La violencia nuestra de cada día

En los últimos días hemos sido testigos de una serie de incidentes violentos. La cachetada por parte de nuestro Presidente (o, según las versiones, su agente de seguridad) contra un ciudadano que osó llamarlo corrupto y la brutal golpiza de un adulto contra un menor de diez años de edad son tan sólo las noticias más promocionadas de los últimos días.

La violencia entre ciudadanos y dentro de las familias raramente merece un nota de prensa a no ser que los hechos sean especialmente macabros (como el de la mujer cuyo rostro fue desfigurado con agua hirviente).

Hechos como estos ocurren en todo el mundo y el Perú no es la excepción. Lo que sí debe preocuparnos es la aparente indiferencia y hasta cierta simpatía frente a formas de violencia no delincuenciales. Que el presidente de nuestra Corte Suprema, Javier Villa Stein, salga a declarar que “sólo en un país de maricas” un insulto no se contesta con golpes es inaceptable. También lo es que el Presidente de la República, en vez de ofrecer disculpas por su actitud descontrolada, niegue los hechos y luego ataque a la prensa por tratar de esclarecerlos.

Pero no sólo la política ha mostrado una falta de firmeza e integridad para marcar una clara distancia frente a actitudes violentas como estas. Basta con leer los comentarios en Internet sobre la agresión contra aquel niño de diez años que, por rayar el automóvil de su agresor, casi pierde la vista en su ojo derecho. Un artículo del diario Perú21 contiene más de 60 comentarios, muchos de los cuales justifican, en mayor o menor medida, la agresión.

Un lector pide “Maranguita al aprendiz de pandillero que raya carros y ahora quiere pasar por inocente”. Otro lector sostiene que la agresión no se justifica pero “comprende cómo es que se dio esa reacción”. En otro comentario se afirma que “el niño no es ningún santo y va camino a convertirse en pirañita. Esperemos que haya aprendido su lección”.

La violencia organizada figura entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, los medios y la política. Todos hablamos de la inseguridad ciudadana y del narcotráfico. Poco se habla, en cambio, de la violencia entre ciudadanos y la violencia dentro de la familia. Salvo contadas excepciones, la violencia contra la mujer apenas es notada por la medios de comunicación.

Las estadísticas, en cambio, cuentan otra historia. De acuerdo a la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2009, el 38,8% de las mujeres peruanas que alguna vez tuvieron pareja sufrieron violencia física por parte de su esposo o compañero en algún momento de sus vidas (p. 29).

Frente a esta situación, Christian Bernal Méndez del Movimiento Manuela Ramos propone lo siguiente:

[S]e debe capacitar a los periodistas y comunicadores sociales para que tomen conciencia no sólo de su rol como agentes de socialización sino también como entidades que construyen representaciones de la realidad, es decir que ordenan, sistematizan y valoran los eventos y sucesos que ocurren en la sociedad. En este sentido, existen dos graves problemas en los cuales se debe hacer hincapié: la invisibilización de la mujer en la agenda mediática y la realidad estereotipada que nos muestra la realidad “mediatizada” de los medios de comunicación.

Considerando el primer aspecto, tradicionalmente, los casos de violencia familiar han sido vistos como poco noticiosos, incluso se les ve como “normales”. No obstante, es prioritario el establecimiento de campañas comunicacionales que logren poner en la agenda mediática y de la sociedad civil, las consecuencias humanas y legales de la violencia familiar (fuente: presione aquí).

No tenemos dificultades en tratar a la delincuencia como un asunto público que nos incumbe a todos. Pero la violencia doméstica sigue siendo vista por muchos como un problema privado, un asunto interno de cada familia.

Hasta el año 2001, las víctimas de agresiones familiares no tenían la posibilidad de acudir a instancias judiciales pues debían pasar, de forma obligatoria, por un proceso de conciliación para buscar una salida extrajudicial. Este obstáculo legal ya no existe, pero la protección jurídica no sirve de mucho si no va acompañada de una campaña de concientización para que las víctimas conozcan sus derechos y sepan hacerlos valer frente a un aparato público muchas veces ineficiente.

Los medios de comunicación desempeñan un papel importante. De ellos depende, en gran medida, que el tema sea colocado y discutido en la agenda pública. La edición en línea del diario El País de España, por ejemplo, contiene una página especial sobre la violencia contra la mujer. Allí se encuentra, casi a diario, una notica relacionada al tema.

El fenómeno de la violencia no organizada -ya sea la violencia entre ciudadanos o la violencia doméstica- merece ser repudiado y denunciado así como repudiamos y denunciamos la delincuencia.

Por Bernd Krehoff

Enlaces de interés:

Violencia doméstica en el Perú (por Ignazio De Ferrari en Perú Político)
La letra con sangre ¿entra? (por Laura Arroyo Gárate en Menos Canas)

Imagen tomada de: http://www.computedart.org/

11 thoughts on “La violencia nuestra de cada día

  1. Hola Bernd,
    muy buen texto y con un tema actual que, como afirmas, es justificado de manera vergonzosa. Lo más terrible es que he podido notar que para muchos la violencia es vista no como la “única forma de arreglar un problema”, sino como “la mejor”. Recuerdo que, a partir del incidente de la cachetada presidencial, muchos amigos taxistas me comentaron que la bofetada García era necesaria para poner a quien gritó “corrupto” en “su sitio”. Del mismo modo, y me parece interesante también, me dijeron que lo que menos les gustó del debate municipal fue ver que Susana Villarán en ningún momento “calló a su oponente con un buen grito”.

    Como vemos es un asunto justificado y legitimado por muchos ciudadanos que desconfían de los procesos judiciales pertinentes y toman las acciones con sus propias manos. El problema es cuando además, las autoridades avalan y reproducen estas acciones violentistas. Así no llegaremos a nada.

    Escribí algo al respecto en: http://menoscanas.blogspot.com/2010/10/la-letra-con-sangre-entra.html

    ¡Buen texto!

  2. Laura, gracias por tu comentario. Acabo de leer tu post en Menos Canas. Y sí, me parece que la violencia en la sociedad se entiende mejor si la vemos como un fenómeno sistémico que (al igual que la corrupción) no se limita a la “clase política” o a cierto sector social, sino que está por todos lados y se expresa de muchos modos (a veces es sutil, a veces escandalosa y muchas veces rutinaria). Creo que lo más importante es no perder la capacidad de indignación, de decir y repetir que eso no está bien y señalarlo con toda claridad. Cuesta (también porque nadie es un santo), pero vale la pena.

  3. Hola buen día.

    La violencia deja de ser un problema meramente personal cuando son las institucionales las que le avalan o por lo menos no hacen nada en contra de ella. Por eso, no existe hasta el momento alguna especie de filtro para negar el acceso al poder a un sujeto que golpea a otros con la excusa de una legítima defensa de su honorabilidad (como si existiera una relación de paridad entre el ataque físico y el verbal); y peor aún, que uno de los representantes máximos de nuestra justicia demuestre con sus actos que la violencia no sólo es física sino que va también por lo moral y psicológico, porque siendo de otro modo, “marica” es sinónimo de “homosexual” y “cobarde” a la vez.

    Este comportamiento social es incluso más crudo que la Ley del Talión (ojos por ojo, diente por diente) porque la venganza hacia el inculpado llega ser mayor que su supuesto delito.

    Pero no quiero desviarme del tema, el punto importante aquí es que no hablamos de la violencia inmanente de unos cuantos sujetos, sino que forma parte de la estructura social del país. Por esa razón la mayoría justifica y defiende la cachetada de Alan García, los ataques discriminatorios de Javier Villa Stein, la paliza de un adulto contra un niño, la pena de muerte, etc. La escasez de solidaridad y empatía de los peruanos, debido a la crisis económica y social permanente en la que vivimos, la que se transforma en inseguridad, hace que perdamos la conciencia de las semejanzas que tenemos, las mismas carencias y necesidades, y el mismo deseos de superación. Hace que los peruanos estén en contra de sí mismos, estando indiferentes a las necesidades de otros trabajadores y desaprobando las protestas sociales en su generalidad.

    Saludos.

  4. Es interesante ver cómo todavía hoy existen formas “políticamente correctas” de ejercer violencia. Esto genera que muchas formas de violencia no sean vistas como tal. Sin un consenso sobre qué es violencia y qué no es muy difícil que podamos tener una sociedad en la que imperen formas respetuosas de relacionarnos.

    El Peru ha vivido recientemente una etapa de violencia política muy dura que tuvo un costo muy alto. Tardó mucho tiempo que nos indignaramos ante lo que sucedía en la sierra y en la selva (muchos aun no lo entienden). Es hora de que entendamos que estas formas de violencia cotidiana son también muy nocivas.

    Saludos.

  5. Rodrigo, Ignazio, gracias por sus comentarios.

    Rodrigo, coincido contigo en ver a la violencia como un fenómeno que es “parte de la estructura social del país”. Pero no estoy tan seguro cuando dices que esto se debe, al menos en parte, a “la crisis económica y social permanente en la que vivimos”. En los últimos años hemos presenciado un crecimiento económico sólido y constante que, si bien no ha beneficiado a todos por igual (ni mucho menos), sí ha contribuído al renacimiento de la clase media y a una reducción significativa de la pobreza (de acuerdo a todos los métodos de medición). Y, sin embargo, la violencia no parece haber disminuido. ¿Puede ser que el fenónemo de la violencia se deba a razones más profundas que los factores económicos?

    Ignazio, hablas de un consenso “sobre qué es violencia y qué no”. No podría estar más de acuerdo, pero también creo que un consenso de este tipo sólo se puede conseguir si es que existe una amplia coincidencia en los valores de los ciudadanos – si la mayoría de nosotros pensásemos lo mismo sobre la violencia tendríamos un consenso implícito que sería mucho más efectivo que cualquier acuerdo legal o formal.

  6. Hola Bernd como estas.

    Perdón que me desvíe del tema principal pero, ¿A qué estamos llamando crecimiento? ¿Llamamos crecimiento sólido y constante a que dupliquemos, tripliquemos o cuadrupliquemos nuestras exportaciones, o que la tasa del crecimiento del PBI lleguen a sus máximos históricos? Lo que importa no es el crecimiento económico sino el desarrollo del país.

    Cómo podemos decir que el país está mejorando cuando el crecimiento se basa en la suba de los precios internacionales del oro (que nosotros no manejamos), de la explotación petrolera y de otras producciones primarias, las cuales demandan escasa mano de obra. El país vive en la paradoja de la abundancia, donde la entrada cada vez mayor de divisas (por el aumento de los precios del oro y petróleo), hace que nuestra moneda se revalorice desincentivando el desarrollo industrial y agrícola porque se vuelve menos competitiva con el resto del mundo. Estas dos actividades, que son las que demandan mayor mano de obra han sido olvidadas por los gobiernos desde hace décadas.

    Esa es la razón de porque tanto crecimiento económico no llega al peruano común, el peruano común no exporta oro ni petróleo, ni trabaja en las empresas transnacionales y por tanto no se beneficia que suba el precio de los commodities. El peruano común es obrero o campesino. Pero lo peor de todo es que el “milagro peruano” acabará ni bien ocurra un shock que hagan caer los precios internacionales. Así como existen precios inflados por la especulación financiera, así también existen economías “infladas” por tal especulación.

    ¿Puede ser que el fenómeno de la violencia se deba a razones más profundas que los factores económicos? Sin duda que existen otras razones por la cual la violencia no disminuya, pero dentro de los factores más importantes y del estudio científico racional, considero que es el factor económico el principal agente de las transformaciones sociales.

    Saludos.

  7. La violencia que estamos viviendo al interior del pais, es producto del financimiento venezolano para armar la revuelta por el supuesto fraude ya que temian perder las elecciones, pero como todo ya estaba coordinado y financiado para iniciar la violencia, es que ahora por cualquier pretexto como el caso de huancayo cuyo lio se incio por el comedor y logro hacer caer la cabeza del rector, pero que tenian que salir a violentar a la ciudadania si su lio era interno, en esos casos siempre toman el local, en algunos casos a balazos sacan a las autoridades supuestamente corruptas. Ahora que los aymaras lograron lo que querian y nadie castigo al “valiente” aduviri resulta que ahora los quechuas puneños tambien salieron a pedir lo suyo. Si humala y su amo prostatico chavez creen que con esto dañan a Garcia, estan equivocados, como ellos tienen manchadas las manos de sangre porque ellos no solo mandaron a matar sino que tanto humala y chavez asesinaron a inocentes. Por ello Cipriani cada que recibe a humala luego tiene que baldear su sala con agua bendida. Bien ahora le tocara a humala pasar de incendiario a bombero y el boomeran le dara donde mas le duele.

  8. Porque hay violencia? porque cada uno de nosotros no tenemos la misma cultura, que con la palabra solo basta solucionar, pero no….tenemos que agarrarnos a golpe para estar bien, creen ustedes que esto está bien….si los niños aprenden de los adultos, ven que sus padres se pelean y se agarran a golpes eso quiere decir que eso es algo normal ?…..solo preguntas para resolver porque niños agresivos, porque no tienen cariño de padre ni de madre o no tienen padre o madre.
    El cariño y el amor es la paz para la violencia, alguna vez han sentido un abrazo de un amigo, a veces cada uno de nosotros queremos que nos den un abrazo y que rico se siente, espero que al leer esta nota dense un abrazo de amigos y van a sentir lo rico que es sentir un abrazo amigo.

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