Un día sin inmigrantes

El lunes primero de mayo del 2006, miles de inmigrantes, tanto legales como ilegales, marcharon pacíficamente por las calles de Estados Unidos reclamando la igualdad de oportunidades. La protesta fue denominada “Un día sin inmigrantes”, y tuvo como objetivo demostrar la importancia de éstos en Estados Unidos.

En el 2004 se estrenó la película mexicana-estadounidense “Una día sin mexicanos”. La premisa es simple: una mañana ha desaparecido un tercio de los habitantes del estado de California, y la característica distintiva de todos los desaparecidos es su origen hispano. Ahora, dos años después, la realidad parece imitar al arte.

La protesta se organizó con el fin de demostrar el papel económico fundamental que tienen los inmigrantes, sobre todo latinoamericanos, y sobre todo en lo relativo a los trabajos de menor calificación. Es decir, aquellos trabajos que los estadounidenses no están dispuestos a realizar. El llamado efectuado por los organizadores osciló desde un boicot comercial, en el que los inmigrantes, tanto legales como ilegales, no debían comprar nada ni salir a trabajar, hasta un llamado a salir a marchar después de la jornada laboral o escolar.

La protesta bajo la premisa “Un día sin inmigrantes” fue impulsada por el debate sobre una reforma de la legislación sobre migraciones. Ésta, de ser aprobada, podría significar que los inmigrantes sin la documentación legal serían tratados como criminales, además de considerar la posibilidad de la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre México y EEUU. El proyecto de ley fue aprobado por la Cámara de Representantes, sin embargo, se estancó en la discusión en el Senado.

Dos semanas después, cuando el Senado retomó sus funciones luego de las vacaciones de Semana Santa, el Partido Republicano y el Partido Demócrata no lograron ponerse de acuerdo en la propuesta de reforma migratoria. Ambos partidos buscarán llegar a un acuerdo en el balance de los beneficios que podrían recibir los inmigrantes ilegales –que ya llegan a 12 millones de personas- y el reforzamiento de la seguridad en las fronteras. La propuesta podría ser discutida antes del final de mayo, ya que debe presentarse una ley que sea firmada por el presidente Bush antes de las elecciones parlamentarias en noviembre.

Los 12 millones de inmigrantes ilegales resultan fundamentales para la economía estadounidense. Éstos son en su mayoría mexicanos y centroamericanos, y se concentran en las áreas de agricultura, limpieza, construcción y preparación de alimentos. Según el Departamento de Estadísticas de Trabajo, se estima que 48% de los puestos de trabajo creados entre el 2002 y el 2012 serán ocupados por personas sólo con diplomas de educación secundaria, o sin haber finalizado la educación escolar. Sin embargo, según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, el debate sobre la inmigración se ha generado por el impacto sobre los sueldos que tienen los inmigrantes ilegales, ya que pueden ejercer presiones a la baja en los salarios. (BBC Mundo)

¿Cómo puede manejarse una demanda de cierre de las fronteras por parte de aquellos que se ven afectados por la presencia de los inmigrantes, con el importante papel que éstos tienen en la economía? Las acciones a tomar en las semanas siguientes serán decisivas para ambos partidos, dada la cercanía de las elecciones de renovación por mitades del Congreso. Tanto el voto de aquellos inmigrantes legales que se identifican con los latinoamericanos que viven en EE.UU. sin documentos, como el de aquellos estadounidenses indignados con lo que consideran demasiada lenidad con los que cruzaron ilegalmente las fronteras, serán imprescindibles en noviembre de este año.

Encontrar un balance entre la integración de los inmigrantes que se encuentran en el país y que son una pieza crítica en la economía estadounidense y el control de la inmigración ilegal que atraviesa las fronteras, será ineludible para un país que se define como producto de la inmigración. Una de las soluciones más obvias, pero también una de las más obviadas por las repercusiones políticas que causaría, es la cooperación con los países subdesarrollados y el comercio justo, lo que necesariamente implica acciones como la eliminación de subsidios a la agricultura. Mientras tanto, los países originarios de la gran mayoría de los inmigrantes ilegales –países latinoamericanos- han ofrecido asumir su responsabilidad en el tema migratorio, bajo una premisa de construir la seguridad regional.

Más que un muro que separe México y Estados Unidos, una posibilidad sostenible y sensible es el apoyo al desarrollo de aquellas zonas de las cuales provienen la mayor cantidad de inmigrantes ilegales.

Mariana Olcese