Entre el reclamo y la insubordinación

Un suboficial de la Policía Nacional llamado Edward Casas encabeza una protesta dentro de la institución en defensa de un bono extraordinario y ha llamado a una huelga policial para abril.

La protesta es justa: los salarios son bajos, el sistema remunerativo es malísimo y la Caja de Pensiones Militar Policial (entidad que desde 1974 administra las pensiones de militares y policiales, convertida en la alcancía de Vladimiro Montesinos durante la década de 1990) está quebrada. Pero ese bono que aprobó la Comisión Permanente del Congreso, a iniciativa del congresista del APRA Luis Negreiros Criado (enemigo de concesiones portuarias y agitador del sindicato de trabajadores de los puertos), sólo es demagogia de políticos en época preelectoral y nada resuelve.

Sin embargo, Casas se ha expuesto a sanciones disciplinarias por encabezar una protesta policial en un país donde policías no gozan de los derechos a huelga y sindicalización. En las “huelgas policiales” de 1987 y 2003, los policías-líderes de la protesta aparecían ante la prensa encapuchados y sin identificarse. Eso no ha ocurrido con Casas, quien una y otra vez ha dado declaraciones públicas identificado.

En CPN Radio, el periodista Víctor Andrés Ponce se ha dado cuenta del peligro: Casas está violando el principio constitucional de no-deliberancia y subordinación al poder civil en la Policía Nacional, incentivado por periodistas tontos con sus reportajes adulones. Además, el interés político es evidente por el respaldo de varios congresistas nacionalistas (que fueron por lana al Tribunal Constitucional para tirarse abajo el Tratado de Libre Comercio con Chile y salieron trasquilados), la Asociación Pro-Derechos Humanos (APRODEH) y un sospechoso individuo que pidió asilo político en Venezuela para Casas.

Cuidado, el 22 de noviembre de 2000 el entonces comandante Ollanta Humala, su hermano Antauro y algunos reservistas estaban sublevados cuando Valentín Paniagua asumió el poder y no entregaron las armas hasta que el Congreso de Transición aprobó por mayoría una amnistía política, meses después, para los opositores a la dictadura de Alberto Fujimori desde el 05 de abril de 1992 (día del golpe de estado) hasta la asunción de Paniagua.

Permanecer alzados en armas contra el Gobierno de Transición, nacido al amparo del orden constitucional, hubiera enviado a los Humala a la cárcel, pero la generosidad de los “demócratas” los limpió de polvo y paja. La democracia renació con el mal precedente de insubordinación y rebeldía, que se haría notorio con la asonada de 2005 en Andahuaylas, que lideró Antauro, y los deseos expresos de Ollanta desde 2006 por implantar una autocracia de tipo venezolana en el Perú.

Nota aparte: Reprochar al Presidente de la República que el Estado pretenda ayudar a Haití, el país más pobre de América Latina y devastado por un reciente terremoto, sólo porque en el Perú también hay pobreza es muy mezquino. ¿Cuándo los peruanos sufrimos por un desastre natural debemos recibir ayuda, pero cuando otros lo sufren “que les parta un rayo”?

Por Gian Carlo Orbezo Salas

Imagen tomada de: chaosoflive.blogspot.com