Humala entre Mekler y la izquierda

El humalismo ha perdido a una de sus figuras más mediáticas. El último jueves el legislador Isaac Mekler presentó por segunda vez su renuncia al nacionalismo. Dos semanas antes, el congresista había denunciado un pacto entre nacionalistas y grupos de izquierda radical.

El hecho de que Humala no hubiera escuchado sus cuestionamientos lo obligaba a abandonar el partido que le había dado un lugar en la política. En su opinión el Partido Nacionalista había incurrido en transfuguismo político al buscar una alianza con grupos “que tienen que explicar (sobre) mucha sangre derramada en el Perú”. Ese no era el partido de izquierda progresista al que él había ingresado.

A Mekler el tema de la “radicalización” del Partido Nacionalista no es la primera vez que le quita el sueño. Ya en junio de 2006, antes de tomar posesión de su escaño, renunció al partido junto con el grupo liderado por Carlos Torres Caro. En esa ocasión fue también la política de alianzas del partido de Humala lo que lo obligó a renunciar. La “izquierdización” del partido era inaceptable. Sin embargo, a los pocos días volvió al partido y en una misiva al líder se declaró “arrepentido al dudar de tu liderazgo”. “El proyecto nacionalista eres tú”, decía la carta (fuente: El Comercio, 01/10/2009).

Los cínicos se preguntan qué ha pasado desde entonces. ¿Es que acaso Ollanta ya no es el proyecto nacionalista, como decía Mekler en junio de 2006? Hasta donde sabemos, el liderazgo de Humala no es cuestionado en sus filas, así que, por ese lado, el proyecto nacionalista sigue firme con Ollanta a la cabeza. El tema de la supuesta radicalización tiene, en vez, más matices, ya que el propio Humala se ha encargado de mandar mensajes contradictorios.

En los últimos meses Humala ha parecido empecinado en hacerle creer a Mario Vargas Llosa y, en definitiva, a la opinión pública que votar por él no es escoger entre el cáncer terminal y el sida, como expresara el escritor. Ha insistido en que, en materia económica, el nacionalismo que él representa no busca estatizar ninguna actividad económica así como tampoco busca hacer control de precios y de cambio. En lo político se ha distanciado de otros gobernantes de la región al señalar que no está detrás de la reelección presidencial.

Sin embargo, desde que aparecieron las primeras versiones sobre una posible alianza de izquierda con grupos de cuestionables credenciales democráticas, los deslindes del nacionalismo han sido tibios. Con excepción de algún pacto con un brazo político de Sendero Luminoso, los humalistas no han descartado alianzas con nadie. Dicen rechazar la violencia, pero no aclaran hasta donde llegaría su política de alianzas. ¿Patria Roja sí? ¿Patria Libre no? No queda claro. En todo caso, parece depender de a quién se le haga la pregunta en el partido.

En resumen, no queda claro hacia dónde apunta la estrategia humalista con miras al ciclo electoral 2010-2011. Humala parece encontrarse cada vez más atrapado entre dos frentes. A la derecha, el fujimorismo de Keiko amenaza robarle parte del voto rural serrano, mientras que a la izquierda alternativas como las del cura Arana o el propio general Donayre amenazan debilitarlo entre los votantes de protesta. La idea de la alianza de izquierda se entiende dentro de la lógica de proteger, a como dé lugar, el núcleo duro de electores. El problema es que esa alianza se acabaría formando con grupos cuyo capital electoral es casi nulo. En la última elección presidencial, los socialistas de Javier Diez Canseco y Patria Roja no legaron juntos ni al 1% de los votos. Por el contrario, es difícil imaginar que Humala logre captar a rivales de más peso electoral como Arana y Donayre.

El mayor costo de juntarse con la izquierda radical radica, sin embargo, en la pérdida casi definitiva del centro político. Cualquier intento de presentarse como un líder medianamente moderado en los últimos meses habría sido en vano, ya que sus rivales le recordarían constantemente el dudoso pasado de sus aliados de turno. Eso lo alejaría aún más del voto urbano medio, su talón de Aquiles en la última elección.

En términos de mera aritmética política, la partida de Mekler no es tan costosa para la bancada nacionalista. De 23 escaños pasan a contar con 22. Pero, si lo que está en juego es la estrategia electoral del partido para el próximo año y medio, estamos entonces ante una renuncia de dimensiones mucho más significativas. Si Humala ha escogido a la izquierda por sobre Mekler, ha optado, con seguridad, por el camino más incierto.

Ignazio De Ferrari

3 thoughts on “Humala entre Mekler y la izquierda

  1. Hola,

    Interesante reflexion, pero varias concatenaciones que faltan hacer…

    Primero De Ferrari, habla de que el humalismo se estaria aliando con algunos sectores de izquierda, para casi al finalizar su articulo señala “El mayor costo de juntarse con la izquierda radical radica, sin embargo, en la pérdida casi definitiva del centro político.”… en que momento se paso de “izquierda” a “izquierda radical” sin explicarlo? mejor dicho, Diez Canseco fue clasificado de izquierda radical, por asi decirlo sin explicar la razon. Creo que seria bueno explicar esta logica o mejor aun que es una izquierda radical…

    Espacios como estos si que son buenos, pero si no caen en lugares comunes de la prensa escrita o televisiva, justamente por eso se les busca,

    saludos,

    CZG

  2. Preocupa que los deslindes con los esperpentos políticos sean hechos por el vocero Tapia y los parlamentarios humalistas, antes que por el propio líder del partido. Ya tuvieron ese problema con el incómodo “apoyo” de Hugorila. Quizás sea un problema de miedo escénico o el consejo de algún publicista ante la poca capacidad oratoria del ex militar, ¡que lo de magister y doctor no le han despercudido aun de sus años en el cuartel es algo evidente!

    Además a Castañeda y otros políticos les funciona mejor el silencio mientras los demás hablan de él. Al fin y al cabo parece que nuestro electorado no aprecia el debate.

    En todo caso, decir que Humala o alguien toma una decisión teniendo en cuenta lo que Mekler pueda pensar o decir es absurdo. Si el nacionalismo opta por una izquierda moderada o radical no será “por sobre Mekler” como dice De Ferrari, si no por una mayor o menor conveniencia política que en ningún caso tiene que ver con lo que hagan los “piojos” que el Humalismo esparce por el congreso desde hace tiempo.

  3. Gracias por los comentarios y, en este caso, las críticas.

    En relación a lo señalado por CZG con respecto a la radicalidad de la alianza izquierdista, considero que la crítica es, hasta cierto punto, válida. A menudo se habla de la izquierda radical sin tener una idea más profunda del problema. Considero, ciertamente, que la propuesta electoral de Diez Canseco en 2006 no era autoritaria ni radical. Sin embargo, en el momento en que partidos como el Socialista y el Nacionalista, que dicen aspirar a continuar la democratización del país, contemplan la posibilidad de aliarse con grupos de cuestionables credenciales democráticas, pierden toda credibilidad.

    Cuando digo que Humala se debate entre Mekler y la izquierda no estoy afirmando que Humala vaya a tomar la decisión de moverse hacia el centro sólo teniendo en cuenta lo que diga Mekler. La renuncia de Mekler era solamente un escollo que tenía que resolver, pero el tema de dónde ubicarse en el espectro político va mucho más allá de Mekler.

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