Las cifras macroeconómicas indican que el Perú crece. Sin duda, hoy son menos los peruanos que viven en la pobreza que hace diez años, muchos más nuestros aliados comerciales y mayor la inversión extranjera. El gobierno espera mantener estas tendencias para lograr que el Perú deje de ser un país pobre. Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para hacer de este sueño realidad está siendo, erróneamente, dejado de lado, y si no se toma mayor acción pronto, uno de los enemigos más grandes de la región – el narcotráfico – podría acabar haciendo de nuestro progreso historia.
En los últimos años, la producción de hoja de coca se ha desarrollado casi libremente, expandiéndose el cultivo ilegal de la misma por el país e inevitablemente resultando en el escalamiento del problema hacia el potenciamiento del narcotráfico. Desde 1999 hasta el 2007 el área de cultivo ilegal de hoja de coca se ha incrementado en 15.000 nuevas hectáreas. El cultivo ha aumentado en 13 zonas del país, dejando de estar concentrado en el tradicional VRAE para potenciarse en territorios de Ucayali, Cusco, Puno, Pasco, Áncash, Amazonas, Cajamarca, Loreto y La Libertad. De todas estas regiones, el experto en narcrotráfico Jaime Antezena explica en su estudio “El nuevo rostro del narcotráfico en el Perú” que unicamente tres realizan tareas de erradicación (Huánuco, San Martín y Ucayali).
Mientras nuestro vecino país del norte, Colombia, víctima por muchos años de las devastadoras consecuencias del narcotrafico, redujo en 18% la superficie de cocales en el 2008; el cultivo salta al Perú dónde sin menor resistencia la extensión de los cultivos de coca crece anualmente de cuatro a cinco por ciento.
Como era de esperarse, más hoja de coca ha resultado en más producción de cocaína, más tráfico de la misma y mucho más dinero a su alrededor. Más del 93% de la coca que se produce en el Perú se destina al narcotráfico, y en muchas de las cuencas cocaleras prácticamente la totalidad de la producción es destinada a ese propósito. Según explica Antezema, el Perú ha sufrido el cruel destino de pasar de ser un país productor de pasta básica de cocaína, a uno productor y además exportador de cocaína. Esto significa que el narcotráfico ha crecido a niveles alarmantes y avanza a un paso difícil de contener.
Las cifras son verdaderamente alarmantes, tan impresionantes que sorprende escuchar que se está haciendo tan poco al respecto. Según datos de este año, el ingreso anual del narcotráfico por la comercialización de la cocaína que sale del país asciende a unos 22.000 millones de dólares, cifra que representa el 17 por ciento del PIB nacional. Según el Ministerio de Economía y Finanzas de Perú, esta cifra no solo representa el 17% del Producto Interior Bruto (PIB), calculado en 127.000 millones de dólares al 2008, sino que, además, supera lo que obtiene cualquier sector productivo del país, donde la manufactura y el comercio aportan el 16 y 15%, respectivamente.
El negocio seguro recae en que mientras la cocaína se vende en Lima a 1.500 dólares el kilogramo, en Nueva York un solo gramo de esta droga cuesta por lo menos 100 dólares y en Europa esta misma cantidad se vende a 172 dólares (120 euros). Del total de la droga producida en Perú, el 60 por ciento de la cocaína se exporta a Estados Unidos y Europa; el 35 por ciento a Asia, y el resto a varios países de Latinoamérica.
Lo más alarmanete de la realidad del Perú hoy en día es que si las cosas siguen por el mimso camino, nuestro destino no es tan dificil de preveer: países como Colombia y México han pasado y están viviendo las resagas de violencia, corrupción y devastación que trae el narcotráfico a un Estado. Los cárteles mexicanos, que en esta década han desplazado a los colombianos, han tomado el control del mercado imponiendo sus prácticas como el sicariato y el incremento del tráfico de armas. Esta influencia se empieza a sentir en el Perú también.
La producción y exportación de cocaína ha dado paso, según algunos, a la creación de un “cártel peruano”. El narcotrafico empieza también a infliltrar la política, sobornando políticos y financiando campañas. Más pronto que tarde, el narcotráfico, considerando la cantidad de dinero que mueve, podría infiltrarse en todos los sectores públicos y privados que rigen la vida del Estado. Las consecuencias de esto, de más está decirlo, serán nefastas para todos los peruanos.
Los esfuerzos del gobierno peruanos por controlar la producción de hoja de coca, implementar programas efectivos de cultivos alternativos, incautar la cocaína lista para dejar el pais, destruir laboratorios de producción de drogras, entre otras medidas, son mucho menores de lo que hoy se requiere para frenar el problema. Mientras que, entre los años 2003 y 2008, en Colombia se invirtió 1,000 millones de dólares en el combate contra el narcotráfico, en nuestro no se ha llegado ni a 350 millones de dólares.
Los tratados de libre comercio, la reducción de la pobreza y el incremento de la inversión extranjera dependen todos de que el gobierno pueda proveer seguridad en el pais y para eso, hacerle frente al narcotráfico no es una opción si no una necesidad inaplazable.
Mariana Costa
Fuentes:
http://peru21.pe/noticia/331924/peru-primer-exportador-cocaina-mundo
http://www.rpp.com.pe/2009-08-05-narcotrafico-en-peru-crece-y-vende-droga-por-us$22-000-millones-informan-noticia_199218.html
http://www.larepublica.pe/politica/17/08/2009/peru-primer-productor-de-coca-el-2011
Imagen:
http://www.adn.es/clipping/ADNIMA20090405_3269/3.jpg