La amnistía que condena

¿Amnistía a los militares procesados por crímenes contra los derechos humanos? No. El artículo explora las razones por las cuales la amnistía sería nociva.

En la última semana la cuestión de cómo enfrentar al terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA ha vuelto a estar en el centro de la atención pública. Las arremetidas de la organización que dirigiera Abimael Guzmán han dado la voz de alerta. El candidato presidencial del APRA, Alan García, propuso un frente de todos los grupos políticos contra el terrorismo. Pero sin duda, la propuesta que mas polémica ha creado es la del congresista del FIM y presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, Luis Iberico, quien presentó un proyecto de ley para amnistiar a todos los militares que, durante la guerra interna de las décadas del ochenta y noventa, cometieron violaciones contra los derechos humanos.

El proyecto de ley de Iberico fue inmediatamente respaldado por algunos sectores conservadores. El candidato a la vicepresidencia por Unidad Nacional (UN), Arturo Woodman, fue uno de los primeros en apoyar públicamente la medida. La misma Lourdes Flores se mostró ambigua e incluso algunos sectores del APRA no ocultaron su simpatía con la propuesta de sus enemigos políticos del FIM. Por otro lado, desde posiciones mas progresistas, la candidata presidencial del PDS, Susana Villarán y la Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, se mostraron en desacuerdo.

En la actualidad, según la Defensoría del Pueblo, son 348 los militares procesados en el Poder Judicial a raíz del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). A la luz de los hechos ocurridos en las décadas pasadas, la amnistía a los militares que violaron los derechos humanos no se sustenta bajo ningún punto de vista.

La consolidación de la democracia en el Perú esta sujeta al respeto del concepto de ciudadanía. Este último está estrechamente ligado con el reconocimiento de la verdadera igualdad ante la ley para todos los miembros de la sociedad. En ese sentido, la amnistía planteada por Iberico hace todo lo contrario, ya que genera dos clases de peruanos para los que la ley se aplica de diferente manera. Se trata pues de una discriminación infringida por el estado hacia sus propios integrantes. A eso se suma el hecho de que las violaciones contra los derechos humanos cometidas por las FFAA se dieron contra los más pobres y excluídos, muchas veces indocumentados, para quienes era y sigue siendo imposible reclamar justicia.

La amnistía tampoco favorece a las FFAA, puesto que atenta contra el proceso de modernización y democratización en el que se encuentran. Qué irónico y contradictorio sería que el mismo Congreso que les otorgo el voto les diera luego la amnistía. Lo primero está dirigido a darle plenos derechos y lo segundo se los quita. Por lo demás, una medida de este tipo responde a actitudes paternalistas ya que impide que quien comete un delito sea enjuiciado y responda ante la sociedad por sus propios actos.

El problema de fondo sigue siendo la forma en que la sociedad en su conjunto se enfrenta a la amenaza de la subversión política. Un estado que da este tipo de amnistía solo contempla una salida militar al problema. Y eso, una vez más, significa impedirle a los ciudadanos escoger por voluntad propia la opción de la democracia. Un partido que se considera democrático y presenta un proyecto de ley de amnistía renuncia en la practica a desempeñar su principal actividad: hacer política. La posibilidad de enfrentar al terrorismo desde el campo político-ideológico se pierde completamente.

Finalmente, la amnistía es síntoma de una sociedad que vive infundada en el miedo. La sociedad que no se enfrenta a sus errores pasados y prefiere el borrón y cuenta nueva está condenada a repetir esos errores. Y el borrón y cuenta nueva impide además la reconciliación, tan necesaria en un país en el que las grandes mayorías han vivido en un estado de postración.

Ignazio De Ferrari

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