada una de ellas tiene un eje geopolítico central (URSS, Sudamérica, Medio Oriente), pero también una periferia que se extiende a todo el globo, justificando así el intervencionismo mundial de EEUU. Es posible que la periferia termine siendo en varios casos más importante que el eje central.

  2. Bien, es cierto que Estados Unidos es la única superpotencia, pero esta descuidando este liderazgo, teniendo muy en cuenta que el libre mercado, las comunicaciones, y la competitividad han producido un impacto en su economía, de tal manera que ya ha sido desplazado a una sexta ubicación como país competitivo, hoy se encuentra detrás de Singapur, según el Informe del Foro Económico Mundial (Economia Global).
    Los problemas que han motivado este descenso de la competitividad son: 1) Los altos déficits presupuestales y de balanza comercial.
    2)Bajos niveles de Salud y de Educación.
    3)Imagen negativa y de respuesta ante los problemas coyunturales (Huracan Katrina)
    4)Corrupción.
    5)Deficiencia y carencia de profesionales y empleados capacitados debido a las restricciones impuestas a la inmigración a raíz del atentado terrorista que golpeo las entrañas del país mas poderoso, vulnerando todos sus sistemas de seguridad.

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