Una necesidad, en cualquier sistema en que la participación política no sea sólo una plataforma de elección de representantes sino que sea una forma de inclusión social del individuo en los quehaceres de la comunidad y desarrollo de la personalidad (para quienes quieran, que eso de la participación “por narices” no vale)… Pero me voy a un extremo que no es necesario tocar. Quiero exponer un breve punto de vista sobre dos aspectos de las elecciones, el activo y el pasivo.

“Deme su voto, soy la única opción válida”

El pasivo es muy activo. Esto es, quien será sujeto a elegir se desvive por darse a conocer, esto en principio está bien, pero si queda al libre albedrío de las fuerzas políticas (y económicas) no sólo sería un caos, sino que ganaría (o tendría muchas más posibilidades) el económicamente más fuerte, con lo cual el proceso electoral libre quedaría empañado por las fuerzas que controlen los medios de comunicación y los espacios públicos cubiertos de publicidad electoral.

Este es uno de los campos en que el sistema grita por la necesidad de una regulación (que no sólo exista, sino que sea efectiva, de nada sirve el papel mojado de El Peruano), la misma debe contemplar distintas facetas de la publicidad electoral pagada por los partidos, como, por otro lado, ver la forma en que el Estado financie al menos parte de la campaña electoral de los mismos, ya sea de forma directa como indirecta. La idea es hacer efectivo el derecho a la participación política…

Los candidatos y la televisión:

Un buen ejemplo, es lo llevado a cabo por Canal 7, presentando a todos los candidatos a la presidencia, esta medida es (o debiera ser) completada con espacios gratuitos en las televisiones nacionales, debates programados y bien organizados, incluso, una cierta ayuda logística para que puedan “llegar” a ciertos lugares olvidados del Perú. Todo ello bien organizado, con un tiempo mínimo igual para todos y luego que se usen distintos indicadores para modular y repartir el tiempo/dinero.

Pero este aspecto tiene otra cara, el tiempo “informativo” (o pagado) en los medios de comunicación, se debe poner un límite al tiempo contratable (y que sea claro), ya que sino los grandes ahogarían a los pequeños. Se debe impedir que un canal o medio de comunicación rechace por la razón que sea el publicar publicidad electoral (que cumpla con la legislación), para que quienes tengan el poder de los medios no decidan qué debemos y qué no debemos ver (y en Perú la mayoría se informa por medio de la televisión, sobre todo para temas políticos, por tanto, este medio es más que relevante), así, una agrupación política podrá llegar a grupos que en principio serían contrarios a su publicidad, o simplemente poder llegar a todos los grupos.

La parte difícil es ponderar el tiempo en pantalla de cada cual, en los informativos y demás. En teoría todos deben salir un tiempo similar, sin que ningún candidato reciba una mayor cobertura electoral que otros. Claro que acá el efecto “interés” de los espectadores sobre los temas de un candidato y sobre la actividad del mismo pueden inclinar la balanza en favor de dicho candidato (sin ver nada por detrás, simple “medición” de audiencias), lo cual haría a su vez que esa candidatura atrajera más interés, un ser que se alimenta consigo mismo y sigue creciendo. Y no todos los candidatos realizan actos noticiables todos los días o para todas horas, así pues, los actos más relevantes siempre ganarán a los menos, y es difícil decidir cual es cual…

Pero si lo anterior es un problema de pesos y contrapesos, es grabe cuando comienzan las acusaciones de campañas mediáticas contra un candidato o a favor de otro (o las dos cosas a la vez). Una serie de denuncias ante la Misión de Avanzada de la OEA deja entrever una preocupación sobre la actuación de los medios de comunicación, en especial la televisión. Una campaña de acoso y derribo al candidato Humala, y un favorecimiento a la candidata Lourdes (primera en las encuestas), cabe indicar de todas formas los problemas que Humala está teniendo con el tema de unos legajos (en lo que no entro). El Consejo de la Prensa Peruana (CPP) también ve una inclinación de balanza… Obviamente, Lourdes niega que los medios estén de su lado. ¿Ustedes qué piensan al respecto? ¿Dónde quedan el resto de los candidatos? Todos quieren sus minutos de fama en los medios, que puede significar un salto en las encuestas, al menos para conseguir el empujoncito necesario para pasar la valla nacional.

Los carteles políticos toman las calles.

Ahora, de la mano de los partidos tenemos el peor ejemplo de publicidad electoral, saltándose la legislación vigente cual obstáculo molesto, llenando de carteles las ciudades (la noticia enlazada tiene una galería de fotos buena) y demás espacios en que al menos un ojo humano pueda posar la mirada. El abuso no sólo incumple el pacto que con tanta bomba y plantillo firmaron, sino que, como se ha mencionado, no es legal. ¿Y los alcaldes? Bien gracias (un par de multas en total se han puesto). No hacen cumplir la Ley. Estamos en época electoral, no es tiempo en el que se suela cumplir la ley (la que sea). Es necesario que estos abusos y faltas de respeto sean eliminados, y acá sí dependemos de la actuación de los partidos, si ellos no mandan a hacer ese estilo de pegado de carteles, colocación de pancartas, etc., las mismas no estarían. Así de sencillo en este caso. Ahora, hacer responsables a toda la cadena es una buena idea para “asustar” y que hacer ese tipo de publicidad (que luego nadie quita) no salga rentable.

“Quiero votar, pero no es fácil”

El otro aspecto, que al comienzo quería hacerlo el principal (pero luego leí las noticias), es la dificultad para votar. Es cierto que nuestro sistema intenta ser muy garantista en cuanto al aseguramiento de que quien vota es quien dice ser, que no haya duplicación de votos, y demás fórmulas para asegurar la limpieza. Pero el ciudadano sigue teniendo que ir físicamente a votar un día en concreto a una localidad en concreto. No hablo de “aprovechar” las nuevas tecnologías para el “voto por Internet” (que también sería una forma de facilitar el derecho a votar), sino del sistema por todos conocido como Voto por Correo. ¿Cómo es posible que se obligue al desplazamiento? Bien, si alguien algo quiere algo debe poner de su parte, está claro que en el voto por correo también tienes que realizar ciertos trámites (entre los que debe encontrarse un sistema para asegurar la identidad de la persona que recibe las cédulas), pero cobra relevancia que los puedes hacer cuando tengas tiempos o posibilidades, dentro de un plazo más o menos largo. Con lo cual no queda todo sujeto a las vicisitudes de un día.

Algunas ventajas, un poco por encima.

Así, las personas que quieran podrían votar sin ver “modificado” sus planes para un día concreto, podrían votar aunque ese día estén de viaje (una de las excusas es que para esas fechas estés de viaje; tienes que justificarlo, claro), se evitarán los desplazamientos para ejercer el derecho y obligación a votar (sí, soy de esos que deberán realizar un desplazamiento). En Zonas de difícil acceso se puede acercar la posibilidad del voto a esas poblaciones por medio del voto por correo; esto es, el ejercicio del derecho a voto se puede ver facilitado.

Obviamente, esta modalidad de voto no debe representar cargo alguno para el ciudadano, si la idea base es que se debe facilitar el ejercicio de ese derecho político, es de rigor que no le suponga una carga. Más aún, en un sistema en que votar es obligatorio, lo mínimo sería pedir a los poderes públicos que faciliten por todos los medios habidos y por haber la ejecución de lo que estamos obligados a hacer.

¿Peligro de fraude? El mismo que con el voto presencial. No hay gran diferencia en este aspecto.

Por Jomra.