En busca del voto de centro

Frente a frente Ollanta Humala y Alan García. Empezó la carrera rumbo al cuatro de junio, fecha de la segunda vuelta electoral. El líder aprista parte con una ligera ventaja, según las encuestas (56% vs. 44%). En la mira de ambos candidatos deberá estar el votante medio, moderado, de centro. La plaza en juego es Lima.

Pocas semanas antes de la elección del nueve de abril, el número de electores indecisos era muy alto. Recién en las dos semanas previas a los comicios los votantes dudosos se fueron decantando por alguna de las opciones. Los candidatos recorrieron pueblo por pueblo hasta el último momento con el fin de llevar su mensaje a aquellos que no se terminaban de decidir. Fueron justamente estos últimos los que al final inclinaron la balanza en favor de Ollanta Humala y Alan García.

Luego de un reñido primer round, la contienda entra en una segunda fase que se rige por esquemas completamente distintos a los de la etapa anterior. A estas alturas, tanto el mensaje de Ollanta Humala como el de Alan García son fácilmente identificables y el elector conoce en qué consiste la propuesta de cada uno.

Voto de centro, voto seguro

Las segundas vueltas en las que compiten solamente dos postulantes funcionan bajo una dinámica de bipartidismo. Sobre todo, si entre las dos elecciones los partidos sobrevivientes no sellan alianzas con los partidos perdedores. Paradójicamente, al mantener su independencia, los candidatos se ven en la obligación de apelar al votante medio, de centro. La razón es muy simple y tiene que ver con un modelo espacial de la distribución ideológica del electorado: si uno de los dos candidatos se inclina mucho hacia uno de los extremos pierde al votante medio y al que se encuentra en el polo opuesto.

Mucho se habló a lo largo del 2005 acerca del votante de centro y de cómo éste sería decisivo en la recta final. En las entrevistas a los políticos y en la retórica de los analistas se puso especial énfasis en la idea de apelar a ese elector. Los que lo hicieron fracasaron estrepitosamente ya que, en una situación de competencia multipartidaria medianamente polarizada, el centro del espectro es algo etéreo, casi la nada.

Pero ahora, enfrentados en un mano a mano, Humala y García deberán alejar los fantasmas que los persiguen y dar la imagen de estadistas, de hombres coherentes capaces de representar a las grandes mayorías. Si en la primera vuelta los candidatos pelearon hasta el final por cautivar a los indecisos, ahora se trata de lograr la misma hazaña con los desconfiados.

La tarea no es para nada fácil. Según la encuesta difundida ayer por Apoyo hay un 15% del electorado que piensa votar en blanco. Ante la disyuntiva de elegir entre dos candidatos con serios cuestionamientos, muchos electores prefieren lavarse las manos y no votar por ninguno. Si bien la opinión pública tiende a ver a García como el más moderado de los dos, las coincidencias entre el nacionalista y el candidato del APRA llaman la atención: Humala habla de nacionalizar las actividades estratégicas, García estatizó la banca. A Humala se lo acusa de haber violado los derechos humanos en Madre Mía, a García se lo cuestiona por haber hecho lo mismo en el Frontón en 1986.

Sin embargo, García viene ganando la batalla por el voto moderado. El APRA ha sabido explicar que lo sucedido durante su primer gobierno se debió más a la coyuntura del momento (crisis de la deuda e inflación generalizada) y al contexto de profundas diferencias ideológicas entre la izquierda y la derecha (estatización de la banca). Incluso uno de los más acérrimos opositores desde las épocas del Movimiento Libertad, Rafael Rey, ha comentado que los años en el extranjero y el paso del tiempo deben haber hecho menos heterodoxas las concepciones económicas del líder aprista.

Humala en cambio, tiene la mala suerte en esta segunda vuelta de ser el candidato del lenguaje incendiario. Ese mote resulta, a estas alturas, difícil de sacárselo, sobre todo porque la prensa ya lo ha sentenciado en ese sentido. En el contexto anterior al nueve de abril, su discurso inflamado y radical le permitía llegar a esos sectores sociales en situación de extrema precariedad. Pero ahora que necesita ampliar su base de votantes, la que parecía una aplanadora nacionalista ahora se asemeja más a un tranvía a media máquina.

El Perú es Lima, Lima es el Perú

En la primera vuelta, Lima votó al revés que el resto del país. El que fuera el bastión de Unidad Nacional, ahora es el objeto de deseo de nacionalistas y apristas. Ahora sí es de esperar que Lima defina el resultado final de la elección. El nueve de abril, Ollanta superó en la capital por un pelo a García.

Según Apoyo, en estos momentos la ventaja a favor de García en Lima es amplia. Pese a ello es de esperar que Humala concentre sus mayores esfuerzos en conquistar esta plaza. Los motivos no son pocos. Para empezar, Lima concentra casi un tercio del electorado y es donde está la mayor cantidad de votos en disputa, ya que ahí se concentraron los votos de Lourdes Flores. Además, el resto del país ya tiene color político definido. El sólido norte está más sólido que nunca para el APRA y la costa sur y la selva son bastiones seguros del humalismo.

Alan ya ha iniciado la cruzada por el voto de los ex electores de Unidad Nacional. El candidato de la estrella sabe en el fondo que entre los que apoyaron a “la candidata de la derecha” no sólo se encuentran los ricos, sino que hay un importante sector de clase media urbana. Este sector representa justamente el voto de centro.

Para mala suerte del candidato nacionalista, el 81% de limeños, según la última encuesta de la Universidad de Lima, apoya el TLC con Estados Unidos. Además, el 74% desaprueba la gestión de Hugo Chávez en Venezuela, uno de los principales aliados de Humala en el exterior. En cuanto a Evo Morales, presidente de Bolivia, una clara mayoría ve con malos ojos su gestión como jefe de Estado de ese país.

Ignazio De Ferrari

2 thoughts on “En busca del voto de centro

  1. Señores, nos vemos encontrados una vez más en una segunda vuelta. Los dos candidatos proponen y proponen. Pero hay algo que me molesta mas que nada. Cuando pregunto a gente, por quien va a votar?, en zonas residenciales, como San Isidro, todos me responden casi lo mismo. “Una elección entre el cancer y el Sida, yo voy a votar por Alan Garía porque no quiero que salga Ollanta Humala, prefiero a un malo conocido, que un malo por conocer”. Y yo me pregunto, asi es como se debe votar?, votando por uno para que no salga el otro.
    No es posible que se vote con esa mentalidad. Votar por Alan García para que no salga el señor Humala, sin verdaderamente apoyar al señor Garcia, y siempre escuchamos la lucha entre la democracia y la dictadura. Cual es el dictador y cual es el democrata?.
    Si mal no estoy, el señor García nos dejó la peor crisis de la historia en el Perú. Inflación, Corrupción, una economía de fantasía, entre otros, esta persona ya nos goberno una vez, y lo hizo mal, y que no diga que fue la situación, el señor Fujimori nos sacó de esos problemas, acabó con el terrorismo casi en su totalidad, y con una situación hasta peor que la del señor García. Recuerden
    Pero nuevamente viene la tésis de todos los que viven con el sistema. Ollanta es un ladrón y un dictador. No señores, Ollanta lucho contra el terrorismo en Madre Mía, el luchó y eso nadie lo puede negar, el señor Ollanta tiene mejores politicas anti corrupción y anti narcotrafico. El en ningun momento se ha declarado un dictador. Entonces formulo una nueva pregunta, Está bien votar por uno, para que no salga el otro, sin conocerlos? Mediten su voto, piensen en su voto. Los dos son buenos, los dos son malos, pero porfavor, piensen en su voto, tomense su tiempo, y ahí, después de pensar, elija a su candidato…
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    No soy militante Humalista que quede claro, si pudiera, votaría viciado.

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