11 de setiembre: cinco años después

Fue un atentado que cambió al mundo: hace cinco años, dos aviones secuestrados por miembros de la organización terrorista transnacional Al Qaeda fueron estrellados contra las Torres Gemelas en Nueva York. Mientras tanto, un avión más se estrellaba contra el Pentágono, y otro caía en tierra gracias a la valentía de los pasajeros a bordo, quienes aparentemente habrían salvado a la Casa Blanca de ser atacada. Murieron miles ese día, y producto de las represalias estadounidenses todavía siguen muriendo. Un breve repaso de las consecuencias del 11-09.

Más de uno ha visto repetidas veces la imagen en televisión, las caras desconcertadas de los que veían esta escena en vivo, y a los sobrevivientes corriendo por las calles para no ser alcanzados por la nube producto del derrumbe de los edificios. Sin embargo, ninguna cara tan desconcertada como la del presidente George W. Bush. Captado en una escuela primaria, sería un momento que definiría toda su presidencia, incluyendo a su segundo período de gobierno.

Bush no desaprovechó la tragedia, y su papel de líder fue determinante, con una aprobación de su gestión que llegó hasta más del 90% después del atentado y la invasión a Afganistán. Ese día, las prioridades del gobierno también cambiaron, cuando desde una política exterior realista –concentrada en el balance de poder mundial y en las relaciones con potencias como China y Rusia- se modificó hasta incluir la reconstrucción y democratización de Estados en el Medio Oriente.

Para América Latina las cosas también cambiaron, ya que según el mismo Bush, después de asumir el mando, esta región sería prioritaria en la agenda de la política exterior estadounidense. Ahora, como es bastante obvio, América Latina ha pasado a estar bastante lejos del foco principal de atención de la potencia norteamericana.

Una respuesta convencional a los atentados, si el atacante fuera un Estado, hubiera sido un ataque militar con toda la fuerza que fuera posible por parte del ejército más poderoso del planeta. Sin embargo, Al Qaeda no es un Estado, y ni siquiera se trata de un grupo terrorista que esté circunscrito a un territorio específico. Como se mencionó anteriormente, Al Qaeda es una organización terrorista transnacional, pero además, no se trata de una estructura jerárquica, como lo fuera Sendero Luminoso en nuestro país. Más bien, Al Qaeda estaría compuesto por células, las cuales se reúnen para atacar, pero no responden a un mando centralizado que fuera fácil de infiltrar.

Por lo tanto, el gobierno de Estados Unidos atacó Afganistán, donde el régimen talibán albergaba a Osama bin Laden y parte de Al Qaeda. La operación “Libertad Duradera” logró derrocar al régimen, aunque esto no significa que el país, cinco años después, se encuentre camino a un desarrollo estable y sostenible. Al contrario, los enfrentamientos internos continúan, al punto que el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha visto obligado a pedir el envío de más tropas para combatir la resistencia. La OTAN tomó el control de la zona sur de Afganistán a finales de julio, en reemplazo de las tropas estadounidenses.

Es importante resaltar el hecho que el mismo gobierno estadounidense fomentó el ascenso del régimen talibán al poder como parte de la resistencia contra la invasión soviética a Afganistán a partir de 1979 hasta 1989, cuando las tropas soviéticas se retiraron. Fue el régimen talibán el que acogió a los combatientes de la resistencia auspiciada por Estados Unidos –entre los que se encontraban bin Laden- que fueron dejados a su suerte cuando finalizó la invasión. Estos combatientes posteriormente se convirtieron en miembros de Al Qaeda.

La situación en Irak tampoco muestra señales de mejorar. La invasión por parte de Estados Unidos –en conjunto principalmente con Gran Bretaña, ya que el resto de aliados se ha retirado progresivamente- a Irak se encuentra bajo una serie de cuestionamientos por la inexistencia de armas de destrucción masiva (ADM). Las ADM fueron la razón esgrimida por el gobierno de Bush, así como el de Tony Blair, su principal aliado, para lanzar la ofensiva que traería abajo el régimen de Saddam Hussein. Las alusiones a la relación de Hussein con Al Qaeda fueron las suficientes como para asegurar el apoyo a la invasión a Irak, aunque nunca fueron declaraciones concretas.

Es posible que la guerra civil que se está desarrollando actualmente en Irak entre diferentes grupos religiosos y étnicos no haya sido adecuadamente calculada por la administración Bush, ni las consecuencias para su gobierno. La popularidad de Bush ha llegado al punto más bajo en toda su gestión, y las opiniones desaprobando su actuación respecto a la guerra en Irak ahora son la mayoría. Mientras tanto, no hay, y parece que no habrá en mucho tiempo, probabilidades reales de regreso de las tropas, y la población norteamericana está impaciente por ver el fin de esta invasión. La muestra más clara de rechazo a la administración Bush podría darse en las elecciones que renovarán la mitad del Parlamento en noviembre de este año, si es que el control de las cámaras pasara del Partido Republicano –partido de Bush- al Partido Demócrata.

Mariana Olcese

Bibliografía

Nye, Joseph S.. “Poder y estrategia de Estados Unidos después de Irak”. En Foreign Affairs en Español, Julio-Septiembre 2003.

Kepel, Gilles. Fitna. Guerras en el corazón de Islam. Barcelona: Paidós. 2004

One thought on “11 de setiembre: cinco años después

  1. Hola Mariana, interesante artículo.

    Me queda la pregunta si es que la supuesta presencia de armas de destrucción masiva o la supuesta relación entre Hussein y Al Qaeda fueron los únicos motivos que llevaron a la intervención.

    Más bien, tengo la impresión que muchos (no solamente en los gobiernos) realmente creen, como tú dices al comienzo, que la reconstrucción y la democratización del Oriente Medio son claves para combatir el terrorismo y generar gobiernos estables y transparentes, predecibles.

    Los más pesimistas dicen que la guerra civil entre grupos religiosos en el Irak demuestra que el concepto de la democracia no cala en tales sociedades.

    Personalmente, pienso que ningún grupo social es estático. Al contrario, creo que puede asimilar y crear nuevos impulsos que, a largo plazo, conllevan cambios dramáticos (para bien o para mal).

    Por eso pienso que la democratización del Medio Oriente (o de Afganistán o de la ex Yugoslavia) es posible, aunque probablemente no se pueda imponer desde fuera y menos con una intervención militar.

    Saludos
    Evaristo

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