Una de las cuestiones que suelen definir las campañas electorales es la demagogia, en mayor o menor medida, es difícil escapar de la misma, sobre todo en los mítines y similares, donde el calor del público llama a complacerles diciendo lo que quieren oír (y buscando que sea un titular en algún medio informativo). En su justa medida no pasa de simples exageraciones. Aunque a veces la demagogia no sólo sale en un medio, sino que se vuelve el tema de discusión entre los candidatos.
La historia del asunto:
Hace unos días la candidata Lourdes prometió una buena cantidad de empleos durante su mandato (nada menos que 650 mil al año, aunque luego precisó que es la creación de 350 mil al año y la salida del subempleo de otros 300 mil), sobre todo para “jóvenes” (que siempre queda bien), obviamente de la calidad de los empleos ni palabra, lo que importa no es eso, sino la cantidad (que es lo que suena “fuerte y bueno”).
Obviamente, el resto de candidatos han saltado con el anuncio “demagogia y populismo” gritan. El que más ha salido criticando a la líder de las encuestas, es Alan García, lo curioso es que defiende, directamente, que el Perú no está preparado para generar esa cantidad de empleos (de forma sostenible). ¿Por qué digo que es curioso? Simple, un candidato presidencial diciendo que no es posible un proyecto ambicioso de generación de empleo es algo extraño cuanto menos, no sólo dice que cae en la demagogia y que no viene respaldada por ninguna otra medida real de generación de empleo (recordemos la “acusación” de continuismo que pesa sobre la candidata de UN). Desde UPP se resalta, además, que UN desea bajar el empleo en las administraciones públicas, y que es una medida contraria a la creación tan “alta” que proponen; por no decir que achacan esta propuesta de UN por el cambio de sentido de las encuestas.
Lourdes se defiende:
Por supuesto, la réplica no esperó demasiado, Lourdes resalta la poca fe que tiene el resto de candidatos en sus propias promesas, y que todo lo que ella dice está sustentado en los informes y demás realizados por el equipo que dirige; y que estos técnicos lo explicarán (habrá que ver cómo el “chorreo” puede funcionar en este sentido) y termina indicando cómo piensa generar ese aumento en el empleo formal. En realidad, todo lo que dice no garantiza ni más ni mejores empleos, al menos no formales.
Pero como promesa “ahí queda”, lo importante para la candidata es que se hable de su promesa, que todos asimilen que ella propone trabajo ante todo, con lo cual puede ganarse a jóvenes y obreros (del sector informal, que a ellos va dirigida la propuesta) sin necesidad de mostrar las cartas del “cómo piensa conseguirlo”, ningún candidato lo hace con sus promesas, a fin de cuentas. Es un arma de doble filo que todos los candidatos suelen jugar, pero esta vez el (posible) farol de Lourdes puede salirle muy caro (o rentable, según como se den las cosas).
Oportunidad perdida:
Pero ¿Es realmente posible generar (o crear las condiciones para que se genere) “tanto” empleo? ¿de qué calidad? ¿En qué condiciones? ¿Para ello “quitará” el Salario Mínimo? Porque así podrá generar todo el empleo del mundo y un poco más, aunque los trabajadores no llegarán ni al primer fin de semana de cada mes, se morirán de hambre, pero trabajando “de formal”. Hace tiempo, ya que toco el tema, que no escucho nada al respecto desde la candidatura neoliberal de turno, a ciencia cierta sabemos que no miran con buenos ojos el (más que bajo) Sueldo Mínimo; si su varita mágica para generar el empleo es “dejar al mercado que haga y deshaga en un marco sin salario mínimo”, posiblemente se creen esos que ella dice, y más. Pero la calidad será ínfima.
Es lamentable que la propuesta de Lourdes no haya generado un debate sobre la viabilidad de la misma, que los candidatos simplemente hayan dicho “demagogia” sin entrar a justificar nada, ni siquiera la misma Lourdes explica su promesa más allá de “los técnicos saben” (¿Como sabían los de Alan con todas esas medidas económicas que arruinaron a un país?). No interesa debatir ideas (por parte de ninguno de esos de arriba en las encuestas, cuanto menos), sino dar gritos. Una lástima. Sería interesante ver a unos sustentando distintas posturas sobre la generación de empleo, las fórmulas propuestas, lo sostenible del proyecto, los fundamentos de por qué es el más eficiente o que generará mejor calidad de vida… Pero NO. ¿Nada de eso es posible? ¿Acaso es más factible que García acepte el reto de Keiko de bailar sus ritmos de campaña antes de ver a los políticos hablando de política sin mentarse la madre?
Un par de consideraciones finales:
Las medidas para el empleo formal deben pasar, primero, por una normativa que favorezca la prueba de la realidad material sobre la formal en los contratos, sobre la facilitación para denunciar los casos de empleos informales y que en un procedimiento sumario se determine la realidad laboral del empleo formal y la adecuación de la situación del trabajador a la normativa laboral, esto es, lo primero que se debe hacer es formalizar el actual empleo informal (que es excesivo), y para ello es necesario que la prueba no sea demoniaca (imposible para una de las partes). He soltado un poco a la ligera dos cuestiones distintas (y paralelas) que juegan en el ámbito legal, una más material y la otra más procesal, ambas espero desarrollarlas en otro momento. Por otro lado, todos los cambios de empleos informales a formales no deben contabilizarse como creación de empleo, sino como lo que es, regularización de prácticas laborales.
Por Jomra.