Tras casi cuatro años en el poder, el Partido Aprista atraviesa su peor crisis política y moral. Si bien dentro del partido hay quienes, como el parlamentario Luis Gonzales Posada, cuestionan que el término crisis sea el adecuado para describir el complejo escenario que vive el partido, es evidente que hay una crisis profunda en Alfonso Ugarte. A estas alturas, ni siquiera en la cúpula partidaria se pretende minimizar los problemas. Para el subsecretario general, Wilbert Bendezú, “definitivamente hay crisis” (fuente: El Comercio, 26/04/10).
La performance del APRA en el gobierno ha sido deficiente por donde se la mire. En el Congreso, su bancada ha actuado a menudo de espaldas a las propias iniciativas del gobierno. En las últimas semanas, por ejemplo, algunos legisladores apristas han presentado un proyecto de ley para ampliar el plazo para el ingreso de autos usados por Tacna hasta el año 2012, cuando el gobierno quiere que el plazo que vence este año no se extienda. Algunos legisladores apristas como la desaforada Tula Benítez, Tomás Cenzano y José Vargas han protagonizado escándalos mayores. La gestiones de Velásquez Quesquén y Alva Castro como presidentes del Congreso han sido, cuanto menos, mediocres.
A nivel del Ejecutivo, los ministros apristas han sido, salvo alguna excepción, los que más dudas han dejado. En Interior, Alva Castro estuvo a cargo del Moqueguazo y Cabanillas del Baguazo. En la cartera de Justicia, Aurelio Pastor recomendó el indulto del indefendible empresario televisivo José Francisco Crousillat.
En los últimos días, las acusaciones de corrupción han alcanzado a las más altas esferas del partido de gobierno, es decir, a sus dos secretarios generales. A Jorge del Castillo, el escándalo de los petroaudios lo persigue. Si en octubre de 2008 perdió el premierato cuando se filtraron los primeros audios, 18 meses después su candidatura presidencial parece herida de muerte. A Omar Quezada, cabeza visible de la generación de los cuarentones, lo ha salpicado una denuncia por tráfico de tierras en COFOPRI, la entidad estatal que hasta hace sólo unos días dirigía y a la que se vió obligado a renunciar.
El presidente García repite a menudo que “sólo Dios y las bestias no cambian”. García se vale de esa frase para justificar su conversión al liberalismo de mercado. Pero esa frase también se puede aplicar a su partido. En algún sentido, el APRA también ha cambiado, pero para mal. Las acusaciones de corrupción e ineptitud en el manejo de los recursos públicos también llovieron durante la primera administración aprista. La diferencia es que la ineptitud y corrupción de estos tiempos viene acompañada de un canibalismo pocas veces visto en una historia de disciplina partidaria.
Para algunos columnistas, no es coincidencia que la denuncia contra Quezada haya trascendido un día después de que éste pidiera la renuncia de del Castillo a raíz de la aparición de los nuevos petroaudios. Como señala Augusto Alvarez Rodrich, del Castillo es conocido por acumular files con información comprometedora de otros políticos, incluso de su propio partido (La República, 26/04/10). Si detrás de la denuncia contra Quezada está, efectivamente, del Castillo, se trataría entonces de un ajuste de cuentas. El pedido de Quezada, había sido de por sí infraterno y había reforzado la idea de un matrimonio por conveniencia en la secretaría general. Además, Quezada quedaba muy mal parado al pedir la renuncia de del Castillo a la secretaría general y no predicar con el ejemplo luego de que se conocieran las irregularidades en su organismo.
Desde que del Castillo comunicara su intención de postular a la presidencia, le han llovido ataques desde dentro del partido. Algunos incluso hablan de una campaña de demolición contra el ex premier. Lo que no queda claro es por qué algunos compañeros se valen de recursos infraternos y de campañas de desprestigio para socavar la credibilidad del flamante secretario general. Una posible explicación es que esa sería la única forma de competir con quien amasa el poder partidario, lo que hablaría de un APRA poco democrático. En todo caso, se hace evidente que el partido ha perdido la capacidad de solucionar sus disputas por vías institucionales.
Los escándalos de corrupción e ineptitud que han alcanzado a diversos miembros del partido de gobierno le van a costar caro al APRA en las elecciones regionales y muncipales de este año y en las legislativas y presidenciales de 2011. También los perjudicará la imágen de desunión interna que han proyectado al menos desde el último conclave partidario. La idea de un partido estructurado va quedando para la referencia histórica.
En el 2010 y en el 2011 el APRA tendrá que remar solo, sin esa locomotora electoral que ha sido Alan García desde su retorno a la arena política. Pese a los desaciertos del propio García, lo que más le convenía al APRA en los próximos comicios era hacer campaña bajo el liderazgo del presidente, defendiendo su gestión como jefe de Estado. Sin embargo, como ha señalado Mirko Lauer ayer en La República, tras la suma de escándalos a García le va a convenir distanciarse lo más posible de su partido para que su propia imágen no se vea perjudicada. Ausente García, el votante va a enfocarse en la gestión partidaria y lo que van a ver no les va a gustar.
Ignazio De Ferrari
Fuente de la imágen: http://misoginia-y-racismo.info