Crónica Semanal (1 al 7 de noviembre)

El primero de noviembre, el diario El Comercio publicó una investigación según la cual la congresista nacionalista Elsa Malpartida fue un mando logístico de Sendero Luminoso en la zona de Tingo María entre 1989 y 1994. Malpartida rechazó las imputaciones diciendo que ella había sido obligada a colaborar con Sendero Luminoso. Ollanta Humala, líder del Partido Nacionalista, no estaba al tanto del pasado de Malpartida, pero le brindó su respaldo.

La investigación de El Comercio sostiene que Malpartida sirvió al terrorista de seudónimo “Artemio” desde el caserío de El Milagro, a 25 kilómetros de la ciudad de Tingo María. Allí, Malpartida vivía del cultivo de hojas de coca. Cuando Malpartida se unió a Sendero, en febrero de 1989, Artemio ya era jefe de Sendero en el Alto Huallaga, zona crucial para las operaciones de Sendero:

Por aquel entonces, esa facción subversiva, que contaba su número de combatientes y de armas de fuego por centenares, se había convertido en la “caja chica” de Abimael Guzmán debido a sus estrechos nexos con el narcotráfico, y extendía sus tentáculos desde Tocache hasta Tingo María y Huánuco, pasando por Aguaytía y Pucallpa. Fue en ese contexto que un senderista conocido con el apelativo de “David”, mando político del caserío El Milagro, eligió y nombró a Elsa Malpartida como la encargada logística de la zona antes mencionada. Ya en las filas de la organización, según la documentación obtenida, Malpartida realizó trabajos de adoctrinamiento, labores comunales y reuniones de coordinación con los mandos políticos y militares del lugar. Hasta ahora se desconoce si participó en atentados contra las fuerzas del orden, aunque era común que los encargados logísticos asumieran funciones de combatientes ante la ausencia o el fallecimiento del inmediato superior (fuente: El Comercio).

Elsa Malpartida se mantuvo en las filas de Sendero hasta 1994, dos años después de la captura del líder senderista Abimael Guzmán. Ese año, Malpartida se habría acogido a la Ley de Arrepentimiento promulgada por el gobierno de Alberto Fujimori. Mediante esta ley, los integrantes de Sendero Luminoso podían recibir beneficios penales a cambio de desertar y proveer información de utilidad para la lucha antisubversiva. Los beneficios consistían en la reducción o la exoneración de la pena (fuente: El Comercio). Elsa Malpartida se habría beneficiado de lo último.

La congresista misma no ha negado haber pertenecido a Sendero durante estos cinco años, pero sostiene que fue obligada a colaborar con Sendero Luminoso y que, si bien firmó un documento oficial con el fin de distanciarse de Sendero Luminoso, nunca se acogió a la Ley de Arrepentimiento:

No firmamos porque fuésemos terroristas arrepentidos, sino porque como campesinos queríamos colaborar en la pacificación y no solo firmé yo, sino todos los que pertenecíamos al caserío El Milagro (fuente: Perú21).

La reacción del gobierno ha sido bastante cautelosa y hasta favorable hacia Malpartida. El Primer Ministro Javier Velásquez Quesquén pidió respetar la investidura parlamentaria de Malpartida. Afirmó, además, que la deuda de Malpartida con la sociedad estaba saldada con su arrepentimiento. Hasta Rafael Rey, Ministro de Defensa y representante de la derecha religiosa, sostuvo que Malpartida tiene el derecho de empezar una vida nueva.

Tanta benevolencia no deja de sorprender. Una de las preguntas que queda en el aire es aquella sobre el papel actual de Malpartida. No es un secreto que la dirigente cocalera usa su curul parlamentaria para dedicarse de lleno a la defensa de los intereses de los cocaleros en el Alto Huallaga.

Lo que más preocupa, sin embargo, es la retórica incendiaria y violentista de Malpartida. En un documental alemán realizado por Marcel Kolvenbach en el año 2008, se aprecia a Elsa Malpartida en un encuentro con cocaleros en el Alto Huallaga. Estos le piden comentar la noticia, recogida por un diario local, de la quema de dos automóviles de DEVIDA (el organismo estatal encargado de la lucha antidrogas) por parte de cocaleros. En respuesta directa a esta noticia, y con el diario en manos, Malpartida no duda en apoyar la protesta violenta con argumentos poco convincentes:

Tenemos derecho a la insurgencia. ¿Qué es la insurgencia? […] Nos están atropellando, están violando a nuestras hijas, están matando a nuestra gente. […] No podemos seguir con las manos cruzadas. La misma Constitución avala el derecho al levantamiento, de decir basta ya. […] No hay por qué tener miedo.

El documental ha sido subido al portal Youtube. Las declaraciones de Malpartida se ven en la tercera parte del documental, a partir del sexto minuto (presione aquí para ver el video).

Actitudes como esta muestran que, más allá del pasado de Elsa Malpartida, es el presente el que nos debe preocupar. En el Perú tenemos que aprender a tolerar el pluralismo propio de una democracia en la cual siempre existirán opiniones divergentes – a veces hasta radicalmente opuestas. Pero la democracia no puede funcionar sin el respeto por el orden institucional establecido por la Constitución. Se puede estar en desacuerdo con la política antidrogas del gobierno. Pero una cosa es la oposición democrática y pacífica y otra, muy distinta, la justificación de la violencia y el llamado a la insurgencia.

Por Bernd Krehoff

Enlace de interés: Mirko Lauer, Fernando Rospigliosi y Mirko Lauer discuten el tema en Llanta de Prensa (presione para acceder el video).

One thought on “Crónica Semanal (1 al 7 de noviembre)

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