La aparición de la familia Humala en la escena política ha puesto en la agenda un concepto ideológico que se tenía prácticamente olvidado en el Perú: el nacionalismo. ¿Qué existe detrás de esa ideología? ¿Cuál ha sido su recorrido histórico? ¿Qué propone la ideología de los Humala?

En términos descriptivos, el nacionalismo envuelve aquellas ideas y anhelos centrados en la afirmación de metas nacionales y en especial la construcción y mantenimiento en el tiempo de un estado-nación. Por el contrario, visto desde una posición crítica y distanciada, el nacionalismo puede ser entendido como las aspiraciones militantes, por lo general intolerantes, para las cuales el valor máximo es el honor y el poder de la propia nación.

Históricamente, la nación se gesta en la época en que la justificación tradicional del gobierno feudal, absolutista y religioso empieza a perder legitimidad y es reemplazado por concepciones mundanas acerca de cómo debe estar organizado el estado unitario. Es así que en el siglo XIX surgen los nacionalismos en las principales potencias europeas, ya sea en el proceso de la formación del estado (Italia, Alemania) o en estados ya consolidados como Francia o Inglaterra.

El nacionalismo en su expresión más intolerante llegó a su punto máximo con el nacionalsocialismo alemán. El proyecto racista de Hitler condujo a Europa a la Segunda Guerra Mundial y al aniquilamiento de seis millones de judíos.

La Nación como voluntad o como naturaleza

Para comprender el nacionalismo hay que partir de un entendimiento del significado de la nación. En ese sentido, una distinción útil es aquella entre la concepción voluntarista y naturalista de la nación. La primera se encuentra en el centro de la definición del filósofo francés de finales del siglo XIX, Ernest Renan, cuando dice que la nación es un “plebiscito cotidiano”.

Para Renan la nación se basa en el deseo de sus individuos de vivir juntos. Si bien ese deseo se sostiene en el pasado en la noción de un legado común dejado por las generaciones anteriores, en el presente se justifica en la voluntad solidaria de sus integrantes de mantenerse en comunidad.

Por el contrario, como señalaba el filósofo español Manuel García Morente en 1938,

“las teorías naturalistas son aquellas que consideran que la esencia de la nación consiste en una cosa natural; por ejemplo, la sangre, la raza, o un determinado territorio de fronteras bien definidas geográficamente, o el cuerpo material de un idioma, un montón de vocablos”. En ese sentido, para los nacionalistas vascos, su identidad se basaba en la trilogía “lengua-raza-nación”.

La concepción voluntarista de la nación es más positiva que la naturalista en la medida en que es menos discriminatoria y no descarta la posibilidad de elegir con cuál uno se identifica. Por el contrario, la concepción naturalista permite explicar las divisiones y los conflictos que se han producido debido a cuestiones nacionales.

El Nacionalismo de los Humala

El nacionalismo a la Humala puede ser fácilmente encuadrado como de tipo naturalista. El padre ideológico y biológico de Ollanta y Antauro, Isaac Humala considera que la raza cobriza debe llegar al poder para reivindicar a los marginados.

La especie humana tiene cuatro razas, de las cuales una está prácticamente apartada, la blanca domina el mundo, la amarilla tiene dos potencias, China y Japón, y la negra pese a no estar tan bien como las dos anteriores al menos domina su continente. En cambio, la cobriza no gobierna en ningún lado. Nosotros pensamos hacer eso, parece algo imposible pero somos utópicos en ese sentido, tenemos esperanza en momentos en que esta ya se ha perdido, eso es lo que nos diferencia.

El discurso de los Humala es discriminatorio y racista en la medida en que plantea relaciones de poder jerárquicas, en las que una raza gobierna sobre otra. En ese sentido, no se plantea el desarrollo integral de todos los ciudadanos del Perú, si no el de aquellos que cumplen con ciertas condiciones raciales. Para el patriarca de los Humala, “cobrizos son los indios; pero además son los cholos, que son cobrizo con blanco; los zambos, con negro; y los injertos, con amarillo”. En resumen, se busca marginar a aquellos cuyos antepasados son puramente europeos.

Por otro lado el ideólogo del etnocacerismo no parece creer en la democracia representativa y plantea, en cambio, una estructura de gobierno determinista, en la que la pertenencia a un grupo racial defina las relaciones de poder. “Los blancos son el 3% de la población, por tanto, en un gobierno verdaderamente justo participarían en el 3% del poder, de la economía, de todo”. ¿Qué sucede entonces con quienes pese a ser de raza cobriza prefieren votar por un candidato de raza blanca? Isaac Humala parece cometer el mismo error que Karl Marx cuando definía el concepto de clase como aquellos grupos que se encontraban objetivamente en las mismas relaciones de producción. ¿Acaso el simple hecho de ser un trabajador y ganar como tal lo obligaba a ser partícipe de la revolución?

El candidato Ollanta Humala aún no ha tomado distancia de las posiciones radicales de su padre y de su hermano. En las últimas semanas han salido a la luz informes del Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) que señalan que la familia sigue ejerciendo una gran influencia sobre él. Dentro del programa de Isaac y Antauro está recuperar los territorios perdidos de Tarapacá y Arica o fusilar a los políticos que malgasten el dinero del fisco.

Ignazio De Ferrari