La difusión de un video con imágenes de una manifestación pro-senderista en la Universidad de San Marcos ha causado gran revuelo. Según el sociólogo Julio Cotler, se trataría de una maniobra de estilo montesinista para fortalecer a los partidarios del autoritarismo (fuente: aquí).
El presidente Alan García agudizó el tono del debate al declarar que, de repetirse un incidente como este, “no voy a pedir permiso a nadie para ingresar a la universidad” (fuente: RPP). Esto a pesar de que las leyes vigentes no permiten intervención policial en las universidades salvo en caso de delito flagrante.
El Premier Javier Velásquez Quesquén ha anunciado la elaboración un proyecto de ley que permitiría a la policía ingresar a las universidades para realizar labores “preventivas” (fuente: Andina). Mientras tanto, el Ministerio de Justicia busca modificar la Ley de Partidos para prohibir la inscripción de partidos políticos que “promuevan la destrucción del Estado democrático de derecho” (fuente: La República).
El motivo de tanta agitación no está del todo claro, toda vez que existirían maneras menos drásticas de remediar el problema: Manuel Burga, ex director de la Universidad de San Marcos, sostiene que la falta de legitimidad de los decanos (muchos elegidos de forma irregular) los ha obligado a pactar con grupos radicales otorgándoles posiciones de poder dentro de la universidad.
Este problema se podría resolver, según Burga, a través de una nueva Ley Universitaria que obligaría a las autoridades universitarias a ser elegidas de forma democrática y transparente. “Entrar a las universidades”, tal como lo ha sugerido Alan García, parece ser la solución menos inteligente de todas.
El blog La Mula ha recopilado las declaraciones de diversos sanmarquinos además de publicar los volantes distribuidos durante la manifestación (presione aquí para el enlace). Según estas fuentes, la manifestación a favor de Sendero no habría superado los 30 estudiantes. Los volantes distribuidos durante el evento exigen una amnistía general para los “presos políticos” y defienden el marxismo-leninismo-maoísimo típico de Sendero Luminoso, pero al mismo tiempo (y a diferencia del Sendero de los años 80) abogan por la vía democrática como herramienta para lograr la revolución:
La experiencia del proletariado internacional y la luz del marxismo-leninismo-maoísmo y su aplicación concreta a nuestra realidad, enseñan que en circunstancias como las que vivimos, el proletariado y el pueblo debe de usar todas las formas de lucha, incluida la participación en las elecciones, para usándola principalmente como agitación y propaganda bregar por los intereses de la clase y el pueblo […] (fuente: La Mula).
Marco Miyashiro, ex integrante del grupo de inteligencia GEIN que posibilitó la captura de Abimael Guzmán, sostiene que sería “totalmente falso” calificar a San Marcos como una “universidad terrorista” (fuente: Perú21). Según Miyashiro, el número de universitarios simpatizantes con las ideas de Sendero Luminoso es muy limitado. Miyashiro también afirma que Sendero Luminoso ya no constituye una amenaza para el sistema democrático nacional, aunque sí representa una amenaza para las zonas del Alto Huallaga y el Valle del Río Ene y Apurímac (VRAE).
Nada parece indicar, entonces, la existencia de un peligro inminente. La impresión que queda, más bien, es la de un gobierno que ha decidido inflar un problema menor otorgándole a un grupo absolutamente minúsculo un protagonismo innecesario.
Tampoco se entiende la aversión del gobierno frente a una eventual participación democrática. La vía democrática obligaría a estos movimientos a ventilar su ideología en el espacio público en vez de buscar la visibilidad con acciones violentas desde la clandestinidad. El protagonismo otorgado a este movimiento gracias a las declaraciones desde el Ejecutivo ha sido, probablemente, mucho mayor a aquel que obtendría en las urnas.
Finalmente, no debemos olvidar que los focos de violencia no están en la universidad de San Marcos, sino muy lejos de Lima, en terrenos inhóspitos donde el Estado tiene grandes dificultades en establecer su presencia. En el VRAE hemos presenciado asesinatos ya casi regulares durante los últimos años. En su última edición, la revista Caretas reporta una creciente radicalización en la Universidad de Huamanga incluyendo la toma de armas (fuente: aquí). Es allí donde nuestro gobierno debería estar poniendo sus ojos.
Imagen tomada de: http://caminosocialista.wordpress.com/