El proyecto y el discurso igualitarista

Una de las utopías de la política peruana ha sido el intento de establecer un proyecto igualitarista. Una infinidad de gobernantes y aspirantes al poder lo han intentado, en especial desde comienzos del siglo XX. Sin embargo, el fracaso de los proyectos igualitaristas ha sido rotundo, tanto para el conservadurismo como para el marxismo y para los proyectos personalistas. Una aproximación.

El pensamiento conservador ha estado a menudo relacionado con una concepción negativa del ser humano. El problema es el hombre en sí, en quien no se puede confiar con facilidad y cuya evolución a lo largo de la historia no refleja mayor progreso alguno. Por esa razón, es tan necesaria la autoridad. Sin ella, las personas quedan expuestas a la corrupción y el libertinaje. En ese sentido, la idea de igualitarismo es comprendida de manera vertical y paternalista. El estado (personificado en otros tiempos por un rey o un señor feudal) es el encargado de llevar el bienestar a sus subalternos a través de políticas asistencialistas.

Para el marxismo, la noción de justicia está necesariamente asociada con la consecución de una igualdad material. A diferencia del liberalismo, para esta corriente del pensamiento político la idea de una mera igualdad ante la ley no es suficiente. Para lograr esa igualdad material es necesario corregir la desigualdad en la distribución de la riqueza que sólo se puede lograr en la medida en que los medios de producción pasen a manos de los trabajadores. El problema, sin embargo, es que al rechazar el acceso a la propiedad privada, se sacrifica la libertad del ser humano.

Pachacútec y todas las sangres

Hagamos ahora un salto en la historia desde los orígenes del pensamiento conservador y marxista hasta hoy, el Perú de comienzos del siglo XXI. Como presidente tenemos en la actualidad a Alejandro Toledo, cuya victoria electoral en 2001 se debió, en gran medida, a la elaboración y eficaz uso de un discurso igualitarista. Éste se sustentaba en la idea del gobierno de todas las sangres, metáfora utilizada para referirse al hecho de que su administración incluiría a todos los grupos sociales y no discriminaría a nadie por motivo alguno.

La idea de la sangre o la raza ha estado presente en todas aquellas corrientes nacionalistas que conciben la nación en términos naturalistas. Es así que para los nacionalistas vascos de finales del siglo XIX, su identidad se sustentaba en la trilogía lengua-raza-nación. Lo naturalista consistía en que a la nación se llegaba solamente por nacimiento, por ser hijo de la raza vasca.

Toledo, en vez, de utilizar la sangre como característica de distinción, apela al sentimiento contrario y hace un llamado a todas las sangres en vez de a la sangre o a la raza. A su vez, Toledo utiliza una segunda metáfora, la de Pachacútec. Toledo apela a la memoria histórica oficial para ser identificado como un líder casi mesiánico.

Los límites del proyecto igualitarista

Tenemos entonces que tanto el marxismo como el conservadurismo han fracasado, desde el campo ideológico, en la elaboración de un proyecto igualitarista. Igualmente, entre los proyectos personalistas, pocos han sido eficaces en el mediano plazo. El ejemplo perfecto parece ser Alejandro Toledo.

Sin embargo, el proyecto igualitarista se enfrenta a un problema fundamental mucho mayor, que escapa al terreno ideológico y a las cualidades de un líder determinado. Es un problema inherente a la acción política. ¿En qué medida es posible consolidar un proyecto en el que se puedan ver representados la gran mayoría de los que integran una sociedad?

De acuerdo con la teoría del sistema de David Easton, podemos entender el sistema político como un proceso continuo. Por el lado de los inputs, los ciudadanos ejercen demandas que el sistema político procesa a través de organizaciones intermedias como los partidos políticos o los sindicatos (gatekeepers). Para responder a esas demandas el sistema político, el estado, elabora políticas o toma decisiones (outputs). Esas políticas son apoyadas o rechazadas por los ciudadanos, que a su vez vuelven a ejercer demandas al sistema político. De esa manera el proceso vuelve a comenzar.

El problema inherente a la acción política es que ésta se basa en la representación de intereses, pero sólo de algunos de ellos. Los seres humanos, las organizaciones políticas tienen una ideología determinada, una cierta manera de ver el mundo. Puesto en términos de Easton, el sistema político no puede dar prioridad a todos los intereses de la sociedad. Más aún si tenemos en cuenta que quienes controlan el aparato de gobierno, los gatekeepers, representan por lo general a ciertos sectores sociales. Se producen entonces trade-offs, para favorecer ciertas políticas se sacrifican otras.

Ahora bien, si nos alejamos de la idea de establecer un proyecto igualitarista, vemos que el problema de la imposibilidad de procesar todos los intereses puede reducirse con la alternancia política. En ese sentido el estado ideal sería un sistema bipartidista en el que la izquierda y la derecha se alternen en el poder.

Un punto intermedio: el discurso igualitarista

Si la suposición según la cual crear un proyecto igualitarista es irrealizable es correcta, se hace indispensable encontrar un camino intermedio. La razón es muy simple: para que un gobierno pueda cumplir su tarea de manera adecuada necesita el apoyo o, al menos la no oposición, de los diferentes grupos sociales, en especial de los más influyentes.

Aquí es donde el discurso político vuelve a ser relevante. Los discursos políticos bien logrados permiten establecer lazos simbólicos entre los aspirantes al poder y los votantes. Como hemos visto, el discurso igualitarista de Toledo fue eficaz en ese sentido. La gran virtud de un buen discurso igualitarista es que permite reducir los conflictos que se producen por la imposibilidad de solucionar las demandas de todos los sectores sociales. Se crea entonces la percepción de que se está respondiendo a los intereses de todos. Si el proyecto se centra en la acción, el discurso se sitúa en la esfera de lo psicológico.

Un buen punto de partida para un discurso igualitarista sería la defensa de la verdadera igualdad ante la ley. Ante ésta idea, piedra angular del pensamiento liberal, no podría oponerse nadie. Si bien todas las Cartas Magnas del mundo defienden ese principio, en el caso de un país como el Perú, en el que la realidad desconoce el orden constitucional, sería interesante ver cómo esa idea se convierte en la base de un discurso político. Si bien el de la igualdad ante la ley es un tema que se repite en boca de los políticos con cierta periodicidad, raramente es defendido sistemáticamente.

Para concluir es necesario hacer una aclaración. Un buen discurso igualitarista puede ayudar a un gobierno eficiente a implementar sus políticas con mayor facilidad, en la medida en que reciben el apoyo de la población. Por el contrario, a un gobierno ineficiente no hay discurso que lo salve. No a largo plazo.

Ignazio De Ferrari

9 thoughts on “El proyecto y el discurso igualitarista

  1. Interesante lo que planteas sobre el discurso igualitarista. La historia de las vinculaciones políticas con este fin (o con sus respectivas ideologías :comunismo, socialismo e incluso el liberalismo) se marca por los intereses de un grupo en un determinado contexto histórico. La izquierda empieza con el discurso de igualdad en los años 20 del siglo pasado. La nociones de igualdad no eran inherentes a sus propuestas políticas pues suponía de antemano la lucha de clases, resuelta con la utopía comunista, la cual Marx designó como tal. Por otro lado, el liberalismo, con sus respectivas constituciones de fines del siglo XVIII, marca una pauta política de igualdad. Como bien dices, la igualdad en derechos y deberes era la premisa máxima de las propuestas; el voto y la calidad de ciudadano de un Estado y una Nación eran el sustento material de esta premisa. Sin embargo, la constante contradicción de un sistema político que considera a los ciudadanos como iguales y un esquema económico que fomenta las desigualdades han producido que el sistema democrático (por lo menos como se entiende a partir de la Segunda Guerra) mantenga un doble discurso que se sitúa entre la igualdad y la competencia. ¿Cómo logra romper aquella barrera para que discursos igualitaros sean víables o, en su defecto, para encontrar una alternativa? Tanto los discursos de izquierda y de derecha han proclamado igualdad, cada uno dentro de sus respectivos imaginarios ideológicos. Sin embargo, la libertad, valor fundamental del Estado moderno y de cualqier regimen que se considere como democrático entra en peligro por ambos lados. Por el Comunismo, por la imposibilidad de ejercer plenamente derechos de propiedad y de acciones particulares que buscan el autoplacer: el caso del consumo libre. Por el liberlalismo, por la imposibilidad de ejercer realmente las mismas oportunidades para “salir adelante” desde un modelo que planeta igualdad, pero también fomenta desigualdades. ¿La salida? Por ahora, se sigue buscando. Tal vez, es mejor empezar con la discusión entre igualdad y libertad (irónico, pues son los valores occidentales por excelencia) y lograr tal vez un justo medio aristotélico o algún consenso discursivo habermassiano.

  2. Saludos

    Un buen artículo, demasiado desde el prisma liberal, pero normal por otro lado.

    Ciertamente es difícil mantener un equilibrio entre los distintos intereses, saber a cual dar prioridad, en cual gastar los recursos limitados que se tienen (siempre se nos olvida que los recursos de los gobiernos son bastante limitados, y que el buen gobierno suele ser, al menos objetivamente, el buen gasto), sin permitir que nadie quede fuera del sistema, o que ningún grupo sea marginado o no tomado en cuenta…

    Me ha hecho gracia lo de “En ese sentido el estado ideal sería un sistema bipartidista en el que la izquierda y la derecha se alternen en el poder.”, un amigo, como anécdota nomás, decía que lo ideal sería 8 años de gobierno de izquierda, seguido, obligatoriamente, por 8 de derecha (unos ahorran y los otros gastan en nosotros, decía), supongo que un sistema así, al ser cíclico, crearía unos mínimos que ninguno de los dos movimientos podría despegarse, la cobardía política sería el resultado, y eso no me parece ideal.

    No me parece correcto decir que un discurso igualitarista crea una conciencia que engloba a todos los grupos sociales, nada más lejos de la realidad, muchas clases (por tanto, grupos sociales) se sienten atacadas o limitadas, según la intensidad o dirección del discurso.

    Por otra parte (diablos, comentar en pocas palabras una entrada como esta es verdaderamente difícil, por lo pronto, el presente comentario NO tiene pocas palabras), la igualdad de ante la Ley mal entendida impide la “discriminación positiva” o, simplemente, que se llegue a la igualdad de trato para supuestos iguales y la diferencia de trato para supuestos diferentes (en esto se basa la llamada “discriminación positiva”, a fin de cuentas), aunque aparentemente sean iguales.

    Y ya para terminar, acá entran en juego dos conceptos bastante peralelos, el de libertad y el de Igualdad, está claro que según se piense o se conciba el mundo de una forma u otra, los pesos de cada una y el contenido de las mismas es distinto, por ejemplo, para un Anarquista la porpiedad privada es una limitación de la libertad (no me refiero a los anarco-capitalistas -término que me sigue pareciendo una contradictio in terminis-, por supuesto), y sin igualdad no hay libertad posible, cuestión que no compartirá para nada un Liberal, que parte de la Propiedad como un derecho para la libertad.

    Hasta Luego ;)

  3. Gracias por los buenísimos comentarios.
    Jomra, una aclaración y una duda. Primero la aclaración. El estado ideal bipartidista se da en una sociedad en la que la línea de conflicto (clivaje) esencial y casi exclusiva es la de clase, lo que se conoce como el conflicto entre el capital y el trabajo (en términos marxistas). Cuando tenemos una sociedad con esas características lo ideal, en términos de representación, es la alternancia entre la izquierda y la derecha. Creo que en el caso peruano, imponer un sistema bipartidista, por ejemplo a través de reformas en el sistema electoral, sería sumamente nocivo. Dejaríamos sin representación a muchos.

    Ahora la duda: no me queda claro lo de discriminación positiva. Quiénes serían los “supuestos diferentes”?

    Saludos

  4. Saludos

    Intento responder a la duda (y perdone por el tiempo pasado entre su mensaje y mi respuesta): La discriminación positiva, planteada en sociedades no ideales (claro), responde a intentar corregir situaciones discriminatorias, sean estas producidas socialmente o por la ley (o ambas cosas), un buen ejemplo son los cupos para trabajadores Minusválidos (ya sean insentivados mediante subvenciones o directamente obligados en ciertas rúbricas en empresas públicas), está claro que para un minusválido, hoy por hoy, es más difícil conseguir empleo.

    Otro ejemplo es la incorporación de la mujer al mundo laboral, un poco de lo mismo.

    O los cupos para extranjeros/personas de otras razas o religiones, en las Universidades (me parece que así es como comenzó esto de la discriminación positiva, pero ya tengo algunas clases demasiado lejanas), ante una situación de discriminación “de hecho”, sabiendo el coste que supondría que cada persona que se sienta discriminada vaya a los tribunales y tenga que PROBAR esa discriminación (nada fácil), máxime en casos en que es la universidad quien “escoge” (que no esté totalmente tasada la forma de ingreso, bastante habitual por otro lado), se le impone un mínimo, y ya, por lo menos, se abre la puerta a la incorporación de un grupo de personas a una faceta educativa que tenía restringida.

    Un minusválido y un no-minisválido en un discurso estrictamente igualitarista ante la ley no permitiría una discriminación de “cupos” en favor del minusválido, aduciendo que si los dos pueden desempeñar el mismo trabajo no hay por qué dar una ventaja a uno, o que si hay discriminación se debe ir a los tribunales para que estos resuelvan (esto, como dije, es extremadamente costozo), pero claro, se parte de una situación en la práctica distinta, en que la administración o los empresarios preferirán al “no-minusválido” en muchas ocasiones (tal vez por desinformación, tal vez por comodidad al no tener las instalaciones preparadas, o por lo que sea).

    Creo que no me he explicado demasiado bien, pero creo que se coge la idea que quería dar.

    Hasta Luego ;)

  5. amigos soy un joven que estoy postulando a una regiduria en estas contiendas electorales, he sido elegido por poto popular en caballo cocha, se formo una unificacion para poder ganarles a los hermanos isralitas que estan gobernando.
    yo soy un joven que me inicie en la politica este año por el problema que estos señore de esta septa religiosa,esta abuzando de nuestro pobladores. y quiero dirogirme un buen discurso a mi pueblo.

  6. Bueno en primer lugar permitanme saludar a las personas que leen este mensaje …soy estudiante de sociologia de la Universidad Nacional de Cajamarca; no obstante quiero hacer una critica a las personas que escribieron estos textos.. dicen que no debe contener insultos? en todo caso con esto que les quiere decir a todas las personas que leen esto, que somos ignorantes?, que no sabemos respetar?, que simplemente nos dejamos llevar por el hecho? porque es un hecho .. hablamos de lo malo de lo que no se debe hacer; sin embargo lo hacemos?… tal ves no tomen en cuenta este comentario siempre que sean esas personas que muchos nos imaginamos… discriminacion! no debe existir pero existe .. ayudas porque crees sentirte mejor o porque quieres que otros vean tu acto… igualdad.. solo palabras.. Pero el hecho esta en que debemos dejar de decir esto y ponernos a trabajar por el Peru. escribanme

  7. La igualdad entre las sociedades y los seres humanos, jamás se va a dar en nuestra civilización cualquiera que sea la política que se quiera manejar: Izquierda o derecha. Todo lo demás es utópico.
    El mismo Cristo y la mayoría de religiones de la Humanidad, olvidaron de destacar la ambición y el egoísmo del hombre como las armas negativas más desarrolladas por todos los seres humanos causantes de todas las lacras humanas y especialmente sociales.
    Y mientras existan estas debilidades en el hombre, estaremos hablando de la ley de la selva tan irrelevante como la Ley de la selección natural o de estas mismas, aplicadas también a la política donde: “El más fuerte siempre gana y el más débil, siempre pierde” Sumados todas estas características con la ambición y el egoísmo natural, tenemos: Grupos de poder, Dominantes y dominados, Arribistas, coimeros, oportunistas en medio de mucha ignorancia no solo de peruanos sino de casi toda nuestra Civilización.
    ¿Cual es la solución para lograr la igualdad social? A mi parecer, perdemos tiempo todavía ensayando hermosos planteamientos mientras existan estas debilidades en el hombre. Lo que podríamos hacer mientras tanto, es incentivar, crear, cultivar, los valores éticos y filosóficos en todos los seres humanos empezando por nuestro País. Liberarnos del concepto cavernario armamentista, no imponer nuestra ambición y nuestro egoísmo a nadie si no quisiéramos que lo hagan con nosotros. Todas las lacras y todos los males humanos se dan solamente por estos dos aspectos.
    Para solucionar la delincuencia en el mundo por ejemplo, no es necesario, imponer drásticos castigos ni aumentar el control policial si los mismos policías, los mismos gobernantes, los mismos jueces etc. son los delincuentes. Una buena solución sería EVITAR que sigan saliendo nuevas promociones de delincuentes para vivir en paz y tranquilidad. Pero esto no se va a dar de la noche a la mañana. Tenemos que cultivar valores desde los cimientos. Por lo tanto empecemos por implementar programas curriculares desde la infancia. Cambiemos la mentalidad. Sembremos valores. Necesitamos hacer una revolución ideológica, un cambio de mentalidad. Primero eso.

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